lunes, 4 de septiembre de 2023
jueves, 31 de agosto de 2023
El viaje de Gila
Pues sí. Al final y aunque parezca imposible, nos hemos puesto al día en el blog con todos los viajes de este verano (son ya en total 75 periplos de duración diversa, tras el confinamiento). Después de muchos meses trajinando por ahí, este fin de semana descansamos, dado que comienzan las fiestas de Valladolid y no queremos perdernos los conciertos de Tanxugueiras, La La Love You y Nena Daconte. De todas formas y a partir del 1 de octubre, seremos libres, laboralmente hablando, por lo que se presenta un futuro prometedor y ambicioso, encaminado a nuevos viajes largos.
De momento, nos quedan casi un par de semanas de vacaciones y como no se nos ha ocurrido mejor cosa hemos pensado, que haremos una Euro 2.020 -que se celebró en unas cuantas ciudades diversas y distantes- o, para los que ya tienen una edad, un Gila. Es decir, ir de urbe en urbe, como almas en pena, sin saber casi, donde estas a cada rato.
Tenemos billetes desde Madrid, a Copenhague -donde ya estuvimos, en 2.005-, para el 9 de septiembre y por poco más de 30 euros. Por algo más de 15 y la jornada del 11, volaremos, a Kaunas, para visitar esta ciudad, Trakai y Vilnius ( en este último sitio recalamos hace 18 años).
A partir de aquí y sin boletos aéreos adquiridos, se abren tres alternativas, que mezclarían vuelos de Ryanair -como los dos anteriores citados - y de Wizzair.
1.- Kaunas - Goteburgo - Gdansk -ya estuvimos, en 1998- Bergen o Tronheim
2.- Kaunas - Rodas - Santorini
3.- Kaunas - Goteburgo -Santorini
Aún, nos quedarían tres o cuatro días para volver, a Madrid, pero nuestro paradero para entonces, es todavía un inquietante misterio.
En todos los casos, hemos descartado Oslo, que fue candidata en su momento, porque sus aeropuertos están muy alejados de la ciudad y el transporte es largo y muy caro.
Dormiremos, casi a partes iguales, entre aeropuertos y hoteles.
Entre los inconvenientes, que lleguemos a manejar hasta cinco divisas diferentes en tan escaso periodo de tiempo.
miércoles, 30 de agosto de 2023
Inspecciones a los viajeros recurrentes de media distancia
Dentro de tan solo un día comienza septiembre y se cumplirá un año, desde que nuestro sensible gobierno de forma muy acertada y ecológica, decidiera subvencionar parte del transporte público. Ello nos ha hecho posible realizar más de 300 viajes gratis en la red de cercanías de la comunidad de Madrid, 70 trayectos entre la capital de España y Valladolid -o lo que es lo mismo: 17.500 kilómetros - y ocho entre Pucela y Santander. Si lo tuviéramos, que cuantificar en dinero diríamos, que nos hemos ahorrado 2.000 euros, cada uno. Si lo hiciéramos en emociones y experiencias, la cifra resulta incalculable.
Pero este artículo, más que para sacar un merecido y currado músculo viajero, está pensado para informar a los usuarios de los títulos recurrentes, sobre los controles, que ejerce RENFE a los usuarios de los bonos de media distancia, dado que para cercanías no se aplica ninguna medida.
Empecemos con las clarificadoras cifras: en setenta viajes entre Madrid y Valladolid, se nos requirió la documentación en tres ocasiones y siempre fue el mismo interventor, bastante amable,por cierto, aunque igualmente, contundente en la realización de su trabajo. Porcentualmente, supera por poco el 4% el número de viajes inspeccionados, aunque hay un dato importante: los dos últimos controles coincidieron con nuestras dos postreras travesías, el 15 y el 20 de agosto. ¿Se ha incrementado este procedimiento, por tanto, últimamente? No lo sabemos.
En el trayecto entre Valladolid y Santander, nunca se nos requirió el abono, aunque en ese tren caótico y desfasado, ya se viven bastantes aventuras sin ni siquiera pretenderlo.
El procedimiento siempre es el mismo. El revisor va avisando, vagón por vagón, de que tengas a mano tu abono, los billetes de ese día y cualquier documento, que te identifique (basta incluso, con mostrar una tarjeta de crédito, si no cuentas con el DNI o el carnet de conducir).
Cabría pensar lo contrario, dado, que las fianzas para viajes ilimitados son mínimas -20 euros para media distancia y diez, para cercanías -, pero el fraude es bastante elevado,como hemos podido comprobar en las tres ocasiones señaladas.
Dos son las infracciones más generalizadas:
-Viajar con el abono de un familiar o amigo. La mayoría de los pasajeros en esa situación alega, que no dispone de ningún documento identificativo, pensando, que el interventor es gilipollas. Pero, no lo es y les pone claro varias cosas. 1.- Podía sancionar al titular del bono con su retirada y una posible multa. 2.- Podría denunciar a la policía al viajero fraudulento con las impredecibles consecuencias. 3.- Podría cobrarle el doble del importe del billete del trayecto acometido. Afortunadamente, para los fraudulentos, la cosa solo queda en amenaza.
-Subirte al tren con un abono de cercanías, en convoyes de media distancia. Es muy frecuente, en el tramo Madrid -Ávila, dado que en la estación de Príncipe Pío, aunque los torniquetes son distintos para estos recorridos, llevan al mismo sitio de embarque. En este caso y sin más explicaciones, el interventor te cobra el importe íntegro del billete para tu destino.
En ambos casos resulta incomprensible, como la gente puede ser tan imbécil y mentirosa, solo por ahorrarse unos pocos euros, que luego, probablemente, se gastarán en gilipolleces.
martes, 29 de agosto de 2023
¡El final del verano, llegó...!
Nos hemos reinventado mil veces y este verano ha sido una ocasión más. Aunque, no tenemos mucho mérito, porque nuestras vidas se hallan bastante arregladas y estables y el riesgo, solo consistía en viajar lo máximo posible, estando trabajando. Porque si no, nos habríamos largado al sudeste asiático de corrido, sin más preámbulos, porque por allí, hace ya cinco años, que no vamos. Creemos, ¡qué todo llegará más pronto, que tarde!
El verano comenzó con un trepidante viaje por Azerbaiyán y sin descanso, ocupamos todos los fines de semana y festivos con periplos no muy dilatados por Cantabria, la isla de Menorca y Madrid. Y todo ello, bajo una premisa antiinflacionista y anti los especuladores de turno: gastar el mínimo dinero posible, optimizando los transportes gratuitos del gobierno, los vuelos de bajo coste y las soluciones imaginativas para dormir.
Transitamos por el exótico país azerí, vivimos apestosas olas de calor hasta la extenuación, disfrutamos de algunas de las mejores calas del mundo, nos zambullimos en fiestas castizas poco castizas, ganamos unas elecciones generales perdidas y un mundial de fútbol... ¡Mucho más, de lo que esperábamos!
Con un otoño muy prometedor en materia viajera -si no se tuerce-, el fin de semana pasado asistimos al final del verano, de una forma muy contundente y gráfica y por qué no decirlo, muy agradecida por nuestros castigados cuerpos.
Nos fuimos a Santander, el viernes 25 de agosto. Queríamos regresar el domingo, a última hora, pero acabamos volviendo el sábado por la tarde, después de más de veinticuatro horas lloviendo y haciendo soberano frío. Al menos, pudimos disfrutar del fantástico Mercado Romano y de la Feria Intercultural con puestos de artesanía y restaurantes internacionales, junto al Sardinero, a las que ya habíamos asistido el año pasado.
Os daremos detalles extensos sobre nuestros próximos planes, a partir de septiembre. Lo más inmediato pasa, por un viaje de casi dos semanas por diversas capitales europeas, de hasta cinco países, para agotar las fechas vacacionales. El día 30 de ese mismo mes se acaba el trabajo, llega la liquidación y un año de paro y previsiblemente, nuestro noveno viaje largo por Asia y Oceanía.
Y nos iremos muy contentos, dejando este país en manos de un gobierno progresista y lejos de las garras de Rubiales.
lunes, 28 de agosto de 2023
¡Campeonas o campeones, que más da!
Debemos decir, que da vértigo. Han pasado tan sólo ocho días, desde la consecución del título y parece, que hubieran transcurrido meses, debido a todos los acontecimientos vividos.
La calurosa mañana se presentó algo desconcertante. Volvimos, a Alcobendas, pero no nos gustó el panorama. La pantalla gigante se ubicaba en un pequeño salón de actos. El aforo era pequeño y si queríamos acceder, debíamos estar guardando cola más de dos horas, hasta que habilitaran el acceso.
Volvimos a Madrid. Habían informado, de que en torno al palacio de los deportes habría una zona de fans -digámoslo en español -, donde podríamos entretener el tiempo hasta la hora del partido. ¡Nada más lejos de la realidad!
Lo que allí encontramos fue, un despliegue policial insólito de agentes de muy mal carácter y bastante chulería. Había más furgonas, que personas y actividades futboleras cero en el exterior. A los que accedían, se les estaba requisado de malas maneras la poca o mucha comida o bebida, que portaban. No era, ni cerveza, ni vodka, ni drogas, que pudieran poner en riesgo la seguridad del evento, sino cocacolas, agua mineral y bocadillos, que le fueron sustraídos a familias con niños, sin el más mínimo miramiento y decoro, para que quien sea -no lo sabemos-, se forrara con los desorbitados precios de las barras interiores. De estos hechos tan lamentables, nadie ha hablado.
En ese momento, ¡nos alegramos por no haber conseguido entrada, porque desde luego, nosotros no habríamos pasado por este inhumano y poco empático aro!
Al final, vimos el vibrante partido en el móvil, a través de la aplicación de Televisión Española, en dos bancos. La primera parte, en uno de la calle Goya y la segunda, en otro de la bohemia plaza del Rey.
Cuando las chicas ganaron y alcanzaron la gloria, nos acercamos a la plaza de Cibeles, donde suponíamos, habría celebración. Pero allí y salvo unos pocos claxon sonando, no había nadie, lo que nos decepcionó. Ni ser 20 de agosto, ni ser las tres de la tarde, ni el asfixiante calor son justificación, para no haber acudido en masa a este lugar, ante la magnífica magnitud de la gesta. Del mal organizado homenaje a las protagonistas del día siguiente en Madrid Río, daría para escribir otro artículo.
¡Ojalá y vamos concluyendo, esto haya servido de ejemplo y de aprendizaje y la humanidad haya adquirido los suficientes recursos y mimbres para superar todas las injusticias y desigualdades, como se ha solventado esta y no sea tan infrecuente, aunque con esfuerzo y lucha, que el ratón se coma al león!
Callemos a los rancios, necios y desfasados, que trataron de tapar la tropelía del beso y demás actitudes cojoneras de ese desagradable sujeto diciendo, que con esto se tapaba la gloriosa victoria futbolística de la selección femenina. Lo cierto y verdad es, que ganar un campeonato mundial es un hito crucial e histórico, pero haber derribado un sistema medieval y machista en menos de una semana es, infinitamente, más importante.
¿Campeonas o campeones? Igual da (d). Dejemos, que se lleven la perra gorda los intolerantes seguidores de la fachosfera, que mitad, no se han enterado de nada, mitad siguen anclados en la prehistoria.
Y mientras, seguimos asistiendo atónitos, a las maniobras del señor Rubiales, al que no le ha bastado, con utilizar a sus hijas. Ahora, usa también a su madre para sus fines y se valdría de la bomba atómica, si la tuviera
Preparando la final. ¡Vamos, chicas!
No teníamos demasiados planes para el fin de semana del 19 y 20 de agosto, aunque sí, dos billetes de tren de ida y vuelta para Madrid, como tantos otros fines de semana. Para más hastío e indomable pereza, las predicciones meteorológicas eran muy desfavorables para esas fechas e inclinaban al termómetro a superar los cuarenta grados en las horas punta.
Pero, a mediados de la semana anterior y sorprendentemente, las cosas cambiaron. Las chicas del fútbol, con un juego exquisito, atrevido, poco especulativo y en un partido épico, habían conseguido doblegar a Suecia en la semifinal del Mundial. La gran cita por el campeonato, contra Inglaterra, quedaba para el domingo.
Imaginamos, que alguien pondría una pantalla gigante para disfrutar del partido, fuera en Colón -como con los chicos - o donde lo entendieran posible. No fue Madrid muy ágil -no me extraña, debido a los necios políticos, que gobiernan comunidad y ayuntamiento -, en organizar este evento y muchas ciudades españolas se le adelantaron. Finalmente, lo planearon en el palacio de los deportes de Goya (me evito el nombre comercial). No parecía mala opción hacerlo en recinto cerrado, debido a la ola de calor.
Pero, el reparto de las supuestas 6.000 entradas fue un inexplicable desastre, digno del más puro oscurantismo de cualquier gobierno de derechas. En menos de dos horas desaparecieron todas y nuestros esfuerzos por hacernos con dos de ellas resultaron imposibles. Y eso, entrando en la web cada diez minutos.
No caímos en el desaliento y buscamos alternativas, cerca de la capital. Encontramos una opción, en Alcobendas, donde se desplegaría otra pantalla gigante.
Llegó el sábado, que entretuvimos, disfrutando de una magnífica exposición en la Serrería Belga, la única colección, que nos quedaba por ver en este edificio. Se trata de doce composiciones, de los malogrados Costus, que estuvieron expuestas a finales de los setenta en el garito nocturno -todavía goza de buena salud -, donde nosotros y una década después, nos convertimos en pareja: La Vía Láctea, ubicado en la calle Velarde. Faltan otras dos, de las que no se sabe su paradero y que custodiaban los baños del local: una, de Jesús, afeitándose y otra, de la Virgen María, pintándose los labios.
A última hora de la tarde y casi desfondados por el calor, nos acercamos a Alcobendas en el cercanías, para ver, como estaba organizada la cosa para el día siguiente. Pero, el polideportivo, donde se iba a desarrollar el evento estaba cerrado. Al menos, pudimos pasear por los Jardines de la Memoria, que alberga amplias zonas verdes y una refrescante cascada.