Ya habíamos visitado varias veces antes Tordesillas, interesante población, a 30 kilómetros de Valladolid, porque los conciertos de la concentración de Motauros todos los años, a principios de enero, son un buen reclamo para pasarse por este lugar. Pero, en esta ocasión, lo que tocaba, era adentrarse por los alrededores, durante un fin de semana. Esta localidad, ubicada a las orillas del Duero y de unos 10000 habitantes, rebosa historia por todos sus poros. Lejano queda ya, el famoso tratado de Tordesillas, de 1494, en el que España y Portugal se repartieron el Nuevo Mundo, a través de una línea divisoria. Las denominadas Casas del Tratado albergan hoy un pequeño museo de mapas y de miniaturas de diferentes monumentos de la zona. Plato estrella es el Monasterio de Santa Clara, al que acompañan cuatro o cinco iglesias de bella factura, en un casco histórico recogido, pero muy bello y animado Evidentemente, habiendo cerca un río, en este caso tan notable, siempre hay numerosos senderos cercanos, por donde caminar, contando con la ventaja, de que la información, que se ofrece en la eficiente oficina de turismo es muy completa
Para el sábado y dado, que por motivos logísticos,no podíamos empezar hasta el mediodía, elegimos la Senda del Bajo Duero, de algo más de 17 kilómetros, aunque solo llevamos a cabo algo más de la mitad. Para el domingo y con más tiempo disponible, dejamos la ruta del Alto aduero, de unos 32 kilómetros de longitud. Las protagonistas principales de ambas jornadas fueron las miles de procesionarias, que alineadas o amontonadas, pueblan el suelo en esta época. Son peligrosas para perros y gatos, que husnean.
Para iniciar la primera, debemos cruzar el puente medieval y tirar hacia la derecha, hacia Salamanca, por una pista de tierra, que transcurre paralela a la carretera, durante mucho tiempo. Debemos dejar atrás la playa, un hotel un hostal y un camping. Después, se discurre entre pinares o por zonas más abiertas, encontrando algunos edificios aislados o de fábricas - la mayoría abandonamos, hasta llegar a los corrales del Zapardiel, donde se guardan los toros de las fiestas ( huele fatal). Después, se atraviesa por un puente muy deteriorado, el río del mismo nombre, aunque en la actualidad, no dispone de agua. La segunda senda es la estrella de la zona. Arranca desde la ermita de las Angustias. Se coge desde aquí una carretera, que no tardando mucho, se transforma en pedregoso camino. Se dejan al lado o se atraviesan varios pinares o largos sembrados. En los primeros kilómetros se cuenta, como referencia, teniéndolo al lado o cruzando lo, con el canal de Tordesillas ahora mismo seco. Tras 10000 metros se llega al bonito pueblo de San Miguel del Pino, con su bellísima iglesia, un arco, una aceña, un puente derruido y bonito paseo fluvial. Hasta aq, apenas se caminaal lado del agua. Cinco kilómetros más allá y ahora sí, caminando por la Ribera, se encuentra la irrelevante localidad de Villamarciel. Aquí debemos tener cuidado debo despistar nos, porque el sendero da algunas vueltas para esquivar parcelas, hasta volver al cauce del río. Continuando por la orilla, acometimos las desembocaduras del Adaja y del Pisuerga y unos diez kilómetros más allá, abordamos la bonita Simancas. La ruta continúa entre pinares y más lejos del agua, hasta Puente Duero, unos siete kilómetros más allá. Desde este lugar, existe autobús urbano al centro de Valladolid. Por ambos caminos circula muy poca gente, andando o en bicicleta. Resulta una ventaja por la tranquilidad, aunque un inconveniente, cuando se hace necesario preguntar. Los molestos lavajos no son infrecuentes y eso, que hace varios días que no llueve. Por ello, no recomiendo llevar a cabo estas rutas con malas condiciones climáticas.Otras rutas de la zona, que haremos en el futuro, son:
- Camino de Santiago del sureste- Cañada Real del Foncasin
- Cañada Real de Rueda
- Cuesta de Carracastro.
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