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sábado, 9 de noviembre de 2019

Mitos y falsas verdades de los países visitados (parte II)


         -"Acojona bastante, cruzar las fronteras terrestres entre estos tres países, por miedo a quedar en tierra de nadie o ser extorsionados". Esa era, sin lugar a dudas, mi mayor obsesión y no voy a negarlo. Por suerte y al menos en nuestro caso, nada más alejado de la realidad.

          En la actualidad, cruzar por tierra por las cuatro fronteras, por las que nosotros hemos entrado y salido -Bishkek-Taraz, Shymkent-Taskent, Taskent-Almaty y Almaty-Bishkek- resulta bastante seguro, tanto por el día, como por la noche. Es verdad, que los funcionarios no están acostumbrados a los viajeros occidentales, pero tras algunas dudas o consultas con sus superiores, las situaciones terminan resolviéndose, normalmente, de forma favorable.

          Salvo sospechas fundadas o vulneraciones muy evidentes, la policía y sus perros, suelen poner mucho más énfasis y dedicación en el registro de los autobuses -a veces, hasta una hora de inspeccion-, que en el de los viajeros y sus equipajes.

          No vimos el menor atisbo de extorsión en ninguna de estas líneas fronterizas. Como anécdota, sirva contar, que en las fronteras, de Kazakstan, aparece escrito de forma muy visible un número de WhatsApp, dónde puedes comunicar cualquier incidencia o situación anómala con los funcionarios de turno. La pena es, que en ninguna de ellas disponen de conexión wifi. Por lo general, los polis de fronteras, suelen ser bastante educados y escasamente, intimidatorios. Sin duda, ¡se trata de una buena noticia!

          -"En Kazakstan, Uzbekistán y Kirguistán, deberías tener más miedo a la policía,vque a los delincuentes". También iba yo con esa mosca detrás de la oreja y para nada, aunque con matices, que se explican a continuación.

          Es cierto, que en algunos países -especialmente, en los que formaron parte del antiguo bloque del este, zona de influencia de la U.R.S.S.- y desde hace décadas, la policía ha tenido, más veces de la cuenta, la tentación de completar sus miseros sueldos con extorsiones a los viajeros, especialmente, mediante la retención de los pasaportes, hasta que consiguen, hacerse con una cantidad fmde dinero (10 o 20 dólares o euros). A veces, también, te acusaban de haber cometido algún delito menor.

        En la actualidad, en Kirguistán y Uzbekistán, ni hemos detectado ninguna situación de este tipo, que mis haya ocurrido a nosotros o a los escasos viajeros, con los que hemos coincidido por el camino. Es más, en ambos países, la policía ha resultado amable con nosotros y nos ha resuelto más de una situación, especialmente, relacionada con la falta de orientación o búsqueda de direcciones.

          En Kazakstan, por el contrario, si tenemos, que dejar constancia, de un incidente sospechoso, que sufrimos, en Almaty, dónde fuimos perseguidos, durante un buen rato por tres policías -aceleraban o disminuían la marcha, según lo hacíamos nosotros-, que más bien, llevaban uniforme de antidisturbios. La situación resultó ser tensa y pudimos superarla, gracias a que nuestro hotel estaba cerca y conocíamos el camino.

          De todas formas, resulta recomendable llevar una foto del pasaporte en el móvil o una fotocopia en papel y mostrarlas, antes que el original. Si no aceptan esto, es preferible solicitar, que te lleven a comisaría en un medio de transporte público, con el fin de evitar ser extorsionados en plena calle.

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