Villaviciosa (Asturias)
Donald Trump; Rita Barbera y los
submundos impunes, delirantes y agresivos del PP; Fidel Castro...
Para los impíos e interesados opinadores patrios, premiados con
generosos sueldos, la semana está dando mucho de sí, aunque no
tanto, como la de defenestración, de Pedro Sánchez. Yo, que soy
periodista de carrera y -parcialmente- de profesión, ya no leo los
periódicos y cuando paso fugazmente por algunas informaciones o
ruedas de prensa en la tele, el espectáculo se muestra tan patético,
que me arrepiento de estudiar lo que estudié y de ejercer, lo que
ejercí (en aquella época, sin presión alguna, puedo constatar)..
Tazones (Asturias)
Siento, a pesar de mi frustración
colectiva y de, sin embargo, mi gran éxito personal, que mi vida ya
está felizmente amortizada y que todo lo bueno, que me venga, es
puro agradecimiento y regalo. De verdad, que cuando era joven y una
persona entusiasmada y muy activa, quería cambiar el mundo y ya hace
tiempo, que me di cuenta, de que ni se puede, ni siquiera se sabe,
dado que en siglos, nadie lo consiguió. Lamentablemente, el tiempo
es cíclico y muy jodido, pero nosotros no nos podemos quejar, porque
vivimos muy de cerca la gran época de libertades y prosperidad, que
envolvió al mundo, no hace tanto tiempo, aunque la mayoría de los
seres humanos, ni siquiera se dieran cuenta.
Colunga (Asturias)
En cualquier caso y desde mi pasotismo
y dejadez, inducidos por propia salud mental y física, hay muchas
cosas, que me avergüenzan y viajando por España, como en estos
días, me incomodan aún más. Por ejemplo, yo nunca hubiera
imaginado a cuatro valientes voluntarios a la altura de la línea de
cajas de El Corte Inglés, de Oviedo, suplicando galletas, Colacao,
leche o pan de molde, porque hay cientos de miles de niños en este
país sin rumbo, que no pueden desayunar o merendar. De verdad, ¿que
no se os cae el alma a los pies, mientras sacáis músculo portando
las bolsas del black friday o haciendo las eternas compras de una
Navidad, que ahora dura tres meses?. ¡Ojo!. A mi estos eventos
comerciales, tampoco me molestan, dado que no me obligan a nada, que
no quiera hacer.
Lastres (Asturias)
Viajar por tu país, también te hace
llegar a la conclusión, de que a pesar de la variedad de cosas, que
aprendes -fundamentalmente, relacionadas con la gastronomía y las
costumbres-, existe un poso común. En la actualidad, no es difícil
constatar para la mente no frívola, que media España se vende o
alquila, mientras la otra media no dispone de caudales para
comprarla, ni casi siquiera, para llevar una vida digna. Los que
berreaban a grito limpio y certero, que otros éramos tontos, porque
no nos subíamos al mundo del ladrillo, hibernan, como los osos
pardos de Asturias, desde hace una década
Luanco (Asturias)
Da pena, pasear por los cascos
históricos y supuestas zonas comerciales y ver casas de enjundia -o
más modestas-, vacías y semiabandonadas, ofertadas al mejor postor
y sin ninguna pinta de que lo haya. O locales comerciales
desmantelados -algo impensable hace unos años-, dado que sus
animosos gestores se rindieron ante la cruda realidad, de que ser
pequeño empresario en España -que no emprendedor, que eso es otra
cosa más elevada- es un timo, que además conlleva graves
consecuencias económicas, que a veces, perduran de por vida. Pero,
¿quién fue el gilipollas, que pensó, que podía vivir del yogurt
helado o de los cigarrillos electrónicos?.
Candás (Asturias)
Sea el gobierno, las administraciones
locales o autonómicas, Fátima Bañez y sus vírgenes, la avaricia
ignorante de las personas o yo sé que, mucha gente sigue unos
caminos autodestructivos, que para mi, resultan desconcertantes y muy
peligrosos para la propia existencia.
Yo estuve en Tazones hace 28 años. Se
trataba de una coqueta localidad marinera, donde la gente hacía su
rutinaria vida, sin grandes lujos, pero sin demasiadas frustraciones
y contrariedades. Se trata de un pueblo agradable -de poco más de
200 habitantes-, desde el que se pueden hacer numerosas bellas rutas
senderistas -a veces, esforzadas-, ahora tan de moda.
Oviedo
Pero, un día,
no se sabe motivado por qué, muchos pensaron que podían cortejar a
la gallina de los huevos de oro. Resulta patético ver restaurantes
pretenciosos -casi a uno, per cápita-, en los que te piden 90 euros
por una mariscada -y se quedan tan anchos-, con la que ni siquiera
almuerzas, a no ser, que rechupetear cáscaras, te llene la vida.
Zapatero a tus zapatos y pescador a tus pescados.
Aunque lo de la pesca, ya no debe dar
para vivir o al menos, para comprarse el último modelo del Iphone.
La cosa debe nadar tan chunga, que alquilan por cuatro perras gordas
la cofradía de pescadores de Luanco, un bellísimo y apacible pueblo
de fenomenal playa, bella iglesia y costa escarpada, a la vez, que
muy bien acondicionada. Cerca, se halla Candás, que no merece tanto
la pena.
Lastres es un magnífico enclave, que
como tantos pueblos del norte, se presenta en diferentes alturas, con
abruptos desniveles desde la línea del mar, hasta los edificios más
encaramados en los montículos. Aún, se rinde homenaje a los
pescadores, que recorrían estos abruptos parajes en las madrugadas
del siglo XIV en busca de su sustento (para su suerte, no había
franquicias). Aquí, la gente no se ha vuelto loca. Siguen su vida
cotidiana, sin ser atrapados por el centrifugado turístico.
Senda del Oso (Asturias)
Muy cerca, se encuentra Colunga, que
tampoco dispone de grandes atractivos, pero su visita resulta
reconfortante. El mejor lugar para establecer un campo base para
recorrer esta zona, es Villaviciosa, que también tiene su encanto y
donde dormimos cómodamente, por tan sólo 20 euros cada noche.
Oviedo y Gijón, ya las conocíamos de
largo y siguen como siempre. Nos llama la atención, la excelente
oferta gastronómica de la capital asturiana, a precios muy
razonables. Lo de la Senda del Oso ha sido una imprescindible y
fascinante experiencia -a pesar de la lluvia-, que os detallamos en
el próximo post.
Oviedo (Asturias)
Oviedo (Asturias)
Dos pedradas estuvieron presentes en
nuestra cabeza, a lo largo de todo el viaje. Y es, que pulular todo
el día por las calles y los campos, hace muy sensible a la mente.
Primero, acabos hartos -y también nos ocurre en nuestra ciudad a
diario- de que todas las terrazas de los bares sigan montadas o
amontonadas, junto a los establecimientos, como si estuviéramos en
pleno verano. Si las sumamos a los festejos navideños múltiples,
hacen imposible circular por las calles.
Luanco (Asturias)
Y segundo, hubiéramos necesitado
tapones para los oídos, para no estar escuchando, constantemente, a
sesentones/as y setentones/as -que no, sesentañeros/as o
setentañeros/as, que hoy buscan todas sus cosas por internet y lo
proclaman a los cuatro vientos, como si lo hubieran inventado ellos.
Sus conversaciones suelen empezar por: “me he metido en internet
y...”. O, “me ha llegado por whatsapp -pronunciada a su estilo
libre, esta última palabra...”. ¡Porca miseria!.
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