Este es el blog de algunos de nuestros últimos viajes (principalmente, de los largos). Es la versión de bolsillo de los extensos relatos, que se encuentran en la web, que se enlaza a la derecha. Cualquier consulta o denuncia de contenidos inadecuados, ofensivos o ilegales, que encontréis en los comentarios publicados en los posts, se ruega sean enviadas, a losviajesdeeva@gmail.com.

viernes, 1 de febrero de 2013

Un mal día

                                                           Todas las fotos de este post son, de Ho Chi Minh
             No hacia ni media hora, que habíamos puesto los pies, en Ho Chi Minh. No habíamos aún, buscado alojamiento. Sentados en un banzo, preparábamos unos rápidos bocadillos de salchichas, que llevarnos a la boca, cuando una de ellas cayó al suelo. Sin tener tiempo para decidir, que hacer con ella, se nos acerca un sonriente joven, que de forma educada y afable, nos pide permiso para recogerla y llevársela a la boca.

Aún no conocíamos el país y de forma simplista, lo asociamos con las cosas del tercer mundo.  Pero, varios días después y al recordarlo, el suceso nos resultó extraño. Primero, porque los supermercados en Vietnam son numerosos, se hallan bien abastecidos y resultan baratos (lo que significa, que hay bastante demanda). Y fundamentalmente, porque creo que fue la única persona en quince días, que nos trató de forma adecuada, a lo largo del país.

Vietnam provoca sensaciones muy enfrentadas. Son muchos los momentos a lo largo del viaje –sobre todo, en las grandes ciudades-, en los que desearías largarte del país, al instante. Sin embargo y una vez lo has abandonada, te entran unas irrefrenables ganas de volver, que permanecen toda la vida.

Ho Chi Minh –antigua Saigon- no es una ciudad de grandes atractivos turísticos, aunque tiene su encanto. Sobre todo, en la zona de Pham Ngu Lao. Tiene algunas concomitancias con el Kaoshan, de Bangkok, aunque no es similar. En ella, se encuentran la mayoría de las agencias y hoteles para guiris, pero también, unas pocas cuadras de extraordinarias y estrechas callejuelas, llenas de agradables casas bajas, con un ambiente genuino y poderoso encanto.

Lo bueno de transitar por este entramado de arterias es, observar la cotidianidad. Los vietnamitas, ni se sienten intimidados, ni espiados, porque los turistas contemplen sus actividades diarias. Comen sentados en el suelo de la calle –ellas, con sus típicos pijamas- o sobre pequeñas banquetas y muestran sus viviendas sin cortinas y sin pudores. En la planta de arriba, las habitaciones. Y en la de abajo, el gran salón, donde hacen la vida familiar y ven la televisión, después de haberse descalzado, al ingresar en él.

El centro de Saigon es relativamente moderno y accesible. Lo primero, que llama la atención para el recién llegado, es que sus anchas avenidas parecen circuitos de motociclismo. Cuando cruzas y el semáforo está verde para el peatón, las motos se amontonan en varias filas, como si fuera una parrilla de salida y esperaran, que el juez, diera la salida.. Las aceras son relativamente respetadas. Y en condiciones normales, la vida es tranquila para el viajero, que puede elegir entre pasear, tomarse un pho –rica sopa local- o contratar una excursión a los túneles de Cu Chi o al delta del Mekong, en el país del sudeste asiático, en el que más fácil resulta moverse.

A medida, que te vas alejando de la zona de los guiris, la vida se vuelve mucho más salvaje y hostil, pudiendo llegar a ser, insoportable. Sobre todo y como fue nuestro caso, si tienes un mal día.

La jornada había empezado bien. Habíamos pasado la mañana, haciendo unas visitas y para comer, por menos de 1,5 euros, nos habíamos decidido por un buffet libre de arroz y pasta, excelente.

 Después de comer tres platos distintos de la primera, dos de la segunda, una ensalada y un postre, nos decidimos a ir, para bajar nuestras pesadas tripas, a unos alejados templos, ubicados en una zona ya más beligerante, donde debes saber sobrevivir, entre las motos y la descuidada o inexistente calzada. No es anormal, que alguien te atropelle y que ni siquiera se enoje, si como respuesta, le estampas una lata de cerveza en la cara. Cuanto antes te adaptes a la wild life vietnamita, antes haces el camino.

Sin aún haber logrado nuestro objetivo, empieza a llover, de forma, que nunca antes habíamos visto. Y la vida sobre el asfalto, se vuelve aún más temeraria. Personas, que desde las terrazas, de un quinto o un sexto piso, vacían el agua de sus mismas, tirando enormes cubos de ella, al vacío, sin importarles su destino; familias enteras, de cuatro o cinco personas, sobre una misma moto, tapados con un impermeable, como si se encontraran en el gusano loco; caídas, frenazos, derrapes…

Nosotros aguantamos el chaparrón, debajo del toldo de una zapatería, junto a una vendedora de arroz con verduras, hecho paquetitos y envueltos en una hoja de plátano. El plato no debe de estar muy allá, dado que apenas coloca ninguno y ella misma, para merendar, se compra otra cosa. El agua nos llega ya, por los tobillos y tras haber pasado tres horas y haber anochecido, no tiene intención de dejarlo.

Sobre las siete de la tarde, amaina algo y nos decidimos, a volver. La más razonable hubiera sido tomar un barato taxi, pero no. ¡A nosotros nos va la aventura! y comenzamos a caminar por calles sin luz, abruptas, encharcadas y hasta con árboles, que han sido doblegados por el monzón y obstruyen la carretera. Por los sitios cubiertos, no podemos caminar, porque están llenos de motos aparcadas (el ciclomotor en Vietnam es más importante, que las personas). Por las aceras, tampoco. Debemos ir por la calzada.

Al llegar a un cruce nos llenamos de estupor. Un joven y su motocicleta permanecen tirados por el suelo. Por lo que conseguimos constatar, se ha producido un accidente y el chaval, ya no volverá a circular por esta ciudad (ni por ninguna otra).

Al final y tras superar numerosos obstáculos y escenarios, volvemos al centro, que también esta anegado, debido a que la mayoría e las alcantarillas, se hallan atascadas. Nos detenemos junto a una de ellas y contemplamos asombrados, lo que están extrayendo de ella: una rueda de una moto, otra de bicicleta, un trozo de un aparato de televisión, ropa varia, amasijos de papel y de elementos irreconocibles…

Nunca, se me olvidará aquella tarde. Era nuestro segundo día en el país y prometimos, largarnos de él, a la jornada siguiente. Afortunadamente, no lo hicimos.

11 comentarios:

Eva dijo...

La siguiente ciudad será Jerusalem.

Saludos.

Yo adoro viajar. I love travelling! dijo...

Con las ganas que le tengo yo a la antigua Shaigón...

Ya tengo ganas de leer sobre Jerusalem...

Un abrazo desde http://yoadoroviajar.blogspot.com

Trini

Eva dijo...

Gracias y ánimo, que todo llega.

Saludos

Sonia dijo...

Hola. Creo que los posts sobre ciudades del mundo ha sido una buena idea (vosotros que conoceis tanto mundo).

Me ha encantado este de Saigon!!

Os seguiré muy atentamente.

Gracias y saludos.

Anónimo dijo...

Qué fotos más guapas y que ganas de ir.

SH

Anónimo dijo...

Hola, Eva:

Enhorabuena por este interesante artículo que me retrotrae a mi visita a Vietnam en el ya lejano año 2000.

Quería hacerte una pregunta. Como sabrás, la semana pasada se celebró FITUR en Madrid. Hubo una importante presencia de blogueros de viaje(algunos ya bastante mediáticos)a los que se les dio acreditación para acceder gratuitamente al recinto. ¿No se te dio a ti esa oportunidad o es que no te interesó esa reunión de blogueros que tuvo lugar? Si es que no estuviste, claro...

Un abrazo,
Ricardo Lafita.

Amaia dijo...

Hola! Coincido contigo en la antipatía general de los Vietnamitas (salvo excepciones) y el enganche que a la vez produce el país.
Nosotros entramos ala Vietnam por Saigon, procedentes de Tailandia y Siam Reap, y la verdad es que nos dio bastante bajón.
Nuestro primer contacto fue un taxista que nos quiso estafar cobrándonos un plus de 200.000 VD, además de lo que marcaba el taximetro, como concepto de "Airport Ticket". Como nos negamos en redondo, se puso muy agresivo, gesticulando y gritando tanto que hasta temimos que nos pegara. Al final, pagamos algo más de lo debido, pero ni mucho menos lo que pedía.
Esta fue la peor experiencia. A partir de ahí todo fue mejorar en nustro camino hacia el norte.
Un abrazo, Eva y gracias por estas entradas tan útiles.

Amaia

Eva dijo...

¡Ay, los taxistas!. En la entrada de Jerusalem hablaré de ellos. Para mi, los de esa ciudad, son los peores del mundo.

En cuanto a lo de Fitur, Ricardo, te comento. Yo he tenido la suerte de aistir, más de diez años, gracias a mi condición de periodista y sobre todo, los jueves y los viernes, cuando solo entran los profesionales y te pones hasta las cejas, de comer y beber. Aunque me cuentan, que este año y sobre todo, en los pabellones nacinales, poco que llevarse a la boca.

Hace unos días, una amiga bloguera y viajera, me comentó el tema, me dio una web donde apuntarse -minube o algo así- y me sugirió, que fuera a la feria. Decliné la invitación, por tener que trabajar.

No sé muy bien, ricardo, a que blogueros mediáticos te refieres. Vi la lista de los apuntados y no conocía a nadie. Otra cosa será, a los que hayan invitado para dar charlas o reconducir al rebaño, que me imagino será, como cuando invitaban a los blogueros en Geoplaneta, a venderles la burra en las kedadas.

A mi, Fitur me parece un negocio muy respetable. Y también, el que a su calor, se pueda sacar unos eurillos, sobre todo, si son para viajar.

De todas formas, pediré la opinión de mi amiga bloguera y os contaré, como fue Fitur.

Puestos a hablar de acdtualidad, contra lo que muestro mi cautela es, contra el avasallador proyecto de la cadena Ser, de su agresiva agencia de viajes y de un supuesto viajero apellidado Nadal, de hacer la mayor captación de datos personales de viajeros de España, a cambio del sorteo de una supuesta vuelta al mundo.

Lo que celebro es, lo que ha gustado esta entrada y la pasión en general, que hay por un país tan chulo, como Vietnam.

Saludos.

Anónimo dijo...

Pues con lo de blogueros mediáticos me refería a gente como Paco Nadal (profesional al que veo no tienes simpatía pero al que mucha gente sigue), Sele(ya consolidado bloguero de viajes, en la charla que dio en el salón de actos de la CAI en Zaragoza hubo lleno absoluto para escucharle), Carmen Teira (del blog Trajinando por el mundo), Carol de En el camino con Moonflower, Hector de Mi baúl de blogs, etc.

Evidentemente lo de "mediáticos" lo voy a poner entre comillas, pues me refiero a que ya son bien conocidos entre los que viajamos por cuenta propia, no a que les reconozcan en cuanto pisan la calle como a CR, Messi o Penélope Cruz.

Ricardo Lafita.

Eva dijo...

Hola, de nuevo, Ricardo

Bueno.. A parte de Nadal, solo conozco a uno de los que citas y no tengo ninguna intención de expresar aquí, mi opinión sobre él. Reconozco eestar muy poco puesta en la blogosfera viajera.

En mi caso concreto, ni la popularidad, ni las grandes concentraciones de blogueros, me interesan demasiado. He trbajado doce años en radio y prensa y mi ego mediático, lo tengo ya bien satisfecho.

La web y los blogs nacieron, como una forma de archivo de todos nuestros viajes. Hay gente, que me escribe y me dice: "como es posible, que no difundas todos esos contenidos y esos relatos tan currados" y tratan de ponerme enlaces en twitter o facebokk. Yo no les digo, que no, por respeto, pero a mi la difusicón y las mal llamadas redes sociales, me dan igual.

El tema de escribir aquí, para mi es un simple entretenimiento. Me sobre con que no me cueste dinero.

Ahora bien y lo anuncio, dado que viene al caso. Me estoy planteando muy seriamente, dejar los blogs en abierto y privatizar la web y cobrar por los relatos, un precio simbólico. Tango que pensarme bien, como lo hago. Pero, ya hce mucho, que llegué a la conclusión, que lo gratis no es valorado.

Y, efectivamente, Nadal no me cae bien.El es un profesional de los viajes y yo acostumbro a relacionarme con viajeros o simples lectores.

También informo, de que es mi intención escribir un libro sobre viajes, que venderé a bajo precio por la red. Me da igual, si sólo comercializao 10 ejemplares. Es una cuestión más de apetencia, que de economía.

Saludos y gracias por tus comentarios.

Eva dijo...

¡Se me olvidaba!. Otra de las razones por las que no me cae bien, Paco Nadal, es poruqe en un momento dado, traté de contactar con él un par de veces, sin recibir respuesta. No me gusta la descortesía.

Saludos.