Las tres primeras son de Chidambaram (India)
Chidambaram y su famoso templo nos han
decepcionado. La ciudad es una caótica y apestosa ciénaga y el
lugar sagrado no es para tanto, ni para la mitad.
Kumbakonam, en cambio, nos ha parecido
bastante interesante y agradable. En principio, era un lugar no
previsto en el itinerario, pero al tener que cambiar de cacharro para
ir a Thanjavur y leer sobre sus encantos en la guía, nos entro
curiosidad. Cuenta con tres bonitos y bien conservados templos -uno
de ellos con estanque, que es precisamente el más vistoso por
dentro- y unas ajetreadas callejuelas cubiertas y descubiertas, donde
se desarrolla un animado mercado de fruta, ropa, complementos varios
y objetos sagrados.
Thanjavur, para nosotros es, el gran y
más espectacular templo del sur de India. Será, porque es casi el
único en esta región, que no tiene colorines. También dispone de
un palacio, donde hay algún buscavidas -escasos en esta zona
meridional-, intentándote vender drogas diversas. Salvo en Chennai o
-intermitentemente- en Puducherry, los tuktukeros ni te miran. ¡Que
diferencia con el norte del país!.
En estos cuatro destinos reseñados,
si incluimos el próximo a visitar -Trichy-, nos hemos cruzado,
exactamente, con dos turistas extranjeros.
Por lo demás, nuestro ritmo sigue
frenético, viajando en viejos autobuses estatales, bebiendo unos
cinco litros de líquido por cabeza al día -y no incluyo la cerveza,
que es muy cara para nuestro presupuesto- y soportando el ritmo de
las ciudades cacharro, tantas veces mencionadas en este blog, con
calles -estrechas o anchas- en las que da el abrasador sol todo el
día, porque no hay edificios de altura. Ruido y más ruido, con el
constante e interminable, pi, pi, pi, pi, del insoportable tráfico.
Y los malditos indios, que son lo peor de India y ya es decir.
Esta y las dos siguientes, son de Kumbakonam (India)
Para ser más gráficos, os detallo
paso a paso, la estructura de una típica ciudad de India del sur, de
entre treinta mil a -más o menos- trescientos mil habitantes. A
saber, partiendo desde el interior hacia el exterior de cada calle:
1º.- Tienda o
establecimiento de cualquier tipo, con carros de carga y descarga
colocados cerca del escaparate o de la puerta.
2º.- Puestos de estructura y
mercancías diversas, ubicados sobre la acera (si es que la hay,
claro, dado que no es muy frecuente).
3º.- Canalizaciones varias de la
ciudad. tapadas por losetas, destapadas o mitad y mitad (lo más
habitual).
4º.- Motos aparcadas en batería o en
fila india -que es la menos india de las filas-, saliendo y
entrando, como si fueran las piezas del ya vetusto Tetrix.
5º.- Tuck tucks estacionados o
moviéndose y cacharros de diferente naturaleza ygénero,
normalmente, con ruedas.
6º.- Los peatones, esquivándolo
absolutamente todo, incluidos vehículos y a las voluminosas gordas
de los saris.
7º.- Cuando atardece. los del punto
número 6, pasamos a este otro, dado, que en ese lugar, se forman
tertulias de lugareños, supongo, que comentando los sucesos del día
(que por otra parte intuyo, son tan similares, como tan escasamente
alentadores, en relación con el día anterior).
Esta y la siguiente, son de Thanjavour (India)
La India es maravillosa, fantástica,
no tengo palabras..., pero vista desde el hotel o desde el recuerdo.
Empezamos a estar cansados de templos. ¡A ver si ya llega la hora de
irnos a las acogedoras playas de Kerala!.
Como cualquier paranoia pasajera -muy
típicas de los viajes largos-, comenzamos a evaluar, si nos está
mereciendo la pena este segundo viaje a la India, donde ya no
disfrutamos tanto de sus encantos -como la primera vez-. pero sí
sufrimos, igual, sus duras condiciones de vida. A día siete de
periplo, pensamos que no, pero queda mucho partido por jugar y muchos
nuevos lugares por conocer. Y hablando de partidos: ¿qué le pasó
al atlético en el minutos 93?. ¡¡¡¡LA DÉCIMA!!!!, vivida desde
India -concretamente, desde Puducherry- con insaciable alegría.