Varkala, en India
Ponemos punto final a esta serie de
posts con uno dedicado, exclusivamente, a India. Antes de viajar por
primera vez a este país, en 2.011, no pensábamos que las relaciones
entre el ser humano y las bebidas alcohólicas, pudieran ser tan
complicadas. Lo son.
Para empezar, cada estado legisla sus
propias normas sobre la materia, siendo el marco legal muy variable.
Así, en lugares como Goa, Puducherry o Calcuta, proliferan las
tiendas de alcohol, cerveza y vino con precios muy competitivos y
asequibles. Por el contrario, en estados como Uttar Pradesh o Tamil
Nadu, las tarifas resultan prohibitivas. Por no hablar de otros
territorios, como Gujarat, donde el consumo o la venta de alcohol
está prohibido por ley y sólo permitido a extranjeros con el
correspondiente permiso.
Margao, en India
El tema impositivo es tremendo e
injusto, pudiendo llegar a más de veinte o treinta veces el valor
del producto. Sirva como ejemplo, Kerala, uno de los estados donde el
impuesto es más suave. Según el ticket, que nos entregaron, la
botella de cerveza costó 60 rupias, de las que cincuenta eran
tributos.
Las 2 siguientes son, de Bhopal, en India
Otro aspecto importante es, la forma
de beber de los indios, que lo hacen, como si no hubiera un mañana.
El consumo de bebidas no es social o para pasar el rato, sino para
mamarse, por lo que consumen las dosis alcohólicas de forma
acelerada -rebajadas con algo de agua, para ser menos agresivas- y
-normalmente- en soledad. En el sur del país, existen grandes
locales de perdición etílica y desbarre general, donde no nos dejan
entrar a los extranjeros de ninguna de las maneras (ponen vigilantes
a la puerta).
El sistema de venta de cerveza, vino y
bebidas alcohólicas es complejo y se halla centralizado en tiendas
especializadas, que se supone, los gobernantes entregan a sus amigos
y que obtienen pingües beneficios (hemos visto en alguna, que había
una persona específica, simplemente, para contar, mostrar y
amontonar los numerosos billetes). En unos estados son frecuentes y
visibles, mientras en otros, casi hay que contratar a un detective
para encontrarlas.
En India, son muchos los días
festivos del año -enteros o a media jornada-, en que el alcohol
-incluido cerveza y vino- tiene prohibida su venta y las tiendas
están cerradas. No existe problema, si se conoce el calendario de
feriados de cada localidad. Pero, para los extranjeros es un molesto
engorro.
Fatehpur Sikri, junto a Agra, en India
Expuestas todas estas circunstancias
especiales, cabría esperar, que nuestra relación con la cerveza no
siempre fue fácil, en este fantástico país. Exponemos algunos
sucesos, que llaman bastante la atención.
Haridwar, en India
-En Agra, estábamos alojados cerca
del Taj Mahal y no existen muchos bares en los alrededores. Si los
hay, pasado el Fuerte, a unos cuatro kilómetros de distancia. Allí
acudíamos cada noche , volviendo andando y una de ellas -por un
camino transitable, pero muy solitario-, tuvimos problemas con un
agresivo buscavidas, que nos acosó, seriamente.
2, de Rishikesh, en India
-En Bhopal, sufrimos un lamentable y
grave incidente y un amago de lesión por caída. Los indios son muy
respetuosos con los extranjeros, salvo cuando beben y en un bar de
esta localidad, tuvimos que salir corriendo -espoleados por el dueño
del establecimiento-, antes de que nos partieran una botella de
vidrio en la cabeza.
Por otro lado, estuve a punto de caer,
violentamente, en una de los canalizaciones de la calle principal -no
están cubiertas por asfalto-, al huir de un coche, que me iba a
atropellar. Entre mi pareja y un lugareño, lograron sostenerme. Era
de noche e íbamos a comprar cerveza a una tienda algo alejada.
Pdríamos haberla adquirido por la tarde con menos riesgos, pero la
queríamos congelada.
Algo similar nos ocurrió en Udaipur,
en la calle de la muerte -reconocible para cualquiera, que haya
estado en esta ciudad-, donde casi fuimos atropellados por un tuk
tuk, que circulaba a gran e intimidatoria velocidad, habiendo ya
oscurecido.
-En Delhi, padecimos serios problemas
en la zona musulmana cercana a la mezquita, de Old Delhi. Bebíamos
cerveza en un lugar apartado, muy sucio -para variar- y algo ruinoso,
cuando unos jóvenes radicales nos acosaron y nos expulsaron de allí,
de muy malas formas. Hacer 50 grados y tener sed, fueron nuestros
delitos.
-En Varanasi y sobre todo, cerca del
Ganjes y el barrio contiguo, no es fácil encontrar alcohol.
Caminamos una hora por calles insufribles -de las peores del país-
para encontrar una tienda y nos volvimos sin la cerveza, dado que nos
pidieron 200 rupias por cada unidad.
Esta es, de Varanasi y la siguiente, de Bhubaneswar, en India
-Haridwar y Rishikesh son ciudades
sagradas y las bebidas alcohólicas están vetadas. Ansiosos y
después de varios días, investigamos a través de nuestra tablet,
si existía alguna posibilidad de encontrar cerveza en los
alrededores. ¡Premio!. En Raiwala, a diez kilómetros, de Haridwar y
con estación de tren, se ubica un curioso y paupérrimo antro, donde
darse al placer etílico con naturalidad y satisfacción.
-En Varkala, padecimos un infierno
para comprar unas botellas de cerveza. Aguardamos una cola infernal,
llena de indios borrachos. Acercándose al mostrador, hay que entrar
dentro de un estrecho y agobiante callejón metálico oscuro y
maloliente, donde pasa de todo y nada es bueno. ¡Me ahorro dar más
detalles!.
-En la frontera de Benapole, entre
Bangladesh e India, padecimos extraños, molestos y largos
acontecimientos, simplemente, por adquirir tres latas, de Heineken.
Tuvimos, que rellenar largos formularios, entregar fotocopias del
pasaporte y aguardar una larga espera.
Podríamos seguir, pero sería más de
lo mismo. Aquí termina esta larga serie de nuestros actos heroicos
por la CERVVEZA. ¡No serán los últimos!.
2 comentarios:
Hola,
He terminado de leer tus artículos sobre vuestras aventuras ocasionadas por la cerveza y me han parecido entretenidísimos y muy divertidos. Sobre todo, porque ninguna acabó mal.
Gracias y mucho ánimo con tan currado blog.
Salu2
Me alegro, de que te hayan gustado.
Saludos.
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