Todas las fotos de este post, son de Belfast
Definitivamente, Belfast nos resultó
ser una ciudad encantadora, que superó en mucho nuestras
expectativas y en la que merece muy bien la pena, recalar un par
de días para disfrutarla con tranquilidad. Su centro histórico y el
comercial -pegados, prácticamente, el uno al otro-, son muy
accesibles y resulta bastante atractivo pasear por ellos. Nada pudo
amortiguar nuestro gusto por Belfast. Ni siquiera el ligero frío, el
fuerte viento y la persistente lluvia del primer día, que propició
que los niños fueran tapados con mantas en sus cochecitos por la
calle o que nosotros mismos acabáramos por la noche con la
calefacción del hotel puesta y debajo de un edredón nórdico. Nada
hubiera tenido ello de extraño, sino fuera, porque era 7 de julio.
Para entender y sentir Belfast, hay que conocer la historia, aunque sea, de forma resumida. Irlanda fue desde los viejos tiempos, una isla católica en un reino predominantemente protestante. Durante 800 años formaron parte del Reino Unido, hasta que consiguieron su independencia, allá por 1922. Durante siglos, a los reyes británicos no les gustaba demasiado el catolicismo de sus súbditos irlandeses, así que intentaron repoblar la isla con protestantes, cosa que consiguieron en la zona norte. Estos emigrantes, no se llegaron a juntar, prácticamente, con la población autóctona y permanecieron fieles a sus costumbres y su religión.
Es por ello, que esta franja
decidió seguir bajo el paraguas de la monarquía británica, tras la
independencia de la otra parte de la isla. Ahí arranca el conflicto,
que durante décadas ha bañado de sangre las calles de Belfast y
otras poblaciones norteñas y que tuvo uno de sus momentos más
álgidos, con el Domingo Sangriento de 1972 -al que U2 hizo más
famoso todavía, ya hace años-, en el que el ejército británico -a
lo bestia, como suele hacerlo siempre- mató a 13 personas de una
manifestación, que se oponía a la ley de internamiento, por la que
se podía meter en la cárcel sin juicio, a quién pudiera ser
considerado sospechoso de pertenecer al Irish Republican Army
(IRA).
Si, habíamos sentido emoción en
Berlín, en 1.990, cuando vimos el denominado Muro de la Vergüenza
resquebrajado, pero todavía en pie, lo mismo nos ocurrió Belfast,
al recorrer los barrios/calles. donde durante bastante tiempo,
estuvieron separados los protestantes y los católicos (Shankill road
y Falls road, respectivamente). Se trata de zonas obreras, de casas
de fachadas humildes, donde a cada paso se respira una bocanada de
historia. Los visitamos un domingo y tal vez, por eso no estaban
demasiado animados, aunque en la zona protestante se preparaban para
celebrar algo, dado que la calle principal permanecía llena de
banderas británicas por todas partes y en una explanada se apilaban
palés de madera. Al día siguiente, vimos una foto en el periódico
con esta misma escena.
Si, a nosotros nos impresionó ver esto en su momento, imaginad lo que debió significar, vivir en uno de estos barrios, en la época en que la tensión se cortaba a cuchillo. Ahora, los numerosos murales -unos reivindicativos, otros provocan hilaridad- y los parques y monumentos en memoria de las víctimas de ambos bandos, son las máximas manifestaciones, que delatan que la herida está casi cerrada, pero todavía no del todo cicatrizada.
Al margen de convivir con la historia,
los ciudadanos y los turistas de Belfast, cohabitan con una no
demasiado extensa, pero muy coqueta área monumental y con la zona de
la preciosísima Universidad de Queen's.
Haciendo de frontera entre las animadas avenidas comerciales -al menos hasta las seis de la tarde- se encuentra el City Hall, el impresionante Ayuntamiento, que a simple vista, parece más antiguo de lo que, realmente, es. No pudimos visitarlo por dentro -aunque la visita es gratuita-, dado que no abre durante los fines de semana.
Otras atracciones imprescindibles, dentro de la zona monumental, serían la bonita Graud Opera House, el Prince Albert Memorial Clock Tower -una torre del estilo a la del Big Ben y probablemente. más inclinada que la Torre de Pisa-, La Custom House -preciosa casa de la aduana- y S. Anne Cathedral -la catedral anglicana de Belfast-. Además, hay una serie de iglesias y edificios de interés, que hacen muy amena la estancia.
En la magnífica zona de la Queen’s University, se halla también el Ulster Museum -en Belfast, los horarios de algunos museos son algo extraños y no es infrecuente, que abran solo de 13 a 17 horas- y el Jardín Botánico, con Palm House. (un chulo invernadero en medio del tranquilo jardín).
3 comentarios:
El próximo post estará dedicado a nuestro viaje de Semana Santa, a los Picos de Europa y Cantabria.
Saludos.
Nca he sabido porque hay tan poca informacion sobre Irlanda, ya sea por la Irlanda del Sur, un poco mas dada a conocer, hasta la casiolvidada Irlanda del norte, que incluso muchos hasta la dejan fuera de la triada Inglaterra, Gales y Escocia. Gracias Eva por dar a conocer algunos datos sobre Irlanda y su capital nortina, Belfast.
Gracias a ti por tu comentario, Erick
Publicar un comentario