Camino de la isla del Sol (Bolivia)
Copacabana (Bolivia)
La Paz
La Paz
Oruro (Bolivia)
Oruro
Copacabana
Copacabana, arriba e isla del Sol, debajo
En casi cualquier autobús o microbús de
Sudamérica –excluyendo Argentina, Brasil y Chile-, ya desde los primeros
minutos, el viaje es una sucesión de vendedores y oradores, que suben al
vehículo, a vender sus mercancías o servicios. Estos últimos, muestran una
locuacidad impresionante, digna de cualquier locutor profesional. Es increíble,
lo bien que se habla el español, en la mayoría de los países que llevamos
visitados. Con mucha más riqueza lingüística y vocabulario, que en España y por
supuesto, sin nuestra habitual y constante recurrencia a las palabras soeces y
malsonantes.
Así hoy,
van desfilando un vendedor de caramelos, otro de medicina natural orientada al
estómago, una vendedora de fruta, la siguiente es de bizcochuelos, otra de
humita -un preparado de maíz en la hoja de la propia mazorca-, de charque
-carne deshidratada-, de salteñas -una
especie de empanadillas muy típicas, a lo largo del país, que a mi no me gustan
nada, porque suelen contener algo de líquido de la cocción del relleno y un cierto
toque dulce- y una más, que comercializa sobrecitos de crema para el cuidado de
la piel…
¿Por qué cada vendedor de los que
suben cada día a los autobuses, ha llegado a vender lo que vende y no otra
cosa?. ¿Por qué, por ejemplo, la de los bizcochuelos acabó vendiendo este
género y no fruta?.
La Paz (Bolivia)
Otra característica muy marcada
de Bolivia, viene dada por su relación con lo –para nosotros- esotérico. Buena
prueba es, el Mercado de las Brujas, de La Paz, donde las mujeres aimaras
siguen ofreciendo sus curas medicinales y hierbas para todo tipo de males, al
margen de toda una sucesión de ofrendas a la Pacha Mama, que siempre suelen
incluir fotocopias de billetes de dólares y coches en miniatura, de
propietarios de medios de transporte, que buscan así, las bendiciones para una
buena conducción. Otras, incluyen fachadas de casas, botellas pequeñas de vino,
aviones…
El caos
circulatorio en la capital de Bolivia, resulta evidente. En él, son
protagonistas absolutos los microbuses, que van abarrotados, con el ayudante
por fuera, voceando los destinos y el precio, La Paz es una ciudad más parecida
a las de Oriente Medio, África u otros lugares del tercer mundo, que a las de
Sudamérica
La mayoría de las calles de esta
ciudad, van en empinada cuesta. Nosotros ya estamos muy adaptados a la altitud
y caminamos sin casi problemas, pero debe ser duro, enfrentarse a esta urbe –la
tercera más alta del mundo-, recién aterrizado de Europa. Pero, a pesar de todo
sigo sosteniendo, que no es necesario masticar hojas de coca y que los
lugareños que lo hacen, es más por un problema de drogadicción –legal en el
país-, que por los efectos de la altitud.
Llevamos a cabo, una excursión a
Oruro, famosa por su carnaval. Almorzamos de forma espectacular, por tan solo
13 bolivianos, en la terraza de un restaurante, a base de Ensalada Bonita –y
muy rica, diría yo-, sopa de verduras, exquisito guiso de res y arroz con
leche. ¡Un auténtico lujo para cualquier trotamundos!. La verdad es, que en
términos generales, estamos comiendo bastante bien, en Bolivia.
Después y aprovechando el muy
recomendable mercado de la ciudad, nos vamos de cacería de cholas, deporte de
riesgo, que no es otra cosa, que tratar de hacer fotos a esas escurridizas
mujeres, que tienen más aversión a los objetivos de las cámaras, que yo al
repugnante olor que desprenden las capas y capas de ropajes, que llevan puestos
encima. Me quedo tentada, de comprar el tónico de uña de gato, que venden en
uno de los puestos. ¿Para qué servirá?.
Dejamos atrás La Paz y tras dos
horas, nos apeamos frente al lago Titicaca. Para llegar hasta Copacabana, es
necesario cruzar el estrecho de Tiquina. Así, que montan el microbús en una
especie de balsa –más que barco-, donde viaja ladeándose, hasta casi volcar. Nosotros,
por nuestra parte, tenemos que subir a unas barcazas de pasajeros, para arribar
al mismo sitio. La estampa que forman el lago, las casas de los pueblos de
ambas riveras y las laderas de las cercanas montañas, es emocionante y
reconfortante.
Ya en Copa, primero paseamos al
lado del lago y su bahía, desde donde se ven los cerros, donde se asientan el
Calvario y la Horca del Inca. Existen numerosos restaurantes, en los que se
sirve la exquisita trucha del lago, cocinada de diversas formas –y cuando digo
diversas, digo más de veinte-, aunque como casi siempre, hay demasiada oferta,
para la poca demanda. Es difícil poder comer, un pescado más fresco que este.
Para gastar las calorías
ingeridas, subimos al Calvario, que desde luego, hace honor a su nombre. Se
trata, de ascender al empinado cerro, por un camino pedregoso y serpenteante,
donde están representadas todas las estaciones, del Calvario que vivió Jesús,
para finalizar arriba, con los Dolores. Y todo eso, claro, a cuatro mil metros
de altitud.
El lugar
es típico de peregrinaciones y cada día y a pesar de lo esforzado que es, suben
familias enteras, desde los niños, hasta las abuelas. En determinadas zonas se
realizan ofrendas, en las que se mezclan de forma magistral, la tradición
cristiana, con las creencias indígenas. Incluso, leen el futuro en la espuma de
la cerveza, que ya tiene mérito.
Cerca de Copacabana, se hallan
las islas del Sol y de la Luna. La primera, donde se supone que nació el astro
rey, es la más famosa de las que componen el lago y en ella se hayan restos
precolombinos. En la segunda, se encuentra el templo de las Vírgenes del Sol o
Casa de las Escogidas. Solo es posible patear la primera. La excursión de un
día resulta muy barata y recomendable, llevando la suficiente comida y bebida.
3 comentarios:
Hola:
Que alegría ver que os habeis decidido a contarnos en forma resumida
vuestras experiencias de los anteriores viajes. La web está muy bien,
pero esas pequeñas pildoritas nos acercan de forma más rápida a
vuestros sentimientos y emociones.Me parece estar recorriendo con
vosotros esos maravillosos lugares.
Gracias.
Marisa
Hola, Marisa.
Sí. Ahora, que desgraciadamente, tengo tiempo y antes de irnos a Armenia, Georgia, este de Turquía, Macedonia y Kosovo, estoy tratando de hacer una breve recopilación de viajes anteriores.
Me alegro mucho de que te haya gustado y de que nos lo comuniques.
Un abrazo
Gracias a ti por seguir compartiendo tus experiencias y tus ansias por vivir.
Espero que la vida te permita seguir poe este camino durante mucho tiempo.
Un abrazo.
Marisa
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