Este es el blog de algunos de nuestros últimos viajes (principalmente, de los largos). Es la versión de bolsillo de los extensos relatos, que se encuentran en la web, que se enlaza a la derecha. Cualquier consulta o denuncia de contenidos inadecuados, ofensivos o ilegales, que encontréis en los comentarios publicados en los posts, se ruega sean enviadas, a losviajesdeeva@gmail.com.

domingo, 19 de febrero de 2023

martes, 14 de febrero de 2023

Museo, mercado y manifestación

           En poco más de un mes, llevamos once viajes entre Valladolid y Madrid, en ambos sentidos, por lo que ya solo nos faltan cinco, a llevar a cabo hasta el 30 de abril, para recuperar los 20 euros de la fianza de media distancia. En cercanías, y a esta fecha, son 19 periplos por las líneas de la comunidad, por lo que el bono ya está amortizado.

          Para el pasado fin de semana, cuatro eran los objetivos principales, que nos habíamos marcado en la capital: visitar el Museo Arqueológico; ir de fiesta por Malasaña durante la noche del sábado; pasear por el Mercado de Motores, en Delicias y acudir a la manifestación en favor de la sanidad pública. Cumplimos tres, porque debido al cansancio, aplazamos la salida nocturna para otro finde.

          Intentamos entrar al Museo del Prado, pero la cola era aún mayor, que en semanas anteriores, por lo que nos fuimos al cercano Arqueológico, que también es gratuito, durante unas pocas horas, los sábados por la tarde. Había bastante gente dentro, pero no debimos esperar en la entrada. Durante más de una hora, recorrimos la planta de abajo y parte de la primera, quedándonos pendiente el resto de la galería. Disfrutamos mucho, contemplando restos en diferente estado de conservación del paleolítico, del neolítico, de los neardentales y de otras épocas históricas. Volveremos, a no tardar mucho.

          El Mercado de Motores se celebra todos los sábados y domingos, entre las once de la mañana y las nueve de la tarde, junto al Museo del Ferrocarril, de Delicias, por lo que matas dos pájaros de un tiro. Consultando en internet, aseguran, que es necesario reservar entrada gratuita y así lo hicimos. Pero, al acudir, nadie nos pidió nada. Conviene ir pronto, porque desde poco después del mediodía se pone imposible de gente.

          Consta de tres partes diferenciadas, aunque colindantes, entre sí. Debajo de la marquesina se encuentra la exposición de trenes, pertenecientes a los siglos XIX y XX -es chulísima y algunos vagones o máquinas se puede visitar por dentro - y diversos puestos de comida -con algunas degustaciones gratis -, ropa o complementos de buen nivel de calidad y precios atractivos. A la entrada de esta zona, hay otro mercadillo, autodenominado vintage, aunque yo más bien, lo llamaría, cutrage, por la cantidad de porquería, que se comercializa, con cierto éxito. Y, al final de la cubierta, se encuentran los carísimos camiones de comida de batalla. A modo de ejemplo, unos huevos rotos con un par de acompañamientos, a ocho euros (la excusa es, que los ponen gallinas felices).

          La manifestación arrancó a las doce de la mañana del domingo, en cuatro columnas diferentes, desde Nuevos Ministerios, plaza de España, hospital de la Princesa y plaza de Legazpi. Por la cercanía de esta última, a Delicias, nos incorporamos a ella, después de abandonar el Mercado de Motores. Toda la gente que había acudido -varios miles- no era menor de cincuenta años. Participación masiva, a ritmo festivo -a golpe de batucada- y reivindicativo, con proclamas constantes en defensa de la sanidad pública y contra el gobierno autonómico de Díaz Ayuso. Terminó en la plaza de Cibeles, pasadas las dos de la tarde.

          Aún nos quedó tiempo, para pasear por un muy concurrido y estresante Rastro y por Madrid Río, en la zona colindante, con Príncipe Pío.

          Y el fin de semana, que viene, ¡A disfrutar de los Carnavales capitalinos!

martes, 7 de febrero de 2023

Fin de semana de museos

           Después de las celebraciones del Año Nuevo Chino y de la noche de fiesta por Malasaña, nos habíamos planteado un finde algo más tranquilo, visitando algunos museos capitalinos.

          Arrancamos el sábado visitando los mercados de San Antón -ya conocido- y San Ildefonso, donde no se ofrece género fresco y si elaborado, a través de numerosos bares y restaurantes. En el primero, predomina la cocina española de toda la vida, siendo el segundo más exótico, ofreciendo numerosos platos asiáticos, especialmente, de la cocina surcoreana, aunque nada, que ver, con lo que puedes comer, en Seul, porque aquí predomina la fritanga con aceites saturados. Ambos lugares estaban extraordinariamente concurridos, casi hasta el agobio.

          Después de almorzar, nos esperaba el museo del Romanticismo, ubicado en un palacete estatal, que fuera en su día propiedad del Marqués de Matallana. Conserva una importante y cuidada colección de objetos históricos y artísticos, recogiendo la vida cotidiana de la burguesía en la época del romanticismo, en el siglo XIX. La cocina, las habitaciones, el cuarto de juegos de los niños...y numerosos cuadros en todas las estancias, que dan cierta sensación de apelotonamiento. No defrauda, aunque se visita en poco más de media hora, si lo haces por libre.

          A las seis y media de la tarde, ya estábamos en la cola -hay dos, dependiendo de si tienes entrada reservada previamente o no- del Museo Reina Sofía, espacio de arte contemporáneo. Las visitas gratuitas son de siete a nueve y no tardamos más de diez minutos en entrar y dejar el bolso en la consigna. Nunca antes, habíamos visitado esta galería. Nos centramos en la planta baja y el sótano.

          Vimos obras notables de pintores del siglo pasado; otras relacionadas con acontecimientos históricos, como la caída del muro de Berlín, el conflicto árabe - israelí o el 15 M; además de auténticas tomaduras de pelo, supuestamente calificadas, como arte y que, por supuesto, no lo son. Volveremos en el futuro, a seguir explorando este basto recinto.

          Para el domingo, nos quedaban el Museo Geominero y el del Canal de Isabel II, aunque a este último -donde ya habíamos estado antes-, no pudimos acceder, al encontrarse cerrado, por motivos desconocidos.

          Los días festivos, la planta de abajo del museo alberga un interesante y abarrotado mercadillo de minerales, donde se pueden encontrar, desde cuarzos rosas para el amor, a bolas para cuidar con éxito, la salud. En la planta de arriba, más tranquila,hallamos una completa colección de bellos minerales internacionales, otra de autóctonos y una amplia sección de fósiles. El recorrido por las salas nos resultó muy agradable e instructivo, a pesar de que las estanterías están demasiado juntas entre sí.

          La tarde, la dedicamos a pasear -con 18 agradables  grados de temperatura-, encontrando dos hechos relevantes: una confusa y minoritaria manifestación de peruanos en la Gran Vía, donde se gritaba a favor de la libertad y en contra del comunismo, de la policía y hasta de Pedro Sánchez, que qué tendrá que ver y los mismos puestos, que habíamos visto,  durante el Año Nuevo Chino, pero en vez, de en Usera, en la Plaza de España.