Este es el blog de algunos de nuestros últimos viajes (principalmente, de los largos). Es la versión de bolsillo de los extensos relatos, que se encuentran en la web, que se enlaza a la derecha. Cualquier consulta o denuncia de contenidos inadecuados, ofensivos o ilegales, que encontréis en los comentarios publicados en los posts, se ruega sean enviadas, a losviajesdeeva@gmail.com.

lunes, 24 de abril de 2023

jueves, 13 de abril de 2023

Una Semana Santa muy movida e improvisada

           Después de haber fallado nuestros planes iniciales, montamos de la nada y a última hora un improvisado periplo por la Comunidad de Madrid y Guadalajara. Y ello, porque no fue posible, ni ir a Arabia Saudí -planes iniciales, que quedan pospuestos para junio-, ni al norte de Marruecos -lo haremos en Mayo-, ni a Cataluña.

           Miércoles. Llegamos a la estación de Príncipe Pío a media tarde y paseamos ampliamente por el centro, constatando, que la capital está mucho menos colapsada en día de diario, que los fines de semana. Nos estamos ya acostumbrado a la omnipresente suciedad, que campa a sus anchas por las calles de Madrid.

          Jueves. Empezó un calor asfixiante, que nos acompañaría hasta el domingo. Después de organizar la logística de dos días -en Madrid abre todo hasta en festivos, pero en Cercedilla y Guadalajara no-, nos dirigimos hasta esta primera localidad. En septiembre pasado y en los alrededores, habíamos llevado a cabo el sendero rojo y en esta ocasión, elegimos el verde, que transita por la Calzada Romana, a través de un incómodo camino entre foresta diversa y riachuelos de poco caudal, hasta el Puente Romano. Cerca hay una amplia zona de esparcimiento, con merenderos, chiringuitos y actividades diversas, como el jump monkey.

          Viernes. A primera hora, visitamos la cercana localidad de Los Molinos, accesible con el cercanías. No es nada del otro mundo, pero contemplamos un par de iglesias, la plaza Mayor y paseamos por las cercanas dehesas.

          Después, nos fuimos a Guadalajara, donde pasaríamos la noche. Como el casco histórico ya lo conocíamos, nos fuimos a completar una ruta en los alrededores, que habíamos encontrado en internet, llamada "de las espigas". Lleva aproximadamente, dos horas y media -ida y vuelta - desde el centro y debes sortear unas cuantas cuestas. El paisaje es al principio de olivos y después, de cereal, de ahí su nombre. El premio gordo está al final, después de descender una abrupta y estrecha senda, cuando llegas al río Henares, a la cúpula de la depuradora, a una bonita y elevada pared arenosa de divertidas formaciones y a un circuito. Magníficas vistas de las provincias de Guadalajara y Madrid y del cercano toro de Osborne.

          Además, paseamos por el casco histórico y contemplamos la magnífica y desgarradora procesión de Viernes Santo, en la que muchos pasos son llevados a hombros, incluso, por mujeres.

          Sábado. Por la mañana, llevamos a cabo la ruta verde de Guadalajara, que transita por numerosos parques, ubicados en el perímetro de la ciudad, en distinto estado de conservación y de mantenimiento. Son 12 kilómetros de trayecto, pero nosotros solo hicimos las dos terceras partes.

          Por la tarde paseamos por la cercana, Alcalá de Henares, ciudad, que ya conocíamos, pero que no visitábamos, desde hace tiempo. Aglomeraciones y gordas sin fin, como si no hubiera un mañana.

          Domingo. Comenzamos el día, paseando por los jardines de Sabatino y esta vez sí, accedimos al Museo de los Caños del Peral, en visita guiada de una hora. Se trata de restos arqueológicos del Madrid de los siglos XVI y XVII, que fueron descubiertos en 2009, durante las obras de remodelación del metro. Están compuestos por una fuente, una alcantarilla y parte de un acueducto y dan fe del trepidante, caótico e insalubre Madrid de la época. No deberíais perderoslo, porque las historias tienen mucha miga.

          Por la tarde, paseamos por el Parque del Oeste y los barrios de Moncloa y Argüelles, antes de regresar a Valladolid.


miércoles, 12 de abril de 2023

Un finde de contrastes

           Y llegó el finde previo a la Semana Santa, con bastante calor en Madrid y el cambio de hora ya amortizado. Fueron dos días agradables, aunque de contrastes, en los que solo salieron bien, la mitad de nuestros planes.

          Quisimos empezar, visitando una bonita composición floral en los exteriores de la Casa de México, en una propuesta, que determinada marca de cerveza nos había mandado por correo electrónico. Al llegar, no había nada y al preguntar, nos dijeron, que se había secado dos días antes y la habían retirado.

          Sin desanimarnos, nos fuimos al museo municipal de San Isidro o de los Orígenes de Madrid, ubicado en el barrio de La Latina. A través de grabados, maquetas y piezas arqueológicas muestra una interesante exposición permanente, que recoge la vida madrileña, desde la prehistoria, hasta que fue nombrada capital de España.

          Después, paseando por las cercanas Puerta de Moros y Plaza de la Cebada, llegamos sin pretenderlo a la iglesia de San Francisco el Grande, que tiene la tercera cúpula más grande de la cristiandad y una recopilación de escenas bíblicas, compuesta por figuras y edificios. ¡Dos décadas hemos vivido en Madrid y no sabíamos de su existencia!

          El domingo, tampoco comenzó bien. Teníamos reserva para visitar el Museo de los Caños del Peral, en la estación de metro de Ópera, pero un problema logístico nos impidió llegar puntuales a la cita. Es de acceso gratuito y se enmarca en la plataforma de museos "Andén Cero", aunque se requiere un título y transporte para poder franquear los torniquetes del suburbano.

          Lo que resultó ser una magnífica experiencia fue, la visita a la exposición "3D, reimprimiendo la realidad", que se presenta hasta finales de abril, en la fundación CaixaBank. Es gratuita para clientes y basta con mostrar la tarjeta de crédito o la app del banco. Absolutamente recomendable e interactiva, muestra cómo va a cambiar la impresión 3D muestras vidas, optimizando, abaratando, personalizando y haciendo sostenibles ecológicamente la mayoría de los bienes de primera necesidad y de consumo.

          Para finalizar, quisimos acercarnos a la Galería de Cibeles, situada en la parte trasera del emblemático edificio. Un tipo muy borde nos indicó, que no se podía acceder, porque en esos momentos del mediodía había un evento privado.

martes, 4 de abril de 2023

Nuestros viajes recurrentes empiezan y acaban en el centro comercial de Príncipe Pío

           No existe nada más vulgar, rastrero, escasamente emocional e insensible, que la anodina vida de los centros comerciales. Lo vemos, cada semana, al arribar y partir de la madrileña estación de Príncipe Pío. Da igual, que sea verano o invierno, todo funciona de la misma manera, porque los sujetos, que hacen suya está forma de vida, disponen de una capacidad neuronal, próxima, a cero, que impide cualquier cambio o novedad.

          Cualquier planta decorativa o ameba unicelular, cuenta con una vida más activa y próspera, que la de la mayoría de las personas, que hacen de los centros comerciales su cutre trinchera de fin de semana...Son gentes, que nunca destacaron en nada -fueron tan tontos y manipulables de pequeños, como de mayores- y que en las pocas veces, que tienen posibilidad de decisión, se equivocan, incluso, cuando el más simple razonamiento dice, que hay, que hacer otra cosa, que lo que ellos piensan.   

          Se pasan la semana en sus trabajos de mierda, quejándose a cada rato de todo lo que les sucede -poca cosa, pero ellos lo ven un mundo, pero no hacen nada para tratar de cambiar sus vidas. Así, tienen la gran ventaja, de que no sufren, porque no son conscientes de su incapacidad funcional total.

          Y la gran recompensa, la encuentran el domingo en el centro comercial. Para comerse una triste hamburguesa, sándwich o helado, premio a sufran destreza mental adquirida, guardan enormes colas, después de haberse vestido para la ocasión, haber llevado a cabo varias decenas de kilómetros desde sus casas, haber aparcado el coche en cualquier parte y haber dado el coñazo a todo ser viviente cercano a su burda actividad, con las grotescas y maleducadas actitudes de su hijos malcriados y en estado salvaje, fruto de tenerlos aparcados desde pequeños numerosas  horas al día en el colegio y de no haberles dedicado la más mínima atención.

          Solo salen del centro comercial para fumar y apestar al resto de la humanidad, sin remordimientos, tal como gestionan toda su mísera existencia. Curiosos estos espacios de mercadeo y relaciones sociales, donde conviven los olores de todo tipo -ricos , recurrentes o nauseabundodos-, el tránsito alocado de personas de personas indomitas, los bultos descontrolados -que portan-, las vacías tiendas de supuesto lujo -con sujetadores o bolsos a más de trescientos euros - y las inofensivas tiendas de gominolas o los chiringuitos de comida en serie o recalentada.

          Además, de los comerciales de todo tipo -mas o menos, agresivos, simpáticos o patéticamente graciosos -, llegados a esa profesión por caminos muy diversos y escasamente previsibles. Desde la joven guapita sosa y que inspira ternura, hasta el imbécil, que te espeta a la cara: "¿Quieres, que te haga millonario?"

          Pero, no nos quejemos, porque al fin y al cabo, la vida ha evolucionado para bien. ¿O no? Nuestros abuelos malgastaban su ocio cotilleando en la calle y destripando a los seres humanos de su entorno -mas , ellas-, escuchando el parte o entreteniendo las noches, follando y aumentando la plebe.

          Por cierto: el pasado domingo y estando en el centro comercial, el Madrid nos metió 6-0. ¿Habré escrito todo esto por la frustración de la derrota?.



domingo, 2 de abril de 2023