Frontera entre Sahara y Maurittania
Afortunadamente, terminó este insoportable verano, lleno de tardes soporíferas, aunque también de fiestas, conciertos, limonadas, barbacoas... Por diferentes circunstancias -que no vienen al caso- el periodo estival ha transcurrido sin un viaje, que llevarnos a la boca. El debate, a fecha de hoy, es si nos iremos 20 días a Grecia, en octubre; arrancaremos el séptimo viaje largo, en noviembre o pasaremos este año en blanco. Ya iremos viendo.
Afortunadamente, terminó este insoportable verano, lleno de tardes soporíferas, aunque también de fiestas, conciertos, limonadas, barbacoas... Por diferentes circunstancias -que no vienen al caso- el periodo estival ha transcurrido sin un viaje, que llevarnos a la boca. El debate, a fecha de hoy, es si nos iremos 20 días a Grecia, en octubre; arrancaremos el séptimo viaje largo, en noviembre o pasaremos este año en blanco. Ya iremos viendo.
Rosso (Mauritania)
Mientras
tanto y después de tres meses sin publicar, retomo el blog con el
objetivo de haceros llegar catorce “pequeños” lugares de África,
que no deberíais perderos en los periplos por este continente. No se
trata de sitios famosos, pero si entrañables, encantadores o
pintorescos. No se exponen ni en orden ascendente, ni descendente,
sino simplemente geográfico, de este a sur y de noroeste hacia
abajo. Y además, sin repetir un solo país.
-Bahariya
(Egipto): A unas cuatro horas en coche de El Cairo, este oasis no
tendría nada de especial, sino fuera porque a unas decenas de
kilómetros, se hallan los desiertos Blanco y Negro, muy
sorprendentes, poco turísticos y maravillosos.
Fadiouth (Senegal)
-Harar (Etiopía): Se trata de la cuarta ciudad sagrada del Islam y aunque es una gran urbe, su centro histórico se presenta bastante recogido y muy atractivo, con casi cien mezquitas de diferentes épocas, bellas casas tradicionales y calles gremiales, a casi 2.000 metros de altitud.
-Harar (Etiopía): Se trata de la cuarta ciudad sagrada del Islam y aunque es una gran urbe, su centro histórico se presenta bastante recogido y muy atractivo, con casi cien mezquitas de diferentes épocas, bellas casas tradicionales y calles gremiales, a casi 2.000 metros de altitud.
Vilankulos (Mozambique)
-Lamu
(Kenia): La más antigua y tradicional ciudad swahili del África
oriental, ofrece encantadoras calles, que parecen haberse detenido en
el tiempo, además de gentes muy amables y bonitos paisajes de mar.
Quizás, no sea tan bello, como Zanzibar, pero sí, mucho menos
turístico.
-Namanga
(Tanzania): Se trata de un pueblo de unos 10.000 habitantes, en la
frontera con Kenia, que penetra parcialmente en este país. Es uno de
los lugares donde contemplar la cultura masái en estado puro, sin la
contaminación de las agencias de viajes y sus tours. Las
celebraciones religiosas musulmanas están a la orden del día.
Djenné (Mali)
-Chipata
(Zambia): A pesar de no ser un núcleo muy pequeño, la ciudad
conserva su indiscutible talante rural y agrícola, dentro del parque
nacional de Luangwa del Sur. El mercado es puramente africano y sus
gentes resultan entrañables, en un país, donde la hostilidad hacia
los extranjeros blancos se hace incuestionable.
-Michinji
(Malawi, en la frontera con Zambia): Malawi es de las naciones más
pobres del planeta, pero el turista siempre es bienvenido y -en la
medida de lo posible- agasajado. Tiene todos los encantos de las
pequeñas ciudades de frontera y ninguno de sus inconvenientes. Al
menos, durante nuestra estancia, las actividades lúdico-festivas nos
llenaron de gozo.
-Vilankulos
(Mozambique): Una de las joyas de este país, algo dispersa -como es
frecuente, en África-, pero encantadora, donde parece que uno ha
retrocedido varios siglos atrás, cuando se observan las artes de la
pesca y preciosos barcos, que parecen sacados de una película
medieval. Me ha costado decidirrme entre este núcleo urbano y
Cuchamano, en la frontera de Zimbabwe, uno de los lugares más
entrañables del continente.
Michinji (Malawi)
-Kariba (Zimbabwe): Disperso enclave de cultura y tradiciones muy rurales, donde contemplar animales salvajes está a la orden del día. Nosotros llegamos a fotografiar elefantes a dos metros de distancia, además de ver hipos, cebras y otras muchas especies. Afortunadamente, nuestras imprudencias no tuvieron castigo.
-Kariba (Zimbabwe): Disperso enclave de cultura y tradiciones muy rurales, donde contemplar animales salvajes está a la orden del día. Nosotros llegamos a fotografiar elefantes a dos metros de distancia, además de ver hipos, cebras y otras muchas especies. Afortunadamente, nuestras imprudencias no tuvieron castigo.
Mamamga (Kenia)
-Tozeur
(Túnez): Que yo sepa, se trata del mayor palmeral del mundo, donde
acabamos odiando y vomitando los dátiles, debido a los excesos, que
como otras tantas veces, cometemos. Un lugar con mucho encanto, con
pocos viajeros y con ningún pelma.
-Mulay
Idris (Marruecos): Después de siete viajes al país, resulta difícil
elegir un sólo sitio. Nos quedamos con este, por ser poco conocido y
maravilloso. Enclavado en una roca, se puede disfrutar de sus
estrechas calles empedradas, las colinas adyacentes y las cercanas
ruinas de Volubilis. Lamu (Kenia)
-Frontera
de Sahara Occidental: Los cinco o seis kilómetros, que separan este
país, de Mauritania, se constituyen en una de las experiencias más
alucinantes para el viajero. Territorio salvaje, lleno de minas y
coches quemados, donde sin un conductor experto, se pierde la vida,
seguro. No hay más población, que los numerosos empleados y
buscavidas chantajistas de los puestos fronterizos.
Harar (Etiopía)
-Rosso
(Mauritania): Otra localidad fantástica de frontera, sino fuera por
sus lamentables y tenebrosas infraestructuras hoteleras. Existe un
mercado -al menos, los domingos-, genuino, muy animado y maravilloso.
-Fadiouth
(Senegal): Conectada por un largo puente de madera con la población
de Joal, esta isla artificial llena de conchas, resalta la
cotidianidad y convivencia de cristianos y musulmanes -con sus
respectivos cementerios- en plena Petite Coté. ¡Un momentazo!.
-Djenné
(Mali): Sus construcciones tradicionales en adobe, hacen de este
lugar un destino incomparable, sobre todo, si se visita los lunes,
día del animado y bullicioso mercado, donde conocer gente y comer
mil cosas distintas, resulta bastante factible. ¡Recomiendo las
sabrosas albóndigas de pescado!.
Entradas a monumentos egipcios
Entradas a monumentos egipcios
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