Río Zambeze, en la frontera entre Zimbabwe y Zambia
Hoy en Lusaka, nos han robado la
camara, con las casi 900 fotos del viaje. No hay copia de seguridad. Iban a por
el dinero -siempre bien protegido en el bolsillo interior- y han confundido la
funda con una cartera. Han sido cuatro tipejos, mediante la habitual tecnica
del descuido. Iba en el bolsillo del pantalon corto, algo ancho, junto al
movil. En realidad y siendo objetivos, es lo menos extrano, que nos ocurrio en
esta jornada. Es normal que algo asi suceda, cuando somos los dos unicos
blancos, que han visto, visitando la ciudad y transitando por sus mercados (por
otra parte, los mas interesantes que hemos visto, a lo largo de los 71 dias de
viaje).
Livingstone
Lo que ya no es tan justificables, es el
acoso premeditado, que sufre el viajero cuando se mueve por esta ciudad: desde
los agresivos comisionistas de las companias de autobuses, hasta los
perseverantes pediguenos, de todas las edades, que pululan por todas partes;
pasando por algunos comerciantes pesadisimos y sin escrupulos (afortunadamente,
los menos).
Mas, lo que ya no tiene excusa alguna, es
que te molesten por el unico placer de entretenerse y reirse. El desempleo aqui
es alto y el aburrimiento, lamentablemente, se soluciona de esta forma, en el
pais mas hostil de los 97 que conocemos. En los mercados, la lucha es
constante, porque ademas, si no te enfrentas estas perdido. Las camaras de
fotos no son bienvenidas y tenderos y buscavidas, se avalanzan contra ti, exigiendo
que no las hagas (si hay dinero de por medio, la cosa cambia). Por supuesto,
intimidaciones las justas. Sacamos las que nos apetece -o casi-, aunque en un
ambiente muy desagradable y violento. Unas veces, les repelemos a voces. Otras,
con el silencio y en bastantes ocasiones, explicandoles, que estamos en un
espacio publico y que son fotos panoramicas, no retratando a personas o
tenderetes de cerca (siempre entendimos el legitimo derecho de alguien, a no
verse plasmado en una instantanea, asi como su negocio).
Lusaka
La dureza del entorno, tambien es
evidente. La basura campa a sus anchas por todas partes. Hay arboles abatidos y
cruzados en medio de la calle y a las habituales alcantarillas sin tapar, de
esta zona del planeta, aqui se unen enormes y profundos socavones -como si
fueran de bombas- y fosos, como los de los castillos, aunque menos anchos, que
rodean casi todo, sean edificios o parques. En su dia, debieron tener funcion
de canalizaciones para desagues, pero hoy son enormes canales repletos de aguas
fetidas y desperdicios de antiguedad diversa.
Lusaka
A nuestro santoral africano tenemos que
anadir a san Soprite, ese supermercado, que tantas veces nos ha salvado la vida
y que sin el aqui, habriamos perecido de inanicion y sed.
Los precios en Zambia -despues de pagar 50
dolares de visado-. son casi o mas elevados, que los de Estocolmo. En el super,
las salchichas de frankfurt estan a seis eruos, la mortadela a doce y la coca
cola de dos litros, a casi 3 euros. En una tienda de comida rapida, una simple
hamburguesa, sale por 2,5 y un pollo entero, sin patatas ni nada mas, por mas
de ocho euros.
Lusaka
Zambia es un pais de espejismos: en un
insulso pueblo como Livingstone, de repente, aparece el mejor mercado de
artesania, que hemos visto en toda Africa. O un autobus nocturno tirado de
precio, con destino a Lusaka, que es el primero que tuvimos con aire
acondicionado desde el dia de Navidad. O cuando despues de la situacion
descrita de la capital, llegas a la agradable avenida principal, con sus
comercios, bancos, opticas (casi las unicas que hemos visto en el
continente)... Posee una arbolada y cuidada zona peatonal en el medio, la unica
de estas caracteristicas, de todo nuestro periplo.
Igual ocurre con los mercados. Del de los
puestos de fruta, en la mediana de la carretera o los que venden cachibaches
sobre piedras en calles inhabitables, pasas sin solucion de continuidad, a uno edificado,
impoluto y abastecido.
Lusaka