Ha habido un cambio de rumbo. Los planes iniciales de volar a Emiratos Árabes Unidos, han caído en el olvido. La culpa la han tenido, el precio de los vuelos a partir de la segunda quincena de diciembre, que nos hacía imposible conectar –después de visitar los Emiratos y Omán-, con el sudeste asiático o con Japón y con Corea, la situación de preguerra, en este último país y que salvo Myanmar, el resto del sudeste de Asia, lo tenemos muy trillado.
Johannesburgo Sudáfrica)
Aunque, realmente y pensándolo bien, los argumentos expuestos anteriormente, son de mucho menos peso que el decir, que nos vamos a África, simplemente, porque es el viaje que tocaba, ineludiblemente, llegado este momento. Como luego y si salimos de este, tendría que caer India, que por diversas razones, siempre se nos acaba de resistir.
Así, que hemos rescatado planes del pasado y nuestro primer destino de esta aventura, será Johannesburgo, en Sudáfrica (creo, que nuestra primera visita, debería ser el estadio Soccer City, donde no ha mucho, ganamos la Copa del Mundo de Fútbol). Aún no es definitivo, porque no hemos comprado el vuelo, pero lo haremos, muy probablemente, este mismo fin de semana. La fecha de partida sería el 6 de diciembre, con la compañía libia, Afrikiyah, a un precio el trayecto de ida, de 251 euros. En un principio, un superchollo. Por eso, queremos investigar si esta oferta, puede contener un lado oscuro o situaciones imprevistas, antes de meter el número de tarjeta de crédito y darle al “click”.
En los viajes largos de 2.008, nos hicimos un calendario de 20 semanas, en las que fuimos realizando los trámites necesarios –que no son pocos-, de preparativos del periplo. Esta vez, los hemos tenido que comprimir, en tan sólo tres. Andamos en días muy activos, renovando el pasaporte, yendo a revisión al dentista y otros médicos, comprando nuevas tarjetas de la cámara, dando de baja algunos consumos como el teléfono/internet, yendo al centro de vacunación… Muchas y muchas cosas, a veces, algo estresantes.
Ciudad del Cabo (Sudáfrica)
Respecto a este último asunto, llevamos a cabo la rutinaria visita a vacunación exterior –ahora ya no sé llama así, pero es lo mismo-, hace una semana. Aún no sabíamos donde íbamos a ir, pero nos pusimos en lo peor y les anunciamos, un recorrido entre Sudáfrica y Etiopía, a través de Suazilandia, Lesotho, Namibia, Botswana, Zambia, Malawi, Tanzania, Uganda, Kenia y Etiopía. Vamos: la parte más “light” de África, donde hay menos conflictos de diverso tipo y donde las enfermedades –en teoría- son algo más generosas.
Salimos encantados. Nos atendió la jefa del departamento. Es la primera vez, que topamos con alguien, realmente competente y escasamente alarmista (no es fácil). Todas nuestras dudas quedarron resueltas.
Lo primero y como nosotros ya sabemos, desdramatizó el tema de la malaria. Y es que es así. Porque cada año, enferman de ella 500 millones de personas y solo mueren, uno y medio (un porcentaje, que ronda el 0,3 por ciento). Nosotros nunca, en los 90 países visitados, hemos tomado antimaláricos (aunque sí hemos llevado tratamientos de choque, por si contraíamos la enfermedad). La prevención, además, siempre es lo más importante.
Esta vez y después de mucho pensárnoslo, si tomaremos la profilaxis. África no es el sudeste asiático, Centroamérica o Sudamérica. Las posibilidades de contraer la enfermedad –que aunque pueda no ser mortal, debe dar un buen achuchón, a nuestros cuerpos occidentales-, es realmente alta, sobre todo, yendo por periodos largos.
Cuchamano (Mozambique)
Como segunda opción –por si el anterior tratamiento nos hace daño-, llevamos doxiciclina (aún no sé, que marca). Como tratamiento de choque, cuatro cajas de Malarone (hidrocloruro de proguanil). Ante posibles síntomas, hay que tomar cuatro pastillas de una vez, durante tres días. También incluiremos en nuestro botiquín, Resochin y Paludrine –de neustros viajes por Asia y América-, aunque en África no son muy útiles, debido a la alta resistencia de los insectos, a la cloraquina.
De todas formas, la malaria es mucho más frecuente y dañina en el oeste del continente, que en el este.
Sobre lo que más nos insistieron –mucho más que sobre la malaria-, es sobre ponernos la vacuna contra la rabia. Quedamos bastante impresionados al saber, que es una enfermedad mortal, ante cualquier mordedura y que solo dos personas –cercanas a una UVI-, se han salvado. Pero, no nos da tiempo a ponérnosla, porque son tres pinchazos, en 21 días. Luego, si te entra, te tienen que inyectar dos dosis más. Trataremos, de mantenernos a una distancia prudencial de los animales.
También rechazamos, ponernos la de la gripe y la hepatitis A. En este último caso y por nuestra edad, ya estamos inmunizados. Tampoco nos administrarán, la de la hepatitis B, al transmitirse está enfermedad mayormente, por relaciones ssexuales con desconocidos (muchas más casos, que de SIDA).
Sí estamos tomando la del cólera (bebida en dos tomas, en semanas consecutivas). Fiebre amarilla, tétanos-difteria y fiebres tifoideas, ya las tenemos de viajes anteriores.
Otros consejos que nos dieron, fueron lso siguientes:
Johannesburgo (Sudáfrica)
-No bañarse nunca en ríos. Es muy fácil contraer enfermedades, como la esquistosomiasis, entre otras muchas.
-Vestir ropa clara y no usar perfumes, al amanecer y al anochecer (lo de siempre).
-Lavar las ropas en permetrina, diluida en agua (aunque en la farmacia nos traten de convencer, de que esto no se puede hacer). Es muy eficaz como repelente y sirve, para cuatro o cinco lavados, antes de volverlo a aplicar.
-Obviamente, el uso de repelentes con Deet. Pero, a diferencia de otras veces, no nos trató de vender ninguna marca, en concreto.
-Nos sorprendió sobremanera, que no dedicara ni una sola palabra al dengue.