Este es el blog de algunos de nuestros últimos viajes (principalmente, de los largos). Es la versión de bolsillo de los extensos relatos, que se encuentran en la web, que se enlaza a la derecha. Cualquier consulta o denuncia de contenidos inadecuados, ofensivos o ilegales, que encontréis en los comentarios publicados en los posts, se ruega sean enviadas, a losviajesdeeva@gmail.com.

miércoles, 8 de octubre de 2014

Los 10 mejores descubrimientos gastronómicos y bebidas, de este sexto viaje largo

          Se trata de resaltar, lo que comimos o bebimos, por primera vez, en este sexto viaje largo y no las mejores cosas, que nuestro paladar degustó, durante el viaje. Por eso, no se incluyen clásicos, como el chow mein, los momos, las samosas del sur, el arroz frito con pollo o pescado, los shawarmas, los fuls o las tamiyas, entre otros. Cada vez, esta clasificación va siendo más difícil, puesto que queda, menos por descubrir.
Bondas, de India
          1º.- Los bolas de queso, vegetales y guindilla rebozadas, de las que nos hartamos en Dheradum, en una mañana lluviosa. Definitivamente, ¡deliciosas!.
Koshari, de Egipto
          2º.- El Koshari egipcio. Habíamos oído hablar de este popular plato, en nuestro viaje a Egipto, de 2.006, pero no lo llegamos a probar, al menos, en su receta decente: garbanzos, lentejas, arroz y cuatro tipos de pasta distintos, mezclados con tomate y especias, ligeramente picantes (nada te sabe picante, después de tres meses, en India).

          3º.- Las bolas rebozadas y crujientes, rellenas de cebolla y muy frecuentes, en el sur de la india. Existen dos versiones. Una con los trozos grandes y otra, casi triturada y mezclada con otros vegetales. La fritanga del sur del país, supera, ampliamente, a la del norte, tanto en variedad, como en elaboración y sabor.
                                                                                                             Biryani, de India
          4º.- Las bondas picantísimas, rellenas de enormes trozos de queso, que se pueden degustar en cualquier establecimiento, de Bikaner. El único problema es, que no se pueden comer dos seguidas

          5º.- Los bocadillos en pan redondeo, de patata rebozada, mezclada con vegetales al gusto del cocinero -siempre llevan tomate- y con tres o cuatro salsas de colores. Los mejores, los de Augandabad y Bundi.

          6º.- El delicioso Biryani de gallina -que no de pollo, mucho más frecuente e insípido-, que degustamos en lugares tan diversos y distantes, como Augandabad (India) y Chittagong (Bangladesh).
Chow mein, de la cocina tibetana
          7º.- La enorme, alargada, sabrosa y crujiente croqueta/roll rellena de vegetales, que me comí en Dhaka

          8º.- Las heladas sodas de cola, mango, piña, limón -la mejor, cerca de la estación de trenes de Udaipur, con lima natural-, masala... Las de mango y piña, mejor pedirlas sin gas (si las tienen, que no siempre ocurre). Resucitan a un muerto, en un intenso e insoportable día de calor. Hay unos cuantos establecimientos, que la sirven -a 5 ó 10 rupias-, a lo largo de muchos lugares de India. Van en aumento.

          9º.- Los momos rebozados. Los habíamos probado solo crudos, en el viaje anterior y rebozados, ganan muchos enteros. Especialmente buenos, los de un puesto callejero, de Mcleod Ganj.
                                                                                                      Momos, de la cocina tibetana
          10º.- Los garbanzos de un puesto callejero, cercano a la estación de trenes, de Allahabad. Con diversos vegetales y salsa secreta, son los mejores, que hemos probado, si dejamos al margen, los del cocido de nuestras abuelas.

          Y podríamos seguir: los dulces de miel y coco, de Bhopal; los macarrones estriados y gordos, a la masala, de Delhi; las berengenas crujientes por fuera y suaves por dentro, en Varanasi; los deliciosos rolls de pollo, queso y/o verduras, de Calcuta; las bondas especiales, de Bangladesh; los helados con frutas escarchadas, de Bikaner, los naturales zumos de mango, de Fatehpur Sikri... Y podría seguir.

martes, 7 de octubre de 2014

Posibles próximos proyectos viajeros

                                                                 Pakistán
          En un principio y salvo sorpresa mayúscula, se han terminado los viajes largos, a corto y medio plazo. Probablemente, también, los viajes al extranjero, en lo que queda de año, salvo escapadas cortas.
Yemen
          Así, que nuestros grandes proyectos viajeros de calado, quedan aplazados hasta, mínimo, principios de 2.015. Los destinos, que tenemos en la cabeza -la mayoría, en Asia, como no podía ser de otra manera-, de mayor a menor interés, serían los siguientes:

          1º.- Yemen, Yibuti y Somalilandia: habiendo constatado, que la seguridad en el primer destino, no es tan mala como se dice, este plan se convierte en nuestro principal objetivo. Los inconvenientes fundamentales son, el alto precio de los vuelos -no hemos dado con un itinerario económico, ni siquiera, a través de Dubai- y el alto coste del visado de un país, tan pequeño, como Yibuti (50 euros).

          2º.- Haití y Santo Domingo. Los vuelos tampoco son baratos y nos preocupa la seguridad, en Haití.
                                                                                                                         Japón
        3º.- Cuba: Destino largamente deseado, al que hemos estado a punto de ir en varias ocasiones. El precio de los boletos aéreos es, también, el mayor de los contratiempos.

          4º.- Corea del Sur y Japón. Otro viaje, largamente esperado y varias veces, malogrado. Una vez, incluso, llegamos a tener vuelo confirmado, a Tokio, desde Roma. Pero hubo un problema con el portal Barceloviajes y acabamos en Etiopía.

          5º.- Pakistán: En realidad, este sería nuestro destino favorito, pero siendo realistas, sabemos, que actualmente, esta propuesta es difícil de llevarse a cabo, entre otras cosas, por la seguridad del país.
República Dominicana
          6º.- Uzbekistán y Kirguistán: A simple vista, es la propuesta más sencilla de llevar a cabo y resulta la más económica.

          7º.- Canadá y el este de Estados Unidos, dado que el oeste y Nueva York, lo visitamos, en el año 2.009. A día de hoy, hay pocas posibilidades de que esto salga adelante, por el elevado coste del viaje.

          8º.- Azerbaiyán: Trataríamos de combinar este destino, con algún otro país, como Irán. Pero, tenemos pocas esperanzas, de que esto salga adelante, al menos, en 2.015.

lunes, 6 de octubre de 2014

El próximo, que me diga, que en India hay mucha miseria, se va a arrepentir

                                                                 Esta y la siguiente son, de Bikaner (Incia)
          Lo que me apetece es, escribir de forma visceral, pero aún así, me controlo y busco datos. Es posible, que esta sea una de las entradas más duras del blog, pero es que estamos hartos, hartos, hartos y lo siguiente, de que desde que hemos llegado, cada vez que nos encontramos con alguien y le decimos, que hemos estado varios meses en India, siempre nos espeten lo mismo: “¡Ah, pero allí hay mucha miseria!.

          Cierto es, que la tercera parte de la población de India, vive bajo el umbral de la pobreza. Pero, no nos olvidemos, que un 20% de los habitantes padecen la misma situación, en la próspera y honorable España. Con la diferencia, de que aquí, el porcentaje sube, progresivamente y allí, baja, constantemente.

          En algo nos parecemos: India y España, más o menos y siendo generosos con nuestros gobernantes, padecen la misma corrupción administrativa y política. Y en muchas cosas les superamos. Por ejemplo, somos igual de maleducados, que ellos -prepotencia máxima patria-, con la diferencia, de que los indios, apenas han tenido acceso a la educación y que aquello es una selva (lo que empieza a ser, aquí), donde cuesta sobrevivir.

                                                                                      Chittor (Incia)
          Pero, en otras cosas nos superan: Allí, si quieres trabajar, encuentras algo, aunque sea miserable (dicho sea de paso, que la miseria es, bastante más digna y menos padecida, en India, que aquí). Y, sobre todo, que aplican la lógica, tan básica, como: “si eres pobre, te jodes”. Aquí y en algunos casos muy próximos y numerosos, el estado se gasta cientos de miles de euros en formarte, en que tengas una carrera uniWERTsitaria, para que luego, no te contraten ni de limpiadora, a tiempo parcial. ¿Es India miserable o nuestro modelo de sociedad está enfermo, sangrando y muerto?.

          ¡PODEMOS!.

          Y el próxim@, que me venga diciendo aquello de la miseria que hay en la India, pues, se va a arrepentir. Porque, le voy a echar una charla,  más insoportable, que las ruedas de prensa del extinto Gallardón


          Es, que estamos más quemados y ya que viene a cuento, que la pipa de un indio.
Bundi (India)

domingo, 5 de octubre de 2014

Historias de fronteras

                                                              Las primeras seis son, de Tel Aviv (Israel)
          Tanto empeño quisimos poner, en que en nuestro pasaporte no quedara ni un solo rastro de nuestra visita a Israel, que nos olvidamos de lo más importante: no solo basta con que esto no ocurra, sino que también es necesario, que no figure el sello de salida, del país que procedes (en este caso, Egipto).

          Pues, como dos principiantes pardillos, nos olvidamos de este detalle. Y lo peor: no nos hemos dado cuenta hasta ayer, casi un mes después, de haber vuelto. Efectivamente, en nuestro pasaporte figura un destacado -en la primera página-, enorme y bien tintado sello, donde de forma muy visible y además de la fecha, pone: “Taba”, punto de cruce a la israelí, Eilat.

          Así, que de un plumazo, nos hemos cerrado las puertas hasta 2.020 -fecha de caducidad del pasaporte-, a un puñado de países árabes. En un principio, todos menos Egipto, Jordania, Túnez, Turquía -no es árabe- y Marruecos. Aunque, en la práctica y según he investigado, la entrada solo te la niegan en Siria, Líbano y Arabia Saudita (tengo mis dudas, sobre Yemen). En los dos primeros lugares, ya hemos estado y al tercero, es muy difícil el acceso por libre.

          Como curiosidad, he llegado a leer, que los sirios disponen de un aparato, que detecta el pegamento de la pegatina, que te endosan los israelíes, en la tapa de atrás del pasaporte, aunque lo hayas raspado, a conciencia.

          Para cruzar de Taba, a Eilat, primero te someten a un pequeño interrogatorio, desde una ventanilla, sin ni siquiera permitirte, franquear una gruesa y aterradora verja. Luego, te dejan pasar, te retienen el equipaje y te llevan a un lugar con aire acondicionado (lo más agradecido). Van viniendo funcionario, tras funcionario y todos te preguntan lo mismo, mientras tratas de mantener tu sonrisa Profiden. Otro se lleva los pasaportes y los estudia, minuciosamente, durante cuarto de hora o más.

          El rato, que te van a hacer esperar, es directamente proporcional, a tu nacionalidad, pero sobre todo, a los sellos “peligrosos”, que encuentren en tu pasaporte. Tres horas y media nos retuvieron, en 2.007, al ver, que veníamos de Siria. Cincuenta minutos esta vez, al haber renovado nuestro pasaporte lleno de sellos y solo encontrar en el nuevo, marcas de Tialandia, India, Bangladesh y Egipto.

          Posteriormente, te aíslan y te interrogan por separado. Primero, a uno y si ven algo sospechoso, luego, al otro (no fue nuestro caso). Además de las preguntas rutinarias -entre ellas, que habíamos estado haciendo en Dahab, a lo que no contestamos, que preparando un atentado terrorista-, otras son, mucho más personales -nuevamente, sonrisa, esta vez, Colgate- y algunas, sencillamente, absurdas y/o estúpidas. No es fácil escaquearse, ni siquiera, fingiendo hablar poco inglés, porque muchos funcionarios hablan perfecto español, aunque no suelen destapar esa carta, si no es necesario, para haber si te cazan en alguna conversación privada.

Esta y las tres siguientes son, de Jerusalén (Israel)
          Todo parece estar conforme. Estamos famélicos, con la piel quemada del sol, con ropas viejas -aunque, limpias... No tenemos pinta de muy peligrosos. Pero, algo no le cuadra e insiste e insiste. ¿cómo es posible, que para un viaje de tantos meses, llevemos tan poco equipaje?. “Pues, mire: “lavando todas las noches y comprando cosas, según las necesidades y tirando otras”. No lo termina de entender, sin duda, porque nunca ha hecho un viaje largo.

          Finalmente, hay que soportar, que hasta te revisen tus escritos más íntimos y pretendan, que les cuentes cualquier anotación, que les parezca sospechosa (en nuestro caso, una serie numérica, que ya no recordábamos, ni de que era).

          Y, aún quedaba un momento de tensión: nos llevan a la zona wi-fi, para que les mostremos el correo de confirmación, de nuestro vuelo de salida de Israel. Por razones, que desconozco, no pudimos entrar y se conformaron con nuestra palabra.

          Aún nos queda, aguantar un minucioso registro y la mala cara de la empleada, a la que le pedimos que no nos ponga sello en el pasaporte. A regañadientes nos dice, que ya no estampan nada y nos da una especie de pequeña pegatina, con los datos de entrada.

          En el aeropuerto de Tel Aviv, el día de marcharnos, nuevo interrogatorio más ligero, con la siguiente pregunta: ¿Esa botella de agua, que llevan, la han llenado íntegramente en Israel o procede, parcial o totalmente, de otra parte?.

          Las cosas no terminan ahí: al llegar a Barcelona y mientras los israelíes entran a sus anchas en el país, a nosotros nos interroga una policía, sobre por que venimos por Barcelona, si somos de Valladolid y sobre, como vamos a llegar a nuestra casa. Ante nuestra estupefacción, argumenta, que es para indicarnos, donde teníamos, que hacer el tránsito, para vuelos nacionales. ¿No se le ha ocurrido pensar, que podemos viajar en bus, quedarnos unos días en la ciudad condal y que en todo caso, no tenemos ninguna obligación de contárselo?.


          Nueve días después y ya en Valladolid, sin motivo alguno, sufrimos un acoso policial, que hace de la española, la peor y más arbitraria policía, de nuestros casi 130 países visitados. Próximamente, se publicará un post sobre este asunto.
Barcelona (España)

sábado, 4 de octubre de 2014

La gran pregunta, ya tiene respuesta

                                                                      Esta y la última son, de Bundi (India)
          Y para cerrar la serie de posts sobre nuestra querida-odiada India -alguno pensará, que ya era hora-, debo responder a la GRAN PREGUNTA?, tan machaconamente planteada, durante las primeras semanas de viaje: Realmente, ¿nos ha merecido la pena y después de haber pasado dos meses, en 2011, volver a la India?. ¿Nos han compensado los 13.500 kilómetros recorridos, durante 87 días?. La respuesta es; tachán, tachán... SÍ, ROTUNDO.
                                                                                                                                  Bikaner (India)
          Si bien, las dudas nos invadían al principio, después de tomar el pulso al país, nos dimos cuenta, de que nuestro regreso al lugar de los hechos, estaba bastante justificado. Ahora bien: también decidimos -y lo seguimos manteniendo, ya estando en casa-, que no retornaríamos a India, durante unos cuantos años. Casi seis meses en esta nación, en un intervalo de tres años, es tiempo suficiente, como para tener el país machacado y a nosotros, machacados por el país.

          Aunque, hemos repetido algunos lugares y muchos no han resistido una segunda visita, hay que decir, que este viaje ha resultado, incluso, más interesante y completo, que el primero. La razón principal es, que hemos transitado por lugares, que las guías y otros viajeros consideran secundarios y que son auténticas joyas. Por ejemplo, Bundi, en Rajasthan, es una ciudad de las más bellas de India y no viene en ninguno de los itinerarios de la Biblia Planet (al menos, en su edición de 2.009, que es la que hemos usado).

                                                                                     Kota (India)
          Ahora bien, este segundo periplo indio, ha resultado mucho más duro, que el anterior, debido, fundamentalmente, al insoportable calor. Os recomiendo, que ni siquiera os planteéis ir a india, entre abril y julio, a no ser, que el destino sean las montañas. E igualmente, por circular por lugares menos turísticos, donde no están acostumbrados a los viajeros (sobre todo, en los alojamientos).


          Por lo demás y para terminar, la conclusión es coincidente, en ambos viajes: India es el país más disfrutado-sufrido del mundo (al menos, de los casi 130 países, que nosotros conocemos).

Los indios, ya casi no escupen en la calle, como antes

                                                     Selfie, algo contentillos,, en Margao (India) 
         Sirva este post, para tratar dos aspectos importantes: las cosas, que han cambiado desde nuestro anterior viaje a India -2011- y aquellas cuestiones, que nos han sorprendido, por no recordarlas (pero, que probablemente, ya fueran así, entonces.
Kumbakonam (India)
          A pesar de tratarse de un país emergente o que desde nuestra primeraa visita, hayan nacido unos 15 millones de indios, pocas cosas han evolucionado -para bien o para mal-, en India, en este intervalo de tiempo. Tanto en el norte, como en el sur, todo sigue, prácticamente, igual. Pero, hay matices:

          -En el terreno negativo, en vez de disminuir los interminables trámites burocráticos, los aumentan. A diferencia de 2.011 y al registrarse en los alojamientos -supongo, qu por orden gubernamental-, deben hacer una fotocopia del pasaporte de todos los huéspedes.
Esto genera tremendas incomodidades, dado que te suelen retener el mismo, durante horas y en último caso, podría perderse.
Abajo, Ellora (India)
          -Muchos más cortes de luz. En nuestro primer viaje fueron escasos, mientras en este, los habremos sufrido en el 85/90% de las ciudades. Desconozco, si puede afectar, el que fuera una época del año distinta (mayo a agosto, por septiembre a noviembre).

          -En el terreno positivo destacan el ligero incremento en el número de zonas peatonales y que -desconozco el motivo-, los indios escupen muchísimo menos, que antes.

          En cuanto a las cosas, que no recordábamos, la lista es algo más larga. En definitiva, tenemos dudas, de si han cambiado o ya eran así y lo habíamos olvidado. Vamos allá:

          -Perros callejeros por todas partes y en todas las ciudades. Hubiera jurado, que en nuestro primer viaje no vi más, que unos pocos.

                                                                                      Bombay (India)
          -Escaleras interminables y abarrotadas de gente alborotada , en las estaciones de tren. Puede ser debido, a que esta vez, hemos tomado mucho más este medio de transporte, especialmente, para trayectos cortos.
Gwalior (India)
          -Habitaciones sin ventana exterior. En este periplo, más de 10. Creemos recordar, que en el otro, ninguna.

          -Que hubiera tantos pelmas, sobre todo en el norte y con la excepción del estado de Himachal Pradesh.
Abajo, Chittor (India)

          -Oficinas de turismo: Funcionan muchísimas más -y la mayoría, de forma muy eficiente- de las que almacenaba nuestra sufrida memoria.

          -Mercados y mercadillos: Hay cientos de ellos, muy coloridos, animados e interesantes. En nuestras conversaciones, antes del viaje, siempre nos referíamos, a los pocos mercado de India.

          -Mayor variedad de comida y snacks, que en la otra ocasión. Rica cocina tibetana en muchos más lugares.

                                                      Fatehpur Sikri (India), arriba y Delhi (India), abajo
          -Aparición de las fuentes de soda: Se trata de locales, donde se sirven refrescos casi helados, de diferentes sabores, a 5 ó 10 rupias. Cuando el calor aprieta, se hacen imprescindibles. En la primera incursión, solo vimos una, en Puducherry.

          -Peregrinos por todas partes, acudiendo a sitios sagrados o celebrando festividades. Esto se puede deber, a que en esta ocasión, nos hemos pegado una panzada de ciudades sagradas.

viernes, 3 de octubre de 2014

Los otros habitantes de India

Estas dos primeras, son del templo de las Ratas, en Bikaner (India)
          Escribo este post, desde el calor anímico de mi hogar, frente a la pantalla del ordenador y el teclado, ajena a todo el estrés, que en diferentes grados y fases, sufres en India. La dulzura, que el haber vuelto sanos y salvos, otorga a cualquier recuerdo del viaje, no hace, sin embargo, que se queden atrás, las dos obsesiones mayores -o al menos, más persistentes-, que vives en un periplo por este país: los innumerables y diversos cacharros, que te asedian y amenazan, a cualquier hora del día y la presencia constante de animales, que cuando los termómetros superan los 40 ó 45 grados, se hacen más perceptibles y molestos. Existe una tercera sensación: la imposibilidad de sentirte en soledad o tranquilidad en alguna parte -salvo en la habitación del hotel-, aunque esa, ya la hemos superado, incluso antes, de llegar a casa.

          Sobre el primer aspecto, ya hemos hablado bastante, a lo largo de este blog, en nuestros dos viajes largos al país. Así, que me centro sobre el segundo: los malditos animales. Fácil, verdadero e hilarante sería decir, que en India, los animales salvajes tienen dos patas, hablan hindi y moran en las ciudades, mientras los seres normales y apacibles, disfrutan de los parques nacionales. Pero, hoy no me referiré a este asunto, sino a lo que conocemos tradicionalmente, como animales. Vamos con ellos:

          -Vacas: A cualquiera, que le hablen de India, automáticamente, la relaciona con las vacas, campando a sus anchas por las calles. Y cierto es, aunque de forma desigual. En las grandes ciudades, apenas las hay. De Nueva Delhi, fueron sacadas a la fuerza, cuando llegó el asfaltado y en Calcuta o Bombay, tampoco las encuentras, fácilmente. Son más frecuentes, en el norte, que en el sur y sus enormes plastas, pueblan lugares, como la parte vieja de Varanasi, hasta casi acorralarte. No es infrecuente -sobre todo, si se camina de noche-, pisar seis o siete, con bastante impotencia. Los lugareños las amasan sin pudor, supongo, para obtener combustible.
                                                              Rishikesh (India)
          Por cierto: no las tratan tan bien, como se dice -les tiran de la cola, para apartarlas, además de otras perrerías-, no paralizan el tráfico y pasan más hambre, que Carpanta. ¡Definitivamente, ser sagrado en India, no es ningún chollo!.

          -Los perros: De verdad, que antes de volver al país, no recordaba su presencia masiva, dando igual la localidad o la zona del país. La mayoría son callejeros, vagan a sus anchas sin correa, pero sorprendentemente y dadas las condiciones generales, están bastante limpios. ¿La razón?. Ni idea. Los indios los suelen apedrear sin motivo y por cualquier cosa. Por eso, ellos se aferran a los escasos extranjeros y pueden llegar a seguirte por toda la ciudad, durante horas, como nos ocurrió, en Puducheerry. Llama también la atención, lo mansos, que son y lo poco, que ladran.

          -Las moscas: A veces, del tamaño de avellanas, son extraordinariamente molestas, en todo el país, pero especialmente, en los estados de Uttarakhand y Rajasthan. Crecen y se multiplican, al calor de las vacas y son extraordinariamente desquiciantes. Es posible, que mientras haces una foto, tengas nueve o diez, sobre tu cuerpo.
Haridwar (India)
          -Los monos: En el anterior viaje, ni los vimos, no sé, si por los sitios visitados o por la época del año. Esta vez y aunque no en todas partes -más en el norte-, los padecimos bastante, hasta tal nivel, de estar a punto de ser mordidos por uno. Pueden llegar a ser peligrosos, sobre todo, si se lleva comida encima.

          -Cabras: Quizás, las menos molestas de todos los especímenes callejeros, se disputan con las vacas, la interminable basura de las calles, en una gran labor de recuperación del medio ambiente.

          -Cerdos: La mayoría de color negro, perfuman, en menor medida, unas cuantas ciudades de la India.

          -Gallinas y algunas otras aves de corral, muestran menos presencia y generalmente, en pequeñas localidades.

          -Las ratas: Del tamaño de conejos, suelen operar con impuni9dad por las noches, aunque no le hacen ascos al día. La sensación es tan extraña, como asquerosa, cuando caminas descalzo por su famoso templo, cercano a Bikaner y te pasan por encima de los pies, mientras guris estúpidos o lugareños devotos, las ceban.
                                                     Puducherry (India)
          -Los bichos interiores y exteriores (inside & outside). Los primeros, se hallan debajo de algunos colchones y pueden provocar severas alteraciones en la piel de los humanos. Afortunadamente, solo los encontramos en un par de alojamientos, de casi 50. Los segundos, son más frecuentes y se manifiestan, por lo general, en forma de mosquitos. No nos picaron demasiado, en ninguno de los dos viajes al país.

          -Nos extrañó, sobremanera, no ver ni gatos, ni palomas. Especialmente, lo primeros. Dado, que las segundas, suelen encontrarse en plazas y parques y de eso en India, no hay. Y sobre los gatos, no seáis mal pensados: ¡los hinduistas no comen carne!.


          El paraíso animal por excelencia, en India, es Rishikesh, donde se encuentran ejemplares de todo lo mencionado, anteriormente y algunos más.

Segundas partes: unas fueron buenas y otras, no

                                                                                         Amritsar (India)
          Reza el dicho, que segundas partes nunca fueron buenas. Pero, a mi entender y en esta cuestión, puede haber de todo. Ceñiremos este post y como ya avancé en su día, a ciudades, que hemos visitado en este viaje, por segunda o sucesivas veces (que no han sido pocas). Puede ser, que donde dije digo, diga Diego, de aquí a un tiempo. Bastan ejemplos anteriores. La primera vez, hace ya mil años, que fuimos a Florencia, me encantó, pero esta ciudad, no aguantó una segunda visita. Roma, por el contrario, me decepcionó, enormemente y ahora, después de más de diez reencuentros, es mi urbe europea favorita, con diferencia.
Bophal (India)
          Aunque, en un arranque de sensatez y en 2.004, decidimos no volver a los lugares ya conocidos anteriormente, por diversas circunstancias y en este periplo, nos ha tocado hacerlo. Y las sensaciones son, de diferente calado. Veamos:

          -Jerusalén: En esta ocasión, nos ha decepcionado, ligeramente. Sigue siendo preciosa, pero no encontramos ese alma, que nos cautivó, en 2.007. Tal vez, la razón sea, que entonces, había miles de personas, celebrando la Semana Santa y La Pascua Judía.

          -El Cairo: Nos ha emocionado y llenado de gozo. Desde luego, está mucho más apañada, que hace ocho años, a pesar de la supuesta conflictividad social (nosotros no la vimos). En esta amable argumentación, también puede influir, que veníamos de India y cualquier lugar, desde esa procedencia, resulta un paraiso.
Ellora (India)
          -Delhi: Nos aburre, vista tras visita, aunque si te curras el plano y coges el metro, tiene decenas de sitios interesantes. Su constante bruma/contaminación, no es algo que motive para volver a sus calles. Y su colapsada estación de trenes -que hay que cruzar, eternamente, si se quiere coger el metro, donde te registran, como si fueras un terrorista-, aún menos.

          -Jaipur: Un feliz reencuentro. Aunque, nos engañaran con el precio de la comida, disfrutamos más de esta ciudad, que hace tres años.
                                                         
                                                                                           Bombay (India)
           -Udaipur: Lo mejor de volver a ese lugar, el fantástico wi-fi del hotel.
Kanyakumari (India)
          -Calcuta: A pesar de los bichos de nuestro alojamiento, es nuestra segunda casa (la primera es, Bangkok). Cuanto más tiempo pasas allí y más investigas, más la disfrutas. Es la ciudad, donde mejor se come, en India.

          -Varanasi: ¡Ay Diós!. No aguantó una segunda visita y me siento culpable por ello, porque es maravillosa.

          -Bombay: Por fin, tuvimos oportunidad de explorarlo a fondo y descubrimos, que resultó lo mismo, que cuando en la anterior incursión, lo vivimos, de forma más superficial.
          Esta y la siguiente son, de Bangkok (India)
           -Margao y Goa, en general: En un lugar, donde la cerveza es tan frecuente y barata, es imposible sentirse mal, vengas una vez o cinco.

          -Madurai: Tan horrible, calurosa y caótica, como la primera vez.

          -Puducherry: Esta, sería nuestra tercera casa. Cerveza barata, paseo marítimo peatonal y un buen alojamiento de un francés, tienen la “culpa”. Acudir a ella varias veces es, como una tarifa plana.

          -Chennai: La primera vez, un horror. La segunda, el doble. Pero, no desesperéis: ¡¡están haciendo el metro!! y aún lo tienen todo, más manga por hombreo (y parecía imposible).

          -Bangkok: Es nuestro hogar, nuestra primera casa y casi, el paraiso terrenal. Después de más de diez visitas, cada vez, disfrutamos más de esta maravillosa ciudad.

          Paranoias al margen, para cualquier viajero que pase por estos destino del planeta, en su primera vez, le resultarán magníficos (salvo Chennai). Lo que he pretendido hacer aquí, básicamente, es una composición en forma de texto, que muestra, cuando alguien es tan privilegiado, que puede visitar los sitios muchas veces. Lo peor de esto -y eso, que no lo contamos mucho- es la envidia, que generas. ¡Ya es triste, que por haber disfrutado y sin deberle a nadie nada, haya gente, que te odie!. Allá ellos.