Este es el blog de algunos de nuestros últimos viajes (principalmente, de los largos). Es la versión de bolsillo de los extensos relatos, que se encuentran en la web, que se enlaza a la derecha. Cualquier consulta o denuncia de contenidos inadecuados, ofensivos o ilegales, que encontréis en los comentarios publicados en los posts, se ruega sean enviadas, a losviajesdeeva@gmail.com.

miércoles, 4 de diciembre de 2024

domingo, 1 de diciembre de 2024

Polos de naranjafresa y samosas de fideos

           En Tiznit, volvimos al alojamiento de 2010, algo básico -sin ducha -, pero sensiblemente más barato, que el de mayo. La ola de calor nos siguió acompañando.

          Valoramos, porque teníamos tiempo de sobra, pasar unas horas en Massa, a mitad de camino de Inezgane, pero no lo hicimos por vagancia logística. En Inezgane, regresamos al mismo hotel, donde ya nos habíamos alojado cuatro veces este año, en tres viajes distintos. Ya no trabaja allí el chico de siempre, tan amable -nos invitó incluso a su casa en Talouine-,como extraordinariamente pesado 

          Después de tres días, nos volvimos a encontrar con la cerveza en el Atadacao. El acceso a esta tienda, más bien se parece al de una cárcel de alta seguridad. Solo le falta el portalón tétrico y sonoramente contundente, que se cierra tras de ti. Para acceder al alcohol hay que caminar entre planchas metálicas de altura y pasillos canalizados con cintas e hierros 

          En Inezgane, hay un tenderete, que vende polos a un dirham y cuyo dependiente es muy simpático. Tanto que cada vez, qué vamos, nos agasaja con grandes abrazos y midiendo casi dos metros, la cosa resulta aparatosa. Lo curioso es, que cuando te paras al lado a chupar esos hielos de fresa naranja, se van postulando niños y mayores, a qué les invites a uno. A veces y durante el mismo polo, superan la decena y nos han llegado a entrar hasta ancianos .

          Los tacos mexicanos y las samosas se han abierto un hueco importante en los restaurantes y tenderetes del Marruecos turístico, aunque con precios desproporcionados. De estas últimas, las encontramos de carne, de marisco o de vegetales. Algo más baratitas, las encontramos en el zoco cubierto de Inezgane, que sorprendentemente, están rellenas de fideos cocidos  con restos de cebolla frita.

          Y es, que son tantas las veces, que hemos ido a Marruecos, que nos olvidamos, que es un país muy pobre, donde no es infrecuente ver a la gente comiendo solo masas fritas de harina o a los niños con un pan redondo y un solo quesito.

          Cuando miréis a la cara a un inmigrante marroquí, pensad lo siguiente y entenderéis, por qué se fue de su país. El salario medio mensual es de 500 euros, 3,5 veces menos, que en España. Los precios en los supermercados - no lo básico, en las calles-, doblan los nuestros. Y de largo, las familias duplican la tasa de hijos. Sí multiplicamos 3,5x2x2 significaría, que al menos, un marroquí lo ha tenido 14 veces más difícil, que cualquiera de nosotros para salir adelante en esta vida.

          A los que odian a los inmigrantes, más les valdría viajar un poquito más y ver los mercadillos de la tarde-noche, donde personas de todas las edades venden casi a oscuras cosas inservibles. No sé, que legitimidad tenemos los demás, en impedir, que prosperen, dejando atrás sus arraigos más queridos.

          Se acabaron los viajes a Marruecos por largo tiempo. Ya no podemos exprimir más el limón. El próximo domingo nos vamos a Londres -no nos hace mucha gracia el Reino Unido - y al dia siguiente, a Dalaman, en el sur de Turquía. Nos esperan diez días por la costa turquesa de este país, hasta Antalya.

          

miércoles, 27 de noviembre de 2024

¡Y los planes salieron mal!

           En el segundo hotel de Tafraoute dejamos de oír los molestos coches de la carretera, para ser machacados desde la madrugada por los gallos cercanos.

          A las 9, ya estábamos junto a la parada de taxis compartidos, para recibir la primera y mala noticia del día: había habido un malentendido y no existen vehículos con plazas sueltas. Sí pretendemos llegar a Taroudant de forma directa, debemos pagar el coche entero y eso supone unos 36€ para 150 kilómetros. La única propuesta con otros pasajeros es Tiznit, el tramo contrario de nuestra venida. ¡Gran contratiempo, pero no nos queda otra!

          Abandonamos Tafraoute con mala cara, mientras contemplamos los numerosos campings, que la rodean. Es extraño, que aún costando en su opción más baja de tienda pequeña, lo mismo que un hotel -más, si quieres ducharte - es la forma de alojamiento elegida por mucha gente. Será por la parrillada que vimos ayer tarde en uno de ellos, en la que participaban más de veinte guiris. ¿Habría cerdo?

          Tenemos la sensación, de que Tafraoute ha cambiado bastante en estos tres lustros transcurridos desde nuestra anterior visita. Como otras zonas del sur de Marruecos, está mucho más limpia y cuidada, aunque todavía le queda para ser un lugar sostenible.

          Especialmente, ha evolucionado la condición de las mujeres. Todas vestían de negro y muy tapadas y ya solo lo hacen algunas ancianas, que se cubren la cara entera al paso del extranjero. Las de mediana edad, van de colorines y muchas jóvenes con largos cabellos sin pañuelo y pantalones y camisa relativamente ceñidos.¡Algo es algo, aunque todavía queda mucho por andar!

          Por cierto: se me olvidó comentar, que las rocas de colores no están indicadas. Solo hay un cartel, que lleva a la confusión, que asegura, que las pinturas están a siete kilómetros de Aghard Ouad. No sabemos a que se refiere, pero los coloridos pedruscos están mucho antes.

         De camino a Tiznit, nos fuimos convenciendo de no ir a Taroudant, donde ya estuvimos en 2010. El cambio de taxi supone muchas horas de incómodo coche y  15€ a mayores.

          El problema es, que en Tiznit, ya estuvimos el pasado mayo por segunda vez, cuando visitamos también los bonitos pueblos y playas de sus alrededores.

          Aún así, nos hemos dado cuenta, de que no conocíamos su Kasbah, ni el complejo de cascada y estanque artificiales, que se ubican enfrente.

          Salvo en los hoteles Tiznit y Mauritania de Tiznit, no hemos podido encontrar ni un solo lugar, donde vendan alcohol o cerveza en nuestros dos últimos destinos. Nos lo han ratificado los propios lugareños .

Frente a la kasbah de Tiznit


 

Kasbah de Tiznit


 

martes, 26 de noviembre de 2024

Segundo día, en Tafraoute

           La primera tarde en Tafraoute, ocurrieron tres hechos relevantes: uno malo y dos bastante favorables. Por un lado, me resbalé con la arena de un pequeño terraplén. No caí al suelo, porque conseguí sujetarme sobre los nudillos de la mano, pero el esfuerzo muscular fue tal, que acabé con todo el cuerpo dolorido, más, que si hubiera golpeado el suelo. Hoy, me levanté bien, pero en los últimos viajes a Marruecos, van uno o dos incidentes por cada uno: caída en Marrakech; golpe en la cabeza, en Fez; choque en Ouarzazate en la tibia con un somier...

          Las dos alegrías llevaron por marca la eficiencia y el ahorro. Descubrimos -nos costó averiguarlo, porque casi nunca hay nadie en la parada de los taxis compartidos-, que hay un servicio directo desde aquí a Taroudant, que simplifica mucho nuestro viaje en tiempo y dinero. Después, al preguntar, por mera curiosidad, la tarifa del hotel de nuestra anterior visita en 2010, nos llevamos la sorpresa: cuesta una tercera parte, que en el que estamos. Ni lo pensamos.

          Empezó el segundo día en Tafraoute y después del cambio de alojamiento y con una temperatura similar a la de ayer, comenzamos el camino hacia las rocas de colores. Las llamaremos así, porque no solo son azules. Tomamos la carretera 107 y caminamos largo rato sobre la bien cuidada acera contemplando bonitas montañas, como la del finger, el elefante o la gorra de Napoleón. Después, se gira a la derecha, para llegar al pueblo fantasma - no hay nadie por la calle, como en casi todos aquí -, de Agherd Ouad  sin embargo, es bonito, está perfectamente asfaltado y limpísimo 

          Desde la salida del hotel, habíamos activado la bola azul de Google Maps -no hacen falta datos-, como forma más segura de llegar a nuestro destino. En el camino, solo nos cruzamos con dos guiris en moto y otro andando y en el pueblo solo existe una tienda, que si estaba abierta a la ida y a la vuelta.

          En la plaza de Agherd Ouad , se debe tomar una pista hacia la izquierda, que va zigzagueando durante unos cuatro kilómetros, pasando por montañas magníficas, que llevan hasta las rocas de colores. Varias aclaraciones, que no habíamos leído en ningún sitio: no son solo azules, sino de muchos colores, predominando,este y el rosa. No están solo en una ubicación, sino en unas cuantas. Debió haber unas originales, que se fueron replicando con el paso del tiempo en varios lugares.

         Según Google Maps y en total, son 6,7 kilómetros, pero nosotros creemos, que rondan los ocho, aunque con buen calzado -no como yo-, todo es muy sencillo.

          Íbamos con la idea, de que lo de las "rocas azules" iba a ser una turistada, pero no: hemos quedado encantados por el contraste cromático paisajístico y la gloriosa soledad.

     En 2010 no llegamos a ellas y solo hasta la zona del sombrero de Napoleón, debido a que se nos hizo de noche y a los cuarenta grados de temperatura.

¡Colosal Tafraoute!