Este es el blog de algunos de nuestros últimos viajes (principalmente, de los largos). Es la versión de bolsillo de los extensos relatos, que se encuentran en la web, que se enlaza a la derecha. Cualquier consulta o denuncia de contenidos inadecuados, ofensivos o ilegales, que encontréis en los comentarios publicados en los posts, se ruega sean enviadas, a losviajesdeeva@gmail.com.

sábado, 26 de noviembre de 2016

Aunque el viaje sea corto, hay mucho tiempo para pensar

                                                                       Villaviciosa (Asturias)
           Donald Trump; Rita Barbera y los submundos impunes, delirantes y agresivos del PP; Fidel Castro... Para los impíos e interesados opinadores patrios, premiados con generosos sueldos, la semana está dando mucho de sí, aunque no tanto, como la de defenestración, de Pedro Sánchez. Yo, que soy periodista de carrera y -parcialmente- de profesión, ya no leo los periódicos y cuando paso fugazmente por algunas informaciones o ruedas de prensa en la tele, el espectáculo se muestra tan patético, que me arrepiento de estudiar lo que estudié y de ejercer, lo que ejercí (en aquella época, sin presión alguna, puedo constatar)..
                                                                                                        Tazones (Asturias)
          Siento, a pesar de mi frustración colectiva y de, sin embargo, mi gran éxito personal, que mi vida ya está felizmente amortizada y que todo lo bueno, que me venga, es puro agradecimiento y regalo. De verdad, que cuando era joven y una persona entusiasmada y muy activa, quería cambiar el mundo y ya hace tiempo, que me di cuenta, de que ni se puede, ni siquiera se sabe, dado que en siglos, nadie lo consiguió. Lamentablemente, el tiempo es cíclico y muy jodido, pero nosotros no nos podemos quejar, porque vivimos muy de cerca la gran época de libertades y prosperidad, que envolvió al mundo, no hace tanto tiempo, aunque la mayoría de los seres humanos, ni siquiera se dieran cuenta.
Colunga (Asturias)
          En cualquier caso y desde mi pasotismo y dejadez, inducidos por propia salud mental y física, hay muchas cosas, que me avergüenzan y viajando por España, como en estos días, me incomodan aún más. Por ejemplo, yo nunca hubiera imaginado a cuatro valientes voluntarios a la altura de la línea de cajas de El Corte Inglés, de Oviedo, suplicando galletas, Colacao, leche o pan de molde, porque hay cientos de miles de niños en este país sin rumbo, que no pueden desayunar o merendar. De verdad, ¿que no se os cae el alma a los pies, mientras sacáis músculo portando las bolsas del black friday o haciendo las eternas compras de una Navidad, que ahora dura tres meses?. ¡Ojo!. A mi estos eventos comerciales, tampoco me molestan, dado que no me obligan a nada, que no quiera hacer.
                                                                                                           Lastres (Asturias)
          Viajar por tu país, también te hace llegar a la conclusión, de que a pesar de la variedad de cosas, que aprendes -fundamentalmente, relacionadas con la gastronomía y las costumbres-, existe un poso común. En la actualidad, no es difícil constatar para la mente no frívola, que media España se vende o alquila, mientras la otra media no dispone de caudales para comprarla, ni casi siquiera, para llevar una vida digna. Los que berreaban a grito limpio y certero, que otros éramos tontos, porque no nos subíamos al mundo del ladrillo, hibernan, como los osos pardos de Asturias, desde hace una década
Luanco (Asturias)
          Da pena, pasear por los cascos históricos y supuestas zonas comerciales y ver casas de enjundia -o más modestas-, vacías y semiabandonadas, ofertadas al mejor postor y sin ninguna pinta de que lo haya. O locales comerciales desmantelados -algo impensable hace unos años-, dado que sus animosos gestores se rindieron ante la cruda realidad, de que ser pequeño empresario en España -que no emprendedor, que eso es otra cosa más elevada- es un timo, que además conlleva graves consecuencias económicas, que a veces, perduran de por vida. Pero, ¿quién fue el gilipollas, que pensó, que podía vivir del yogurt helado o de los cigarrillos electrónicos?.
                                                                                                       Candás (Asturias)
          Sea el gobierno, las administraciones locales o autonómicas, Fátima Bañez y sus vírgenes, la avaricia ignorante de las personas o yo sé que, mucha gente sigue unos caminos autodestructivos, que para mi, resultan desconcertantes y muy peligrosos para la propia existencia.

          Yo estuve en Tazones hace 28 años. Se trataba de una coqueta localidad marinera, donde la gente hacía su rutinaria vida, sin grandes lujos, pero sin demasiadas frustraciones y contrariedades. Se trata de un pueblo agradable -de poco más de 200 habitantes-, desde el que se pueden hacer numerosas bellas rutas senderistas -a veces, esforzadas-, ahora tan de moda. 
Oviedo
          Pero, un día, no se sabe motivado por qué, muchos pensaron que podían cortejar a la gallina de los huevos de oro. Resulta patético ver restaurantes pretenciosos -casi a uno, per cápita-, en los que te piden 90 euros por una mariscada -y se quedan tan anchos-, con la que ni siquiera almuerzas, a no ser, que rechupetear cáscaras, te llene la vida. Zapatero a tus zapatos y pescador a tus pescados.

          Aunque lo de la pesca, ya no debe dar para vivir o al menos, para comprarse el último modelo del Iphone. La cosa debe nadar tan chunga, que alquilan por cuatro perras gordas la cofradía de pescadores de Luanco, un bellísimo y apacible pueblo de fenomenal playa, bella iglesia y costa escarpada, a la vez, que muy bien acondicionada. Cerca, se halla Candás, que no merece tanto la pena.

          Lastres es un magnífico enclave, que como tantos pueblos del norte, se presenta en diferentes alturas, con abruptos desniveles desde la línea del mar, hasta los edificios más encaramados en los montículos. Aún, se rinde homenaje a los pescadores, que recorrían estos abruptos parajes en las madrugadas del siglo XIV en busca de su sustento (para su suerte, no había franquicias). Aquí, la gente no se ha vuelto loca. Siguen su vida cotidiana, sin ser atrapados por el centrifugado turístico.
                                                                                                              Senda del Oso (Asturias)
          Muy cerca, se encuentra Colunga, que tampoco dispone de grandes atractivos, pero su visita resulta reconfortante. El mejor lugar para establecer un campo base para recorrer esta zona, es Villaviciosa, que también tiene su encanto y donde dormimos cómodamente, por tan sólo 20 euros cada noche.

          Oviedo y Gijón, ya las conocíamos de largo y siguen como siempre. Nos llama la atención, la excelente oferta gastronómica de la capital asturiana, a precios muy razonables. Lo de la Senda del Oso ha sido una imprescindible y fascinante experiencia -a pesar de la lluvia-, que os detallamos en el próximo post.
Oviedo (Asturias)
          Dos pedradas estuvieron presentes en nuestra cabeza, a lo largo de todo el viaje. Y es, que pulular todo el día por las calles y los campos, hace muy sensible a la mente. Primero, acabos hartos -y también nos ocurre en nuestra ciudad a diario- de que todas las terrazas de los bares sigan montadas o amontonadas, junto a los establecimientos, como si estuviéramos en pleno verano. Si las sumamos a los festejos navideños múltiples, hacen imposible circular por las calles.
Luanco (Asturias)

          Y segundo, hubiéramos necesitado tapones para los oídos, para no estar escuchando, constantemente, a sesentones/as y setentones/as -que no, sesentañeros/as o setentañeros/as, que hoy buscan todas sus cosas por internet y lo proclaman a los cuatro vientos, como si lo hubieran inventado ellos. Sus conversaciones suelen empezar por: “me he metido en internet y...”. O, “me ha llegado por whatsapp -pronunciada a su estilo libre, esta última palabra...”. ¡Porca miseria!.

viernes, 25 de noviembre de 2016

Cuando nadas y nadas... y casi mueres en la orilla

                                   Esta y la de abajo son, de la Senda del Oso (Asturias)
          Después de haber viajado, durante más de 25 años por las destartaladas o inexistentes carreteras de India, Myanmar, Etiopía, Guatemala, Mali, Bolivia, Filipinas, Mozambique, Sri Lanka..., sin el más mínimo percance.

          Tras haber dormido tirados en playas, parques, desiertos, puertos pesqueros o de recreo, estaciones de trenes y aeropuertos, pasajes subterráneos urbanos, a veces a bajo cero y otras junto a los amistosos e inofensivos mendigos del lugar, nunca nos pasó nada reseñable.

            Carta de cachopos de un restaurante, en Oviedo. Debajo, la persona que nos atropelló, el 5 de noviembre
          Después de haber atravesado fronteras terrestres intimidatorias y de muy mala fama, sobre todo, en África y Sudamérica, salimos siempre indemnes y normalmente, con una sonrisa, por parte de los funcionarios locales o de los persistentes buscavidas del lugar (la mayoría de las veces, eso sí, menos agresivos, que cualquier maruja patria con prisas o chismes que contar, que un conductor de tu ciudad despiadado, que un consentido criajo con mal carácter -de los de hoy en día- o que una anciana gruñona).

          Tras haber comido en bares de menú del día -o a la carta, también-, engullido tapas infames, bebido en antros miserables del supuesto primer mundo, tuvimos mejor estómago almorzando en puestos callejeros y modestos garitos o carromatos del supuesto submundo en vías de desarrollo. De hecho, casi medio año en India, no fue tiempo suficiente para coger una sola diarrea, mientras unos pocos días en Lombardia hicieron, que mi incontinencia intestinal fuera incontrolable cada cuarto de hora, que pasaba.
Luanco (Asturias)
          Después de haber follado en el rellano o las escaleras -en cualquier caso, zonas comunes- de la casa de mis padres o de los de mi pareja, en servicios de bares, restaurantes o discotecas, en parques, playas, baños de trenes..., sin siquiera haber sido descubiertos.

          Bueno. Pues después de todo eso y más, el pasado 5 de noviembre y muy cerquita de casa -noche de perros, lluviosa y lúgubre- fuimos atropellados en un paso de cebra de una estrecha e inofensiva calle, a 10 kilómetros por hora, por un señor ya entrado en años, que al parecer, tenía otra cosa más importante, que hacer, que mirar al centro de la carretera.

          Como se observa en la foto de más arriba, esta persona tiene familia y hasta parece, que la quiere. Pero, a nosotros, nos ha dejado dolores bastante molestos en el cuello y hombros. ¡Y pudo ser peor, porque no nos vio y casi acabamos debajo del coche!. Quien dijo, que nunca sabes donde la tienes, sabía mucho de la vida y debería ir impartiendo conferencias gratuitas por todo el mundo, a cada rato, sobre esta inadvertida materia.
                                                                                                          Lastres (Asturias)
          Sirva todo esto para explicar, que hemos tenido que suspender nuestro viaje a Grecia, Albania y Montenegro y conformarnos -que no es poco- con un periplo por Asturias de cuatro días, en los que hemos visitado Villaviciosa, Tazones, Colunga, Lastres, Gijón, Luanco, Candás, Oviedo y la sorprendente, poco conocida y muy acogedora Senda del Oso -a pesar de la persistente lluvia-, que recorrimos parcialmente -actualmente, un tramo está cortado por obras de mantenimiento- en absoluta soledad.
Tazones (Asturias)
          A lo largo de los dos próximos posts, se darán detalles de nuestro breve, aunque intenso periplo. La lluvia no nos fastidió demasiado, el ocre desgarrado del otoño nos lleno de energía y optimismo y vivimos rodeados de huellas de dinosaurios, osos, aguas marinas agitadas, chigres -tabernas de sidra-, cachopos -carnes o pescados rellenos de cosas diversas, aunque generalmente, se trata de embutidos, tipo cecina o queso de cabra-, bugres -crustáceo del que aquí se habla: https://ast.wikipedia.org/wiki/Homarus_gammarus-, potes asturianos -distintos a la fabada, no confundir, aunque también lleven alubias- y carnes gobernadas al estilo de Oviedo (o Uvieu, que así se denomina a la ciudad en asturianu).

sábado, 5 de noviembre de 2016

¡Calentando motores!

                                                        Meteora (Grecia), arriba y Rodas (Grecia), abajo
          Si nada lo impide -eso esperamos-, el próximo 15 de noviembre comenzaremos nuestro nuevo viaje de unos 25 días, a través de Grecia, Albania y Montenegro, destinos en los que ya hemos estado, anteriormente. A pesar de retornar al mundo más clásico, no tenemos la intención de contemplar muchas ruinas, dado su estado general y su elevado precio (la Acrópolis ya la vimos, en 1.994, siendo jovencitos).

Nauplia (Grecia)
          Volaremos dese Madrid, a Bergamo (16 euros) y desde aquí, a Atenas (15). La vuelta la haremos, desde Podgorica, a Bruselas (13 euros) y desde este lugar, a Madrid (15), aunque estos dos últimos billetes, aún no los hemos comprado. Dos vuelos más, completarán nuestro periplo: Atenas-Rodas-Atenas (10 euros, cada tramo). Todos son con la quisquillosa, Ryanair, que cada vez toca más las pelotas (la última es, reducir el periodo de facturación a cuatro días, para quienes no reservan asiento).
                                                                                                        Girokasterr Albania)
          El teórico itinerario está ya cerrado, aunque sobre la marcha, se producirán cambios. Estaremos dos días y medio en la capital griega, para partir hacia Corinto (83 kilómetros) y Nauplia (56). Dormiremos en esta localidad o en la cercana, Argos (tiene nombre de cerveza, del Lidl). Salvo en Atenas y Rodas, no hemos reservado nada y trataremos de recurrir a las “domatia” -habitaciones en casa particulares, típicas en esta zona de Europa y en la ex Yugoslavia-, dado que los hoteles tiran a caros

Sarande (Albania)
          Al día siguiente partiremos para Mistra (126 kilómetros) y nos alojaremos en esta interesante ciudad o en Esparta o Kalamata, no muy distantes. Gition (48 kilómetros) y Monemvasia (67) completarán el recorrido por el Peloponeso. Nuestra intención es, volver en bus nocturno, a Atenas (299 kilómetros).

          A la mañana siguiente, tomaremos un vuelo, a Rodas (10 uros). Podríamos alojarnos, en Faliraki -12 euros y a 13 kilómetros de la capital- y visitar esta y Lindos (36).
                                                                                                        Bar (Montenegro)
          El siguiente paso, un bus nocturno, a Kalambaka (354 kilómetros), en la región de Tesalia, desde donde visitar, los bellos monasterios de Meteora (6,4)). Remataríamos Grecia, en Ioanina, distrito de Epiro- (106 kilómetros). Podemos pernoctar en el primer lugar indicado o en la cercana, Kastraki.

          Sera hora ya, de partir para Albania, a través de las fronteras, de Kerasovo -Grecia- y Kakavia (61 kilómetros).

          Sarande (49 kilómetros), Girokaster (62) y las ya visitadas, Durres (193) y Tirana (44), completarán nuestro periplo por el emergente país.
Budva (Montenegro)
          Posteriormente, avanzaremos hacia la frontera de Muriqan, en Albania, para recalar en la de Sukobin, en Montenegro, para arribar, a Bar (156 kilómetros). De ahí, a Budva (39) y regreso a Kotor (22), donde pasaremos la noche, esperamos, que mucho menos ajetreada y difícil, que la del ya lejano julio, de 2.007.

           El entretenido viaje finalizara en Podgorica, fea y contaminada capital del estado montenegrino, distante 85 kilómetros, de la citada ciudad costera, no demasiado alejada, de Dubrovnik. En total y sin tener en cuenta los vuelos, 1841 kilómetros de carretera, por lo cual, tampoco resultan demasiados, teniendo en cuenta los días invertidos.

                                                  Podgorica (Montenegrotebegro)
          ¡¡Vamos calentando motores!!

domingo, 30 de octubre de 2016

Memorias de una serbia, a sus veinte añitos

                                                                         Belgrado (Serbia)
          Han pasado casi diez años de este emocionante y agradable encuentro. Dado, que estamos en puertas de volver a los Balcanes, rescato de nuestro archivo este documento para el blog.
                    Esta y la de abajo son, de Mostar (Bosnia yHerzegovina)
          “Me ha hecho mucha ilusión subirme al autobús y escucharos hablar en castellano. Casi ningún español viene por aquí y tampoco es muy frecuente ver a turistas de otros países. La gente escucha hablar de Serbia y de Montenegro -se lo he oído a bastantes españoles- y piensa: ¡¡Ah!!, si estos son los de los Balcanes, allí donde todas esas guerras. ¡Qué mal tienen que estar las cosas para esta pobre gente!. Desde luego, que yo por allí no iría ni loco.

                                    Las tres de abajo son, de Sarajevo (Bosnia y Herzegovina)
          Pero en Serbia se vive con mucha tranquilidad y existen bastantes atractivos turísticos, además de su gente, que es muy agradable con los forasteros y muy hospitalaria. Mi país ofrece enormes posibilidades para el turismo rural y sobre todo, mucha animación y grandes fiestas tradicionales en verano, donde se disfruta a lo grande: la del beicon, la de los hombres que tocan grandes trompetas (ahora mismo, no me acuerdo como se llama)...

          A Serbia, no se le ha tratado muy bien en la mayoría de los medios de comunicación occidentales. No han sido justos. Nuestro país -de siete millones de habitantes- ha aparecido, como el malo de muchas películas.


          ¿Sabéis?. Ahora estoy aquí, en Montenegro. Ellos se separaron de nosotros de forma pacífica, es verdad, pero nosotros dijimos:

        -¡¡Qué les den!!. Ahora, los serbios dejaremos de ir de vacaciones a sus costas y de gastarnos nuestro dinero allí. Nos marcharemos a las playas de Bulgaria y de Egipto, como muchos ya hacen. Pero, sin embargo y aunque nos pese, seguiremos volviendo, porque aquí tenemos amigos. Y eso, a pesar de que a mi las playas de esta nueva nación no me gustan, porque son algo sucias. Pero Montenegro, posee ahora un evidente atractivo turístico, porque tiene unos precios muy bajos y las cosas son de calidad. No existen infraestructuras y no hay maquinaria. Todo está hecho a mano, pero bien hecho.

                                                   Esta y las dos siguientes son, de Dubrovnik (Croacia)
          Ellos nunca quisieron el dinar -moneda de Serbia- e incluso, cuando estábamos unidos, optaron por el marco alemán y después, por el euro. ¡¡Qué pintarán los de Montenegro con el marco o con el euro!!.

          Mi madre me llevaba de muy pequeña, a Dubrovnik, antes de la guerra. Después, no he vuelto a estar, pero sé, que sus playas disponen de las aguas más cristalinas del mundo. Sin embargo, los croatas son muy suyos, muy huraños, poco sociables y demasiado serios.

          De los eslovenos, ¡qué os puedo decir!. Son como los alemanes. Tienen poco que ver con los pueblos, que conformaron Yugoslavia.


          Bosnia me da mucha pena. Hay pueblos y pequeñas ciudades en el interior, que todavía están destruidas, casi completamente por la guerra. Nosotros a los bosnios siempre los hemos considerado, como un pueblo con pocas luces. En Serbia, siempre que se hacen chistes de tontos, los protagonistas son ellos.
        Esta y la siguiente son, de Kotor (Montenegro)
          ¿Qué pienso de Macedonia -replica, mientras frunce el ceño-?. Bueno, esos son para dejarlos aparte: gitanos, vagos, maleantes... En Serbia se piensa, que los andaluces de España, también son así”.

          Quien de esta forma habla es Alexandra, una serbia de unos veinte años, que conocimos en un autobús, que transitaba de Dubrovnik, a Kotor, allá por el verano de 2.007 y con la que charlamos de forma muy animada sobre nuestras inquietudes mutuas.

          Alexandra es una chica morena de impresionante belleza, de esas que llaman la atención por la calle y de una simpatía y sociabilidad extraordinarias. Aunque, no se muerde la lengua a la hora de decir lo que piensa. No habla abiertamente de política, aunque entre bastidores, si que manifiesta algunas de sus ideas. Si bien, para interpretarlas en su justa medida, tendríamos que conocer mucho más a fondo la historia pasada y presente de los Balcanes. Por eso, me limito a trasladar aquí lo que ella nos dijo, sin dar opinión propia sobre ello.

          La chica, por aquel entonces, había vivido un año en Zaragoza y pretendía estudiar decoración de interiores, en Barcelona. Hablaba un castellano perfecto -sin artículos, eso sí, como es costumbre en la zona-, con una riqueza lingüística admirable y con un increíble dominio del argot del momento de nuestro país, a lo que no le dio ni la más mínima importancia, cuando se lo hacemos saber. 
      Ulcing (Montenegro)

jueves, 13 de octubre de 2016

22 años después

                                                                       Fotos de nuestro viaje a Grecia, en 1.994
          En 1.994, siendo bien jovencitos, ya estuvimos en Grecia, cuando ese país no era un centro de atención mundial, como ocurre -lamentablemente- desde hace tiempo. Era nuestro tercer interrail, que nos llevó por Francia, Italia, Hungría, Rumanía, Bulgaria, Turquía y el país heleno, en unos tiempos en que viajar por los países del este de Europa, era más aventurero y peligroso, que hacerlo hoy en día por África.

          En aquella ocasión, visitamos a fondo, Salónica, Atenas y Patras, para de una forma algo accidentada, tomar desde allí, un enorme, lento y abarrotado ferry hasta Brindisi, en Italia, en el que dormimos tirados en cubierta como angelitos, después de un par de jornadas complicadas y desquiciantes.


          22 años después y con muchas más canas y experiencias vividas, volveremos a la cuna del mundo clásico, para un viaje de unos 20-25 días, que se iniciará el 15 de noviembre próximo. Ello significa, que el ansiado séptimo viaje largo, se demorará por cuestiones diversas hasta la primavera de 2.017. Un agridulce premio de consolación para un ejercicio, como está siendo este, en el que no hemos salido de casa, más que a conciertos, a pasear o a tomar algo


          Los boletos aéreos de ida están comprados, con Ryanair. 30 euros para los tramos Madrid-Bergamo-Atenas. El hotel, en Atenas, también reservado por 15 euros/noche (parece algo cutre por las fotos y las críticas, pero nada que nos eche para atrás). Nos tememos, que el resto de los alojamientos -salvo en Rodas-, nos saldrán bastante más caros. También el transporte, con precios similares a los caros de nuestro país, pero con menos oferta.


          Aún queda mucho trabajo por hacer, pero el itinerario lo tenemos prácticamente decidido: Atenas-Corinto (83 kilómetros)-Nauplia (56)-Mistra (126)-Gition (48)-Monemvasia (67)-Ioanina (55)-Kalambaka (106)-Meteora (6). En algún momento del viaje, aún por decidir, volaremos a Rodas, que es la isla, que hemos elegido.

          Para la vuelta, aún sin cerrar, valoramos cinco opciones, que económicamente no son muy dispares: desde Atenas, desde Rodas, desde Sofía, desde Skopje o desde Tirana. Nos gustaría, que fuera desde Albania, dado que el resto de países los conocemos a fondo y de esta nación, sólo visitamos el norte, en el lejano verano de 2.007.




          Ya iremos contando, De momento y en este post, os dejamos con algunas difusas fotos -entonces, alta tecnología a precios muy caros-, elaboras por nuestra Olympus de la época (750 euros costó en 1.986, aunque fue un regalo, que no nos podríamos haber permitido). Olympus, ya que viene al caso, tiene bastante que ver con Grecia.

jueves, 15 de septiembre de 2016

14 "pequeños" destinos imprescindibles en África

Frontera entre Sahara y Maurittania
          Afortunadamente, terminó este insoportable verano, lleno de tardes soporíferas, aunque también de fiestas, conciertos, limonadas, barbacoas... Por diferentes circunstancias -que no vienen al caso- el periodo estival ha transcurrido sin un viaje, que llevarnos a la boca. El debate, a fecha de hoy, es si nos iremos 20 días a Grecia, en octubre; arrancaremos el séptimo viaje largo, en noviembre o pasaremos este año en blanco. Ya iremos viendo.
                                                                                                                                       Rosso (Mauritania)
          Mientras tanto y después de tres meses sin publicar, retomo el blog con el objetivo de haceros llegar catorce “pequeños” lugares de África, que no deberíais perderos en los periplos por este continente. No se trata de sitios famosos, pero si entrañables, encantadores o pintorescos. No se exponen ni en orden ascendente, ni descendente, sino simplemente geográfico, de este a sur y de noroeste hacia abajo. Y además, sin repetir un solo país.

          -Bahariya (Egipto): A unas cuatro horas en coche de El Cairo, este oasis no tendría nada de especial, sino fuera porque a unas decenas de kilómetros, se hallan los desiertos Blanco y Negro, muy sorprendentes, poco turísticos y maravillosos.

                                                               Fadiouth (Senegal)
          -Harar (Etiopía): Se trata de la cuarta ciudad sagrada del Islam y aunque es una gran urbe, su centro histórico se presenta bastante recogido y muy atractivo, con casi cien mezquitas de diferentes épocas, bellas casas tradicionales y calles gremiales, a casi 2.000 metros de altitud.
Vilankulos (Mozambique)
          -Lamu (Kenia): La más antigua y tradicional ciudad swahili del África oriental, ofrece encantadoras calles, que parecen haberse detenido en el tiempo, además de gentes muy amables y bonitos paisajes de mar. Quizás, no sea tan bello, como Zanzibar, pero sí, mucho menos turístico.

          -Namanga (Tanzania): Se trata de un pueblo de unos 10.000 habitantes, en la frontera con Kenia, que penetra parcialmente en este país. Es uno de los lugares donde contemplar la cultura masái en estado puro, sin la contaminación de las agencias de viajes y sus tours. Las celebraciones religiosas musulmanas están a la orden del día.
                                                                                                                                                 Djenné (Mali)
          -Chipata (Zambia): A pesar de no ser un núcleo muy pequeño, la ciudad conserva su indiscutible talante rural y agrícola, dentro del parque nacional de Luangwa del Sur. El mercado es puramente africano y sus gentes resultan entrañables, en un país, donde la hostilidad hacia los extranjeros blancos se hace incuestionable.

          -Michinji (Malawi, en la frontera con Zambia): Malawi es de las naciones más pobres del planeta, pero el turista siempre es bienvenido y -en la medida de lo posible- agasajado. Tiene todos los encantos de las pequeñas ciudades de frontera y ninguno de sus inconvenientes. Al menos, durante nuestra estancia, las actividades lúdico-festivas nos llenaron de gozo.
-Vilankulos (Mozambique): Una de las joyas de este país, algo dispersa -como es frecuente, en África-, pero encantadora, donde parece que uno ha retrocedido varios siglos atrás, cuando se observan las artes de la pesca y preciosos barcos, que parecen sacados de una película medieval. Me ha costado decidirrme entre este núcleo urbano y Cuchamano, en la frontera de Zimbabwe, uno de los lugares más entrañables del continente.

                                                                                                Michinji (Malawi)
          -Kariba (Zimbabwe): Disperso enclave de cultura y tradiciones muy rurales, donde contemplar animales salvajes está a la orden del día. Nosotros llegamos a fotografiar elefantes a dos metros de distancia, además de ver hipos, cebras y otras muchas especies. Afortunadamente, nuestras imprudencias no tuvieron castigo.
                                                                                                                                    Mamamga (Kenia)
          -Tozeur (Túnez): Que yo sepa, se trata del mayor palmeral del mundo, donde acabamos odiando y vomitando los dátiles, debido a los excesos, que como otras tantas veces, cometemos. Un lugar con mucho encanto, con pocos viajeros y con ningún pelma.

           -Mulay Idris (Marruecos): Después de siete viajes al país, resulta difícil elegir un sólo sitio. Nos quedamos con este, por ser poco conocido y maravilloso. Enclavado en una roca, se puede disfrutar de sus estrechas calles empedradas, las colinas adyacentes y las cercanas ruinas de Volubilis.            Lamu (Kenia)


          -Frontera de Sahara Occidental: Los cinco o seis kilómetros, que separan este país, de Mauritania, se constituyen en una de las experiencias más alucinantes para el viajero. Territorio salvaje, lleno de minas y coches quemados, donde sin un conductor experto, se pierde la vida, seguro. No hay más población, que los numerosos empleados y buscavidas chantajistas de los puestos fronterizos.
                                                                                    Harar (Etiopía)
          -Rosso (Mauritania): Otra localidad fantástica de frontera, sino fuera por sus lamentables y tenebrosas infraestructuras hoteleras. Existe un mercado -al menos, los domingos-, genuino, muy animado y maravilloso.

          -Fadiouth (Senegal): Conectada por un largo puente de madera con la población de Joal, esta isla artificial llena de conchas, resalta la cotidianidad y convivencia de cristianos y musulmanes -con sus respectivos cementerios- en plena Petite Coté. ¡Un momentazo!.

          -Djenné (Mali): Sus construcciones tradicionales en adobe, hacen de este lugar un destino incomparable, sobre todo, si se visita los lunes, día del animado y bullicioso mercado, donde conocer gente y comer mil cosas distintas, resulta bastante factible. ¡Recomiendo las sabrosas albóndigas de pescado!.
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