Este es el blog de algunos de nuestros últimos viajes (principalmente, de los largos). Es la versión de bolsillo de los extensos relatos, que se encuentran en la web, que se enlaza a la derecha. Cualquier consulta o denuncia de contenidos inadecuados, ofensivos o ilegales, que encontréis en los comentarios publicados en los posts, se ruega sean enviadas, a losviajesdeeva@gmail.com.

domingo, 30 de octubre de 2016

Memorias de una serbia, a sus veinte añitos

                                                                         Belgrado (Serbia)
          Han pasado casi diez años de este emocionante y agradable encuentro. Dado, que estamos en puertas de volver a los Balcanes, rescato de nuestro archivo este documento para el blog.
                    Esta y la de abajo son, de Mostar (Bosnia yHerzegovina)
          “Me ha hecho mucha ilusión subirme al autobús y escucharos hablar en castellano. Casi ningún español viene por aquí y tampoco es muy frecuente ver a turistas de otros países. La gente escucha hablar de Serbia y de Montenegro -se lo he oído a bastantes españoles- y piensa: ¡¡Ah!!, si estos son los de los Balcanes, allí donde todas esas guerras. ¡Qué mal tienen que estar las cosas para esta pobre gente!. Desde luego, que yo por allí no iría ni loco.

                                    Las tres de abajo son, de Sarajevo (Bosnia y Herzegovina)
          Pero en Serbia se vive con mucha tranquilidad y existen bastantes atractivos turísticos, además de su gente, que es muy agradable con los forasteros y muy hospitalaria. Mi país ofrece enormes posibilidades para el turismo rural y sobre todo, mucha animación y grandes fiestas tradicionales en verano, donde se disfruta a lo grande: la del beicon, la de los hombres que tocan grandes trompetas (ahora mismo, no me acuerdo como se llama)...

          A Serbia, no se le ha tratado muy bien en la mayoría de los medios de comunicación occidentales. No han sido justos. Nuestro país -de siete millones de habitantes- ha aparecido, como el malo de muchas películas.


          ¿Sabéis?. Ahora estoy aquí, en Montenegro. Ellos se separaron de nosotros de forma pacífica, es verdad, pero nosotros dijimos:

        -¡¡Qué les den!!. Ahora, los serbios dejaremos de ir de vacaciones a sus costas y de gastarnos nuestro dinero allí. Nos marcharemos a las playas de Bulgaria y de Egipto, como muchos ya hacen. Pero, sin embargo y aunque nos pese, seguiremos volviendo, porque aquí tenemos amigos. Y eso, a pesar de que a mi las playas de esta nueva nación no me gustan, porque son algo sucias. Pero Montenegro, posee ahora un evidente atractivo turístico, porque tiene unos precios muy bajos y las cosas son de calidad. No existen infraestructuras y no hay maquinaria. Todo está hecho a mano, pero bien hecho.

                                                   Esta y las dos siguientes son, de Dubrovnik (Croacia)
          Ellos nunca quisieron el dinar -moneda de Serbia- e incluso, cuando estábamos unidos, optaron por el marco alemán y después, por el euro. ¡¡Qué pintarán los de Montenegro con el marco o con el euro!!.

          Mi madre me llevaba de muy pequeña, a Dubrovnik, antes de la guerra. Después, no he vuelto a estar, pero sé, que sus playas disponen de las aguas más cristalinas del mundo. Sin embargo, los croatas son muy suyos, muy huraños, poco sociables y demasiado serios.

          De los eslovenos, ¡qué os puedo decir!. Son como los alemanes. Tienen poco que ver con los pueblos, que conformaron Yugoslavia.


          Bosnia me da mucha pena. Hay pueblos y pequeñas ciudades en el interior, que todavía están destruidas, casi completamente por la guerra. Nosotros a los bosnios siempre los hemos considerado, como un pueblo con pocas luces. En Serbia, siempre que se hacen chistes de tontos, los protagonistas son ellos.
        Esta y la siguiente son, de Kotor (Montenegro)
          ¿Qué pienso de Macedonia -replica, mientras frunce el ceño-?. Bueno, esos son para dejarlos aparte: gitanos, vagos, maleantes... En Serbia se piensa, que los andaluces de España, también son así”.

          Quien de esta forma habla es Alexandra, una serbia de unos veinte años, que conocimos en un autobús, que transitaba de Dubrovnik, a Kotor, allá por el verano de 2.007 y con la que charlamos de forma muy animada sobre nuestras inquietudes mutuas.

          Alexandra es una chica morena de impresionante belleza, de esas que llaman la atención por la calle y de una simpatía y sociabilidad extraordinarias. Aunque, no se muerde la lengua a la hora de decir lo que piensa. No habla abiertamente de política, aunque entre bastidores, si que manifiesta algunas de sus ideas. Si bien, para interpretarlas en su justa medida, tendríamos que conocer mucho más a fondo la historia pasada y presente de los Balcanes. Por eso, me limito a trasladar aquí lo que ella nos dijo, sin dar opinión propia sobre ello.

          La chica, por aquel entonces, había vivido un año en Zaragoza y pretendía estudiar decoración de interiores, en Barcelona. Hablaba un castellano perfecto -sin artículos, eso sí, como es costumbre en la zona-, con una riqueza lingüística admirable y con un increíble dominio del argot del momento de nuestro país, a lo que no le dio ni la más mínima importancia, cuando se lo hacemos saber. 
      Ulcing (Montenegro)

jueves, 13 de octubre de 2016

22 años después

                                                                       Fotos de nuestro viaje a Grecia, en 1.994
          En 1.994, siendo bien jovencitos, ya estuvimos en Grecia, cuando ese país no era un centro de atención mundial, como ocurre -lamentablemente- desde hace tiempo. Era nuestro tercer interrail, que nos llevó por Francia, Italia, Hungría, Rumanía, Bulgaria, Turquía y el país heleno, en unos tiempos en que viajar por los países del este de Europa, era más aventurero y peligroso, que hacerlo hoy en día por África.

          En aquella ocasión, visitamos a fondo, Salónica, Atenas y Patras, para de una forma algo accidentada, tomar desde allí, un enorme, lento y abarrotado ferry hasta Brindisi, en Italia, en el que dormimos tirados en cubierta como angelitos, después de un par de jornadas complicadas y desquiciantes.


          22 años después y con muchas más canas y experiencias vividas, volveremos a la cuna del mundo clásico, para un viaje de unos 20-25 días, que se iniciará el 15 de noviembre próximo. Ello significa, que el ansiado séptimo viaje largo, se demorará por cuestiones diversas hasta la primavera de 2.017. Un agridulce premio de consolación para un ejercicio, como está siendo este, en el que no hemos salido de casa, más que a conciertos, a pasear o a tomar algo


          Los boletos aéreos de ida están comprados, con Ryanair. 30 euros para los tramos Madrid-Bergamo-Atenas. El hotel, en Atenas, también reservado por 15 euros/noche (parece algo cutre por las fotos y las críticas, pero nada que nos eche para atrás). Nos tememos, que el resto de los alojamientos -salvo en Rodas-, nos saldrán bastante más caros. También el transporte, con precios similares a los caros de nuestro país, pero con menos oferta.


          Aún queda mucho trabajo por hacer, pero el itinerario lo tenemos prácticamente decidido: Atenas-Corinto (83 kilómetros)-Nauplia (56)-Mistra (126)-Gition (48)-Monemvasia (67)-Ioanina (55)-Kalambaka (106)-Meteora (6). En algún momento del viaje, aún por decidir, volaremos a Rodas, que es la isla, que hemos elegido.

          Para la vuelta, aún sin cerrar, valoramos cinco opciones, que económicamente no son muy dispares: desde Atenas, desde Rodas, desde Sofía, desde Skopje o desde Tirana. Nos gustaría, que fuera desde Albania, dado que el resto de países los conocemos a fondo y de esta nación, sólo visitamos el norte, en el lejano verano de 2.007.




          Ya iremos contando, De momento y en este post, os dejamos con algunas difusas fotos -entonces, alta tecnología a precios muy caros-, elaboras por nuestra Olympus de la época (750 euros costó en 1.986, aunque fue un regalo, que no nos podríamos haber permitido). Olympus, ya que viene al caso, tiene bastante que ver con Grecia.

jueves, 15 de septiembre de 2016

14 "pequeños" destinos imprescindibles en África

Frontera entre Sahara y Maurittania
          Afortunadamente, terminó este insoportable verano, lleno de tardes soporíferas, aunque también de fiestas, conciertos, limonadas, barbacoas... Por diferentes circunstancias -que no vienen al caso- el periodo estival ha transcurrido sin un viaje, que llevarnos a la boca. El debate, a fecha de hoy, es si nos iremos 20 días a Grecia, en octubre; arrancaremos el séptimo viaje largo, en noviembre o pasaremos este año en blanco. Ya iremos viendo.
                                                                                                                                       Rosso (Mauritania)
          Mientras tanto y después de tres meses sin publicar, retomo el blog con el objetivo de haceros llegar catorce “pequeños” lugares de África, que no deberíais perderos en los periplos por este continente. No se trata de sitios famosos, pero si entrañables, encantadores o pintorescos. No se exponen ni en orden ascendente, ni descendente, sino simplemente geográfico, de este a sur y de noroeste hacia abajo. Y además, sin repetir un solo país.

          -Bahariya (Egipto): A unas cuatro horas en coche de El Cairo, este oasis no tendría nada de especial, sino fuera porque a unas decenas de kilómetros, se hallan los desiertos Blanco y Negro, muy sorprendentes, poco turísticos y maravillosos.

                                                               Fadiouth (Senegal)
          -Harar (Etiopía): Se trata de la cuarta ciudad sagrada del Islam y aunque es una gran urbe, su centro histórico se presenta bastante recogido y muy atractivo, con casi cien mezquitas de diferentes épocas, bellas casas tradicionales y calles gremiales, a casi 2.000 metros de altitud.
Vilankulos (Mozambique)
          -Lamu (Kenia): La más antigua y tradicional ciudad swahili del África oriental, ofrece encantadoras calles, que parecen haberse detenido en el tiempo, además de gentes muy amables y bonitos paisajes de mar. Quizás, no sea tan bello, como Zanzibar, pero sí, mucho menos turístico.

          -Namanga (Tanzania): Se trata de un pueblo de unos 10.000 habitantes, en la frontera con Kenia, que penetra parcialmente en este país. Es uno de los lugares donde contemplar la cultura masái en estado puro, sin la contaminación de las agencias de viajes y sus tours. Las celebraciones religiosas musulmanas están a la orden del día.
                                                                                                                                                 Djenné (Mali)
          -Chipata (Zambia): A pesar de no ser un núcleo muy pequeño, la ciudad conserva su indiscutible talante rural y agrícola, dentro del parque nacional de Luangwa del Sur. El mercado es puramente africano y sus gentes resultan entrañables, en un país, donde la hostilidad hacia los extranjeros blancos se hace incuestionable.

          -Michinji (Malawi, en la frontera con Zambia): Malawi es de las naciones más pobres del planeta, pero el turista siempre es bienvenido y -en la medida de lo posible- agasajado. Tiene todos los encantos de las pequeñas ciudades de frontera y ninguno de sus inconvenientes. Al menos, durante nuestra estancia, las actividades lúdico-festivas nos llenaron de gozo.
-Vilankulos (Mozambique): Una de las joyas de este país, algo dispersa -como es frecuente, en África-, pero encantadora, donde parece que uno ha retrocedido varios siglos atrás, cuando se observan las artes de la pesca y preciosos barcos, que parecen sacados de una película medieval. Me ha costado decidirrme entre este núcleo urbano y Cuchamano, en la frontera de Zimbabwe, uno de los lugares más entrañables del continente.

                                                                                                Michinji (Malawi)
          -Kariba (Zimbabwe): Disperso enclave de cultura y tradiciones muy rurales, donde contemplar animales salvajes está a la orden del día. Nosotros llegamos a fotografiar elefantes a dos metros de distancia, además de ver hipos, cebras y otras muchas especies. Afortunadamente, nuestras imprudencias no tuvieron castigo.
                                                                                                                                    Mamamga (Kenia)
          -Tozeur (Túnez): Que yo sepa, se trata del mayor palmeral del mundo, donde acabamos odiando y vomitando los dátiles, debido a los excesos, que como otras tantas veces, cometemos. Un lugar con mucho encanto, con pocos viajeros y con ningún pelma.

           -Mulay Idris (Marruecos): Después de siete viajes al país, resulta difícil elegir un sólo sitio. Nos quedamos con este, por ser poco conocido y maravilloso. Enclavado en una roca, se puede disfrutar de sus estrechas calles empedradas, las colinas adyacentes y las cercanas ruinas de Volubilis.            Lamu (Kenia)


          -Frontera de Sahara Occidental: Los cinco o seis kilómetros, que separan este país, de Mauritania, se constituyen en una de las experiencias más alucinantes para el viajero. Territorio salvaje, lleno de minas y coches quemados, donde sin un conductor experto, se pierde la vida, seguro. No hay más población, que los numerosos empleados y buscavidas chantajistas de los puestos fronterizos.
                                                                                    Harar (Etiopía)
          -Rosso (Mauritania): Otra localidad fantástica de frontera, sino fuera por sus lamentables y tenebrosas infraestructuras hoteleras. Existe un mercado -al menos, los domingos-, genuino, muy animado y maravilloso.

          -Fadiouth (Senegal): Conectada por un largo puente de madera con la población de Joal, esta isla artificial llena de conchas, resalta la cotidianidad y convivencia de cristianos y musulmanes -con sus respectivos cementerios- en plena Petite Coté. ¡Un momentazo!.

          -Djenné (Mali): Sus construcciones tradicionales en adobe, hacen de este lugar un destino incomparable, sobre todo, si se visita los lunes, día del animado y bullicioso mercado, donde conocer gente y comer mil cosas distintas, resulta bastante factible. ¡Recomiendo las sabrosas albóndigas de pescado!.
Entradas  a monumentos egipcios

lunes, 13 de junio de 2016

Comer en los aviones: una delicia con inmerecida mala fama

          Mientras terminamos de deshojar la margarita, a ver, si definitivamente, nos vamos a Japón en los próximos días -llevamos retrasando dos meses este viaje-, voy a escribir una entrada en este blog, sobre las aerolíneas donde mejor hemos comido, a lo largo de los últimos cinco años, descartando los periodos anteriores.


          Evidentemente, en ese corto periodo de tiempo, no hemos volado con más de 20 ó 30 compañías, con lo que puede haber muy buenas aerolíneas a nivel gastronómico, que no aparezcan aquí recogidas. El orden será descendente, terminando por la que más nos gusta. Vamos con ello.

5ª.- Afriqiyah Airways. Se trata de una aerolínea libia, con aviones muy nuevos, que nos transportó desde Trípoli, a Johannesburgo. Además de calidad, mucha cantidad de alimentos. Para un vuelo de ocho horas nos pusieron tres comidas. La primera, a base de carne al grill y ensaladas. La segunda, un semidesayuno, algo más ligero, pero completo. Y la tercera, un desayuno en toda regla, con kebab y una tortilla de dos huevos incluidos.


          4ª.- Qatar Airways. Hace tiempo, era la primera o la segunda en nuestro ranking, pero la calidad ha bajado en los últimos años -como sucede con otras de la zona, como Egypt Air y Royal Jordania- y también la cantidad. Una de las últimas veces, hasta nos regatearon el vino.. Hemos volado bastante con ellos. .En los buenos tiempos, un plato de enormes trozos de pollo al grill y con arroz al curry, ensalada de pescado marinado y macedonia de frutas, regados con excelente vino chileno y brandy, era una comida muy habitual. Para escalas de más de cinco horas, en Doha, sirven ricos platos gratuitos, aunque algo grasientos.



        3ª.- Emirates. En un vuelo, entre Dakar y Dubai, por ejemplo, nos sirvieron un enorme pescado con puré de patatas y ensalada de salmón y verduritas, al limón, regados con vinos de Nueva Zelanda, Sudáfrica o tinto de California, además de cuantos licores quisimos (el champán lleva cargo).El servicio a bordo resulta muy esmerado.


          2ª.- Srilankan Airlines. Extraordinaria compañía, con la que sólo hemos volado una vez, entre Dubai y Bangkok. Nos agasajaron con un delicioso, jugosísimo y enorme trozo de hammour -equivalente al mero, pero más sabroso-, sabiamente especiado y con tagliatelle, acompañado de una ensalada de dos pescados marinados.



        1ª.- Turkish Airlines. Esta aerolínea la hemos tomado hace menos de una año, para volar desde Madrid, a Seúl. La comida resulta antológica. Sirva, como ejemplo, este menú: cordero asado con puré de patatas picante, verduras varias al dente, bulgur y una fantástica ensalada de salmón marinado con crujiente de hierbas aromáticas, además de otra más normalita de aceitunas, queso y pepino. Vino y bebidas alcohólicas a discreción, al antojo del viajero. Para vuelos tan largos, se agradece este esmero



          ¿Quién dijo, qué en los aviones se como mal?. Probablemente, el mismo que ha tenido éxito con las cestas de publicidad en los portales, para evitar la publicidad en el buzón, que a mi me encanta.
Ninguna foto de las que ilustran el post, es propia.

domingo, 5 de junio de 2016

15 días, a Japón, por 700 euros. ¿Alguien da menos?

          “Y, Japón será caro, ¿no?”, nos preguntó distraídamente un buen amigo, recién llegado de un meteórico viaje organizado por China, mientras pagaba sin inmutarse, 5 euros por las tres cañas pedidas, que un rudo y malhumorado camarero de un discreto bar de barrio, nos había tardado más de diez minutos en poner, junto a una bandejita de patatas fritas, que casi nos había lanzado a la cara.

          Como sabía, que era una pregunta de cortesía, me limité a contestarle, que depende en que plan se fuera. Pero en esta entrada del glog, si que voy a explayarme más sobre el asunto. Antes de eso, comentar una de las cosas, que mas le había sorprendido a nuestro contertulio: que en los hoteles de cinco estrellas del gigante amarillo, nadie -o casi- hablara inglés.
Tokio (Japón)
          Tuvimos, que explicarle -ahora sí, con más detalle-, como viajeros más experimentados, que no todo el mundo baila el agua a occidente y que hay países, que van muy a su bola y que hacen bien, sobre todo teniendo en cuenta, que probablemente, más del 95% de los clientes de esos alojamientos, son los propios chinos. Nos recordó a una situación vivida en Egipto hace muchos años. Preguntamos al de turismo de Luxor, si hablaba inglés o español y nos respondió: “¿Y vosotros árabe?”. Pues eso: a los occidentales nos hace falta un poquito más de humildad, cuando vamos por el ancho mundo.
                                                                                                                Octubre polar
          Vayamos con lo de los precios. Por supuesto, hay viajes para todos los gustos, pero tengo muchas razones para pensar, que con entre 700 u 800 euros, dos personas pueden sobrevivir, durante 15 días netos, en Homsu. El Japan Bus Pass, de Willer, nos permitirá hacer cerca de 2.000 kilómetros, por unos 80/euros/persona. Para comparar, un viaje de Valladolid, a Barcelona, ida y vuelta, ronda los 100, siendo menor la distancia.

          Para el transporte de ambos en los cercanías de Osaka y de Tokio, hemos calculado 100 euros más.
Malos hábitos
          8 noches de hotel, en Tokio, sumarán 264 euros. Dos, en Osaka, 40 y una, en Hiroshima, otros tantos. Total: 344 euros. Todas las cantidades anteriores, sumarían 604 euros, quedando por tanto, un margen de 100 a 200 más para los gastos del día a día. Si hacemos una sencilla división, transporte y alojamiento salen diariamente, en Japón, por 40,27 euros para dos personas. ¿Alguien sería capaz de viajar por esas cantidad diaria en España?. Nosotros no, ni yendo de camping.

          Para terminar, vamos con nuestros últimos conciertos:     Monóxido

          -Baby Sultan: Temas propios y versiones de los 90 y de la primera década del siglo XXI. https://www.facebook.com/Baby-Sultan-1669823803269240/.

          -Octubre polar. Muy buen rock & roll con potentes temas propios y buena puesta en escena. https://www.facebook.com/octubre.polar/.

          -Ana ya no besa. Excelentes temas propios y versiones de las últimas dos décadas del siglo pasado. No he encontrado referencias de ellos en internet, ni a su curioso nombre.
Ana ya no besa
          -Malos hábitos. Banda de gente muy joven y chica vocalista, aún por pulir. https://www.facebook.com/Malos-H%C3%A1bitos-Valladolid-416498945226038/.

          -Margot. Buenos temas propios -iniste mucho en que no hace versiones- para una excelente y animosa vocalista. https://www.facebook.com/margotlabanda/.

          -Monóxido. Letras geniales, reivindicativas y desternillantes con música muy potente y buen espectáculo. https://www.facebook.com/monoxido.es/. Tienen 15.000 seguidores en esta red asocial.


          -La familia Iskariote. Temas propios de ska y fusión. www.familiaiskariote.com/.   

viernes, 27 de mayo de 2016

Japan Bus Pass, nuestra alternativa económica para viajar, a Japón

Fotos no propias, de Nagoya, Kyoto, Hiroshima, Nara, Tokyo y Miyajima, por ese orden
          Aunque aún no hemos adquirido los billetes aéreos, resulta altamente probable, que el 6 o el 7 de junio partamos para Japón, con Turkish -la preferida y con la que ya volamos a Corea del Sur-, Alitalia o KLM. Finalmente, hemos decidido descartar Canadá para otra ocasión, dado que comienza la temporada alta, los precios de las habitaciones suben y los autobuses de bajo coste, hay que reservarlos con más tiempo de antelación.

          Japón es un destino ansiado desde hace mucho tiempo -cada intento se nos ha torcido-, pero habíamos decidido posponerlo para el año que viene, ya que nos pillaría de camino a Oceanía, en lo que será nuestro séptimo y último viaje largo, en 2.017, previsiblememnte.

          Lo que nos ha terminado de convencer, es el funcionamiento y precios de la auténtica alternativa al Japan Rail Pass: los autobuses de Willer Expres (http://willerexpress.com/en/) y su extraordinario pase, llamado Japan Bus Pass.

          Se trata, en realidad, de cinco modalidades de tarifa plana -sólo se pueden comprar por internet, para extranjeros y residentes, no siendo válida para japoneses-, válidas durante dos meses desde su adquisición. Tres de ellas, incluyen viajes de lunes a jueves, durante 3 días (10.000 yenes), cinco (12.500) o para una semana (15.000 yenes). Las dos restantes funcionan, durante los siete días y resultan válidas para tres y cinco jornadas, por 12.500 y 15.000 yenes, respectivamente.

          La restricción más importante es, que no se puede viajar en días consecutivos, aunque si es factible tomar tres autobuses cada jornada, siempre que entre cada uno de ellos transcurra una hora. Permite montarse en los autobuses nocturnos, con lo que el ahorro en alojamientos puede ser considerable. Existe la posibilidad de cancelar el pase sin penalización, siempre que no se haya utilizado. Igual ocurre con los trayectos ya reservados en la web, que supone la única forma viable de ir adquiriendo tramos de viaje.

          En un principio, nosotros vamos a hacernos con el de tres días, para operarlo de la siguiente forma:

          Día 1.- Bus nocturno, de Tokio, a Hiroshima. Visita de esta ciudad y Miyajima.

          Día 2.- Bus nocturno, de Hiroshima, a Osaka. Visita de esta población, Nara, Kyoto y algunos otros pequeños lugares.

          Día 3.- Temprano, Osaka-Nagoya. Visita de la ciudad y bus nocturno, a Tokyo.

          Pasaremos, al menos, cinco días en la capital de Japón, uno en Yokohama, otro en Kamakura y tal vez, una jornada, en Hakone. Sentimos, dejar fuera de nuestra ruta, Takayama y sus alrededores, que se muestran como muy interesantes, pero que no cubre nuestro pase. Aún no hemos estudiado, como nos moveremos en cada una de las tres zonas -Hiroshima, Osaka y Tokyo-, aunque buscaremos las alternativas más económicas.

          Como alternativas de alojamiento, usaremos hoteles tradicionales. En Osaka, ya tenemos reservada una pequeña doble, por 20 euros/noche, no muy alejada del centro. En Tokyo, barajamos un albergue con dormitorio compartido, por 16€/noche, cada uno. En Hiroshima, el hospedaje resulta más caro, por lo que no descartamos como modelo de pernoctación, www.couchsurfing.com/, los Mcdonalds -que no cierran-, las lavanderías 24 horas o los cibers y manga cafés, donde se puede dormir por horas en un cómodo sillón reclinable. Hay conexión a internet, música, comics, bebidas no alcohólicas...


          Hablando de alcohol, os pongo este interesante enlace, que aborda el tema con nitidez: www.frikis.net/el-alcohol-en-tokyo/3328.

          Comeremos en los supermercados o trataremos de cocinar en los albergues. También -algo hemos leído al respecto-, intentaremos aprovecharnos de las degustaciones gratuitas, que fueron nuestra más variada, barata y frecuente forma de alimentarnos, en Corea del sur, el pasado noviembre.


          Teniendo en cuenta, que los vuelos salen por quinientos euros cada uno -no sabemos muy bien todavía, si a Osaka o a Tokio- y qie no tenemos intención de hacer demasiadas visitas de pago, pretendemos completar el viaje por unos 1.700 euros en total. ¡Todo un reto para demostrar, que el país del sol naciente, no es un destino tan caro, como piensa una amplia mayoría!.