Este es el blog de algunos de nuestros últimos viajes (principalmente, de los largos). Es la versión de bolsillo de los extensos relatos, que se encuentran en la web, que se enlaza a la derecha. Cualquier consulta o denuncia de contenidos inadecuados, ofensivos o ilegales, que encontréis en los comentarios publicados en los posts, se ruega sean enviadas, a losviajesdeeva@gmail.com.

sábado, 8 de enero de 2011

Feliz Navidad desde Gaborone (Botsuana)

Salvo las mas de cinco horas, en que hemos viajado en bus con aire acondicionado -toda una novedad-, hemos vivido una navidad a mas de 35 grados, en Gaborone y Francistown, las dos principales ciudades de la despoblada Botsuana.
                                                                                                        Gaborone
            Las habituales navidades blancas, llenas de frivolidad y consumismo, se han transformado aqui, en navidades negras -si nos atenemos al color de la piel de quienes nos rodean- o rojas -si miramos el de la nuestra-.

            Gaborone hoy, funciona a pleno rendimiento (dentro de que la actividad de esta capital es menor, que la de Soria, en cualquier manana apatica). Tres de sus cinco supermercados han abierto y estan abarrotados de gente, que viene a comprar lo mismo que todos los dias: Pap -pure de harina de maiz-, alguna pieza de pollo y refrescos,con los que aliviar el calor. En el bus, la gente come pollo con patatas fritas, del Hungry Lion, una de las tantas cadenas de comida rapida del sur de Africa. Nosotros aplacamos el hambre, con papas fritas de bolsa,alubias con arroz y bocadillos de salchichas. Nunca recordare lo que comimos la Navidad de 1989, 1997 o 2003. Pero,siempre permanecera en nuestra memoria, el improvisado menu de este ano.
                                   Maun
            Las tiendas de los centros comerciales se han permitido el lujo de cerrar. No asi, los destartalados puestos callejeros, cuyos gestores parece que hoy, tienen poco mas que celebrar, que seguir viviendo dia a dia.
                                     
            Anochecido ya, este extrano dia y habiendo encontrado hotel facilmente -cosa nada sencilla aqui-, tenemos nuestra explosion navidena, en un suburbio de Francistown, tomando una fresquisima cerveza, Black Label, que nos reconforta de arriba a abajo.

            Poca cosa, para los que en el invierno boreal, llevais encima decenas de botellas de champan. Pero -aparte de familia y amigos-, ese burbujeante placer es, lo unico que echamos de menos de vuestra -que ya no nuestra- Navidad. Merry Christmas!!.
                                                  Mokoros, embarcaciones que navegan por el delta del Okavango

Las ciudades no ciudad

                                           Stellenbosch
Asi las llamamos -tambien ciudades falsas- y las descubrimos por primera vez, en el sudeste asiatico. No las habiamos visto tampoco en Hispanoamerica. Pero, aqui en Africa, ya llevamos unas cuantas (y las que nos deben quedar).

             Normalmente, se hallan en el entorno de los 100.000 a los 300.000 habitantes (datos obtenidos de nuestra guia). Cuando a uno le aventuran esas cifras, piensa en una ciudad tipo medio, como por ejemplo Valladolid, dotada de todos los servicios, instituciones de gestion y gobierno y barrios diferenciados.

            Nada de esto ocurre -y de otras muchas cosas- en las ciudades no ciudad, a pesar de su teorica poblacion similar. Se vertebran en torno a nucleos urbanos de una sola planta, disenados a lo ancho y no a lo alto. El centro -con casa consistorial o no-, lo ocupan numerosos edificios cubicos o rectangulares, de escaso gusto, agrupados por manzanas. Resulta incierto, si han sido levantados ayer o hace veinte anos. Albergan grandes centros comerciales, tiendas de casi todo o sirven de naves de almacenamiento. La competicion no consiste en saber quien oferta el mejor genero o precio, sino quien es capaz de poner la musica mas alta y al locutor mas dicharachero y guay.Y asi -de forma desesperante- una manzana tras otra.
 Simonstown
            Por supuesto -a diferencia del sudeste asiatico- no hay hoteles y milagrosamente, se localiza una guesthouse. Tampoco aparecen edificios administrativos. Donde estan?. Ah, ni idea!!. Al igual que las viviendas de la gente, pues muchas veces, tras este complejo urbanistico, solo se encuentran las afueras. En otras ocasiones, sin embargo, si es posible ver, algun barrio de pequenas casas o pisos. Viviran aqui los 300.000?. Lo haran por turnos?. Lo haran en las alcantarillas?.
                                                          Kimberley
            Al amanecesr, estas ciudades aparecen limpias y saludables, mientras al anochecer, se encuentran guarrisimas, malolientes y destartaladas. A ello contribuyen eficazmente, los puestos callejeros de quita y pon. En ambos momentos se muestran despobladas. Pero, durante el dia no. Todos los centros comerciales -hasta cuatro, del tamano de una gran superficie, para 55.000 habitantes que tiene Mafikeng- vibran abarrotados y las calles se apelotonan de ciudadanos, que no deben necesitar de morada o burocracia adeministrativa, que asiente sus vidas. Nunca -ni siquiera con Juan Tamariz-, vi aparecer y desaparecer -en este caso gente- con tanta discreccion y arte y sin causar molestias.

            A mediodia, siempre estaran puntuales a la cita, con su enorme racion de pap (gachas de harina de maiz) y con su minuscula tajada de pollo.

viernes, 7 de enero de 2011

Bellisima Ciudad del Cabo

Ciudad del Cabo
Alguien dijo una vez, que los cuatro enclaves urbanos mejor paisajisticamente dotados del mundo son, Rio de Janeiro, San Francisco, Ciudad del Cabo y Sydney. Conocemos los tres primeros y aunque Rio, nos parece el mas bello, nos resistimos a hacerlos competir. Todos son lugares magnificos.

            La ubicacion mas espectacular y las mejores playas, son las de la ciudad carioca, pero ya quisiera esta, tener un waterfront, como el de Ciudad del Cabo o en frente, una isla como la de Alcatraz, en San Francisco ( las juguetonas focas del muelle, el sky line...).

            Long Street -o guiri street- es la calle mas significativa de Ciudad del Cabo y la mas segura de Africa, con policias cada 200 metros o menos. En ella lucen bellos edificios coloniales, muy bien cuidados. La mayoria se corresponden con sedes de animados bares o alojamientos para mochileros (a precio bastante mas elevado, de lo que puede y desea pagar un trotamundos).
                                                     Ciudad del Cabo
            Anexa a esta calle, se halla la zona monumental. Es peatonal e interesante, aunque demasiado europeizada. Si se quiere tener una hermosa vista del entorno paisajistico, los pobres subimos al encantador barrio de Bo'Kap -de bellas casas bajas y de colores-, ddesde donde se obtiene una bonita vista. Los ricos, por el contrario, abonan sin problemas los 12 euros diarios del autobus turistico y los 18, que cuesta subir en funicular, al magnifico monte Table.

            Si algo diferencia a Cape Town de Rio y San Francisco -al menos en esta epoca- es la casi total ausencia de calima, que impida las buenas vistas. El waterfront -muelle, plagado de restaurantes y centros comerciales, disenados con bastante gusto-, esta apenas a veinte minutos andando de la estacion de tren. Las panoramicas son magnificas. Mientras unos se atiborran a comida rapida sin importarles otra cosa, otros gastan lo que no tienen, en subir a la noria (9 euros), entrar al oceanografico (10 euros), ver la puesta de sol desdeun barco (20 euros)....
                                                                      Ciudad del Cabo
            Es posible, que la imprevision de un pais -que en muchas cosas es del primer mundo y en otras cuantas del tercero-, nos deje aquí atrapados en esta ciudad, hasta despues de Navidad, por falta de transporte hacia todos los destinos. Y eso, que cuando esto escribo, es todavia 20 de diciembre

Largo viaje en tren a Ciudad del Cabo

                                                                                Bluenfontein
Cuando escribimos sobre el viaje, siempre tratamos de ir filtrando, para que os quede lo mas ameno, divertido, chocante, aventurero o curioso, de aquello que nos acontece. Casi nunca, os hablamos de los malos ratos -que los hay y no son pocos- o del esfuerzo que hay que hacer, dia a dia, para atar un cabo con el siguiente. A estas alturas -y van solo doce dias- ya hemos tenido problemas de salud -afortunadamente resueltos-, nos ha tocado buscar algun alojamiento de noche en ciudades inseguras, por culpa de las
esperas de incluso, tres horas, hasta que se llena y parte un microbus.

Ademas, nos hemos empapado con la maldita epoca de lluvias, nos ha tocado pernoctar en algun sitio de dudosa seguridad, hemos sido machacados por los mosquitos en Durban -como ya sabeis- y hemos pasado 23 horas y media, en la tercera clase de un tren, entre Blounfontein y Ciudad del Cabo.

            Ha sido agotador, pero ha merecido la pena. A pesar de que las primeras horas, resultan divertidas y coloridas, luego se tornan exasperantes. Los trenes no estan mal aqui, pero son muy lentos. Aunque, mas confortables -en tercera-, que un Alsa de alli. Los barren a ratos y los banos, para el numero de horas y viajeros -teniendo en cuenta, que en cada vagon van mas de 20 ninos de diversas edades- estan relativamente limpios.
 Ciudad del Cabo
            Somos los unicos blancos, que viajamos en esta clase, pero nadie se asombra, ni es hostil. El alcohol -vino y cerveza- corre a raudales en los compartimentos. Hay un chico, que canta genial -como casi todo
el mundo aqui- todo lo que le encomiendan, con movimientos del mas autentico Michael Jackson.

            Pasan los revisores de cinco en cinco, sin uniforme y con un peto fosforito. Aqui, todo el mundo que es algo importante lo lleva (seguratas, policias...). A pesar de los 30 grados, hay gente tapada con mantas. Varias madres duermen en los asientos, mientras sus vastagos lo hacen en el suelo, a sus pies.

            En los trenes de Sudafrica, todo el mundo hace lo que quiere, sin pensar en si molesta o no: canturrear, poner musica alta en el movil, hablar a voces, beber cerveza tras cerveza estampanando los
cascos contra las vias, tirar los desperdicios por la ventana... En una de esas, un plato de restos de arroz con pollo y salsa, se estrella contra mi cabeza. Nadie se inmuta, mientras trato de no poner
mala cara y escucho mas de veinte veces la palabra "sorry" (lo siento).
                                                                  Ciudad del Cabo
            El viaje es tan largo, que la renovacion del pasaje es, casi constante, en las eternas paradas. Los olores, a lo largo del trayecto, tambien van cambiando. Cuando subimos, apestaba a devuelto infantil. Luego, vinieron eflucios de pollo asado, papas fritas de bolsa, neumaticos quemados...

            Lo peor es, cuando el tren -entre las nueve y las doce de la noche- circula cinco minutos y para veinte, ante semaforos en rojo o en verde, igual da. Como aqui son tan frioleros, el convoy va casi
sellado. El calor, fluidos diversos que campan a sus anchas por el suelo y hedores humanos naturales -afortunadamente, del mismo dia-, hacen el ambiente irrespirable.

            No podemos mas y arriesgandonos a un motin, abrimos nuestra ventana, buscando el aire fresco de la noche, de luna de cuarto menguante. Pero, ni por lo uno ni por lo otro, nadie se desespera en este continente. Saben que no merece la pena. Mientras tanto, un hombre pega un salto y se acomoda para dormir, como si fuera en una litera, en el compartimento superior de los equipajes.
                                                                                    Ciudad del Cabo

lunes, 20 de diciembre de 2010

Lesotho es el Africa, que veniamos buscando

       En Sudafrica, entre las seis y las siete de la tarde, la ciudades desaparecen, mientras va anocheciendo. Toda la infraestructura callejera, se desmonta en minutos y se van formando eternas colas en las paradas de los microbuses, que llevan a los suburbios.

      En casi todos los hoteles te advieten, de que a partir de esa hora, evites la calle. Lo que alienta nuestra paranoia es, que los que insisten, son los que presentan puertas de las habitaciones de papel y cerrojos muy vulnerables.
                                                                   Maseru 
      Lo mejor, que se puede hacer al anochecer es, relajarse tomando cerveza, en el garito mas cercano al hotel. Son sitios autenticos, bien decorados, con billares, musica etnica demasiado alta -que los lugarenos eligen pagando, en las maquinas de discos-, siempre futbol en la tele, espontaneos y espontaneas bailando con arte y definitivamente, buen rollo (hasta las 8 de la tarde, donde ya quedamos, lo peor de cada casa).
 
      Lo mejor del viaje hasta ahora, ha sido nuestro paso de dos dias por Lesotho. Este es el Africa, que venimos buscando y no el de Sudafrica. Mercados vibrantes -algunos puestos, son simplemente, cuatro palos cruzados, que sustentan bolsas de basura-, gente que se desvive por agradarte o para ensenarte a chocar los cinco, en Lesotenho (mucho mas complicado y artistico, que en espanol). Cada vez que haces una foto es un alboroto, lleno de comentarios y risas y de sorpresa agradecida, al verse reflejados en la pantalla de la camara.
 
                                                                                                  Maseru
      El pais es montanoso y cuenta con bellos paisajes, aunque eso es lo de menos, comparado con la calidad humana. Cruzamos la frontera andando. A mitad de camino, de los diez kilometros que nos separan de Butha Buthe, se nos unen dos jovencitas, que nos acompanan durante el resto del camino, entre charlas y cachondeo. Comimos en un puesto superhumilde, lleno de sonrisas y de gente, que nos observaba, con mucha curiosidad. Por diez rands (un euro), degustamos rica carne guisada, con vegetales, salsa de curry y toneladas de Mealie pap -una insipida pasta de harina de maiz, que por si sola, es bastante sosa-.
  Maseru (Lesotho)
      El viajero en Lesotho, es el autentico centro de atencion y de carino. Pasearse por Maeru, es sentirte una estrella de rock o del futbol.
Maseru
      Curiosa ciudad esta: Una rotonda central, separa la calle principal (con algunos bancos, tiendas de ropa y un peculiar centro comercial) de la zona de los puestos destartalados, repartidos por gremios (peluqueros, comidas, ropa y calzado...). es epoca de lluvias y esta ciudad y el pais, tratan de sacar la cabeza de los barrizales y los interminables y profundos charcos. Quien fuera pato, aqui!!!.

sábado, 18 de diciembre de 2010

Rayos y centellas frustran, el primer intento de entrada en Lesotho

                                                                                        Maseru
Estamos empapados hasta los huesos y nuestras mochilas han resultado, casi anegadas. Es verano austral, pero en estas condiciones, estamos temblando de frio. Dos chicos de Bangladesh, empleados de una gasolinera, a doce kilometros de la frontera con Lesotho, nos socorren y nos dan conversacion, despues de haber recibido en nuestras carnes, la primera cornada contundente, del Africa subsahariana.
                   Camino de Bhuta Bhute
            Se nota, que son inmigrantes. No es el sudafricano medio -como ya hemos comprobado varias veces-, una persona que socorra a los extranjeros, que muestre inquietud o curiosidad por ellos o que trate simplemente, de ser simpatico. Tampoco, se muestran hostiles, sino solo indiferentes.
     
            Sin embargo, estos dos nuevos amigos, nos buscan alojamiento, nos invitan a cambiarnos en la gasolinera -inutil, porque todo esta mojado-, nos pretenden convidar a cenar, una vez que estemos instalados y sobre todo, muestran gran curiosidad por nosotros, por Espana, por nuestra comida, los precios, la forma de gobierno y la ruta de nuestro viaje.

            Hace un par de horas, un microbus nos dejo en un cruce, senalandonos la direccion hacia la frontera de Lesotho y asegurandonos su conductor, que era facilmente accesible a pie. Empezamos a andar, reconfirmando la informacion, con un grupo de chicas, que habia en la poco transitada carretera. El cielo, ya nublado desde por la manana, empieza a ennegrecerse de forma envolvente, como nunca habiamos visto antes. Comemos sin deternernos un instante y con las mochilas a cuestas, para alcanzar el destino cuanto antes.
                                                                                                                 Maseru
            Llevamos hechos cuatro kilometros, por tierra de nadie, sin saber si estamos mas cerca del paso fronterizo o de Fouriesburg, el nucleo poblado, mas cercano de Sudafrica. Se levanta una ventolera infernal, que nos arremolina contra la cuneta o que nos lanza, contra el centro de la carretera.

            Caen los primeros rayos y truenos, con un estruendo asustante. Es seguro, que el pararrayos mas cercano,  se halle a varios kilometros de distancia. Un golpe de mala suerte y nos vamos para el otro barrio. Cuando esto esta ocurriendo, hace ya diez minutos, que hemos dado marcha atras.

            El cielo ya no puede oscurecerse mas, cuando enormes bolas de granizo impactan, agresivamente, sobre todas las partes de nuestros cuerpos. Tratamos de parar un vehiculo, en cualquiera de las dos direcciones, pero nadie siquiera, aminora la marcha. Si esto sigue asi -y lo hizo durante cuatro horas-, no solo perderemos nuestras pertenencias, efectivo, moviles y camaras de fotos incluidas, que ya damos por anegados, sino tal vez, algo mas.
                                     Maseru
            Los segundos son minutos y los minutos... Finalmente y al borde del cataclismo, una destartalada furgoneta se detiene. Corremos hacia ella. Aun tenemos, que rebuscar en el equipaje un cuchillo, para cortar la correosa, vieja y sucia cuerda, que ata la puerta de atras.

            Dentro, aun nos seguimos empapando, pero tras recorrer seis kilometros, al fin y exhaustos, recalamos en un lugar seguro. Estos hechos demuestran, que lejos de estar cerca de licenciarnos en Africa, aun asistimos a clases de parvulitos.

miércoles, 15 de diciembre de 2010

Cosas que nos sorprenden de Sudafrica

   Durban     Después de unos cuantos días en Sudáfrica, aun no sabemos, por qué no hay ni motos, ni perros en este país. Lo que si empezamos a tener claro es, que el organismo de un negro subsahariano, se regula de forma distinta al de un blanco. En el interior de algunos autobuses interurbanos y edificios, con mas de 30 grados y bochorno, nosotros sudando y ellos, tan panchos. Algunos, hasta con manga larga y polar. Lo que para nosotros es un horno, para ellos resulta un frigorífico.

       Pero, blancos y negros, si tenemos como punto de confluencia, el fútbol y la cerveza. Disponen de marcas excelentes -se beben en botellas de 75 cl.-, al igual que de vinos.

       Este es el país con más centros comerciales, supermercados, neveras de refrescos, billares y peluquerías, del mundo. ¡¡Lo juro!!. Respecto a estas ultimas, las hay desde las mas elegantes, hasta portátiles, bajo unas lonas en plena  calle. No solo te hacen las típicas trencitas, sino que ofertan hasta 48 cortes distintos para chico, expuestos en un cartel, tan alegremente. Sudáfrica es una nación tan colorida, gracias a su buen gusto: Nunca se ve a una sola mujer mal conjuntada, a pesar de la variedad cromática de sus ropas o con el turbante -o como se llame el gorro/pañuelo- desaliñado.
                                                                                                               Ciudad del Cabo
Hace un par de días, vimos la primera vuvucela. Más bien, nos la trataron de vender a cinco rands (50 céntimos). Era, promocional de Coca Cola y ni sonaba (o nos faltaron pulmones).

Aún, infinidad de gente trata de sacar partido en sus quehaceres diarios, a camisetas amarillas -de baja calidad-, que debieron regalar masivamente, durante el mundial (aunque hoy en los puestos callejeros, te las venden por cuatro euros).

          Nos llevamos grandes recuerdos de Durban, en forma de playas y crisol cultural afroasiático. Pero también, decenas de picaduras de mosquitos. La guerra la perdimos, claramente. Pues, en dos noches, solo seis o siete de ellos causaron baja (menos mal, que esta vez tomamos Lariam, profilaxis contra la malaria.

          Escribo desde Pietersmarizburg, en un decadente bar de las afueras, en un township, al lado de nuestro aún mas decrépito hotel. Las camareras -como si se tratara de la prisión de Alcatraz-, sirven detrás de rejas, por lo que resulta difícil, agarrar tu cerveza (por supuesto, después de soltar el dinero). La televisión y el espacio de maquinas tragaperras, también se hallan enjaulados. Aun así, la vida sigue como si tal cosa.
                                                                                                Pretoria  

jueves, 9 de diciembre de 2010

Primeros dias en Sudafrica

    El unico vestigio del caos aereo, provocado por los controladores hace dos dias es una pintada, en uno de los banos de chicas: “Hace dos anos, que no pintaba en un bano. Controladores, hijos de puta. Me habeis jodido las vacaciones”.
                                           Johannesburgo
                El pequeno avion, rumbo a Tripoli, sale con una hora de retraso. El aeropuerto de esta ciudad es, de los mas arcaicos que hemos visto en el mundo. En una infecta, humeda y calurosa caja de cerillas, nos amontonamos los pasajeros, mirando una pantalla, anterior al nacimiento de Bill Gates; un bar primitivo, con precios del futuro, un estanco gigante –mas que un dutty free, porque solo venden tabaco- y una tienda de recuerdos horteras, completan el triste panorama. Ademas, de las omnipresentes fotos de Gadafi, que asegura haber combinado el socialismo y el Islam, como si fuera tan facil de mezclar, como un ron Pampero, con coca cola.

                Para hacer el transito de un vuelo a otro, en apenas 200 metros, nos piden un par de veces el pasaporte y hasta seis, la tarjeta de embarque. Nos han dado plazas separadas en el avion, a pesar, de que va medio vacio.
                                                                Johannesburgo
                Sin embargo, Afriqiyah Airways es una muy buena linea aerea. Avion Nuevo –casi recien salido del horno- y tres comidas copiosas, en las ocho horas, que dura el vuelo a Johanesburgo. Ni en la guia, ni en intenet, hay informacion fiable sobre como llegar, desde el aeropuerto a la ciudad. Educadamente, todo el mundo nos trata de enganar, para arrimar el ascua a su sardina y sacarnos el dinero. Al final, el que mas honrado y barato nos parece, es un taxista ilegal. Dios mio, estamos yendo con un fuera de la ley, en la que dicen, ciudad mas insegura del mundo!!. Pero, afortunadamente, nuestro instinto no falla.

                Mala fama, no le falta a esta ciudad, pero, no es para tanto. El centro es, absolutamente seguro de dia y por la noche, basta con tomar taxis. Conviene evitar el metro y el tren, que comunica con Pretoria. Johanesburgo, merece mucho mas la pena, de lo que pone en las guias. Muy colorida. Y para comer, te compras tu propia carne en una carniceria y te la haces tu mismo, en las planchas de la calle. Aqui son carnivoros de todo.  Se adquiere la mercancia, se guisa y no preguntes, de que animal se trata.
                                           Durban
                Ayer llegamos a Durban, tras ocho horas de autobus. A las seis de la tarde, la ciudad queda vacia y se torna peligrosa. Nos han tratado de abrir la mochila tres veces, mediante maniobras de despiste. Despues y para relajarnos, hemos matado la tarde en el bar del folkclorico hotel, cerveza tras cerveza. En la Mesilla de la habitacion hay siete condones. Como nos lo vamos a pasar!!.  Fuera de risas, aqui el SIDA es un problema gordo.

                Estamos en la ciudad, donde nos gano Suiza, pero donde en las semis vencimos, a una caballerosa Alemania.

sábado, 4 de diciembre de 2010

Si los controladores aéreos lo permiten, comienza el viaje

            Ayer, nevaba con intensidad. Cuando empezó, ya había anochecido y los hijos de nuestros vecinos de chalet, hacían deformes muñecos de nieve en el parque (que otros críos destrozaron con saña, al día siguiente por la mañana). Me resultó difícil imaginar, que en tan solo tres días, íbamos a pasar de los cinco grados bajo cero de aquí, a los 30 del verano austral, en Johannesburgo. Bueno, claro: siempre que los sinvergüenzas de los controladores aéreos, los militares o quien narices, se haga cargo del tráfico aéreo el lunes, nos lo permita.
                                                                                                                           Reserva de Milwane (Suazilandia)
            Los preparativos del viaje han finalizado con éxito (salvo la baja del teléfono y el ADSL, que la dejamos para el último momento). Incluido el montaje del Árbol de Navidad, que ya lleva colocado en la buhardilla, más de una semana. Aquí se quedará, vigilando nuestro hogar y dándole ambiente navideño, hasta nuestra vuelta, el día que toque.
Bloemfontein (Sudáfrica)
            Si no hay noticias importantes, esta es la última entrada del blog desde España. En poco más de 48 horas, volamos a Johannesburgo y ya será, desde Sudáfrica, desde donde os contemos nuestra aventura. Con mayor o menor frecuencia, dependiendo de los acontecimientos y de la aceptación, que entre vosotros, tenga el blog.

            Gracias por vuestros comentarios, que nos animan un montón

jueves, 2 de diciembre de 2010

Menos de 100 horas para el inicio de esta aventura

                                                                                               Victoria Falls (Zimbabwe)
           Restan, poco más de tres días para nuestra partida. Se respira inquietud. Somos viajeros expertos y conocemos 90 países, pero aún no estamos bautizados, en el África subsahariana. Y eso, que empezamos por la zona VIP del continente, por países como Sudáfrica, Namibia y Botswana (o tal vez no, porque el siguiente destino, después de Pretoria, aún nos es desconocido). Todavía quedan de atar algunos flecos, pero la mayor parte de los preparativos, ya han culminado.



            El martes, 7 de diciembre, sobre las cuatro y media de la madrugada, aterrizaremos en Johannesburgo. En un principio, no pretendemos pisar siquiera esta ciudad. No tiene nada interesante y sí, bastante inseguridad. Así, que partiremos hacia la cercana Pretoria (60 kilómetros).             Johannesburgo (Sudáfrica)



            A partir de aquí, todo son elucubraciones, aunque también hay tomada, alguna decisión. No visitaremos el PN Kruger. Ya habrá sitios, a lo largo del continente, para observar animales (sean los cinco grandes o los siete magníficos). Nos da mala espina, un sitio tan turístico y encima en una época, tan exuberante de vegetación, en la que resulta más difícil, ver a las fieras. También hemos leído unas cuantas opiniones, de gente decepcionada, que se ha ido de esta reserva, viendo muy poca cosa. Las razones de esto deben de ser, la vasta extensión del parque y que los animales, no siempre tienen las mismas costumbres y van a los mismos sitios, a cazar, comer o descansar (como si creo, que ocurre en otros lugares de África, como Tanzania).



            Otra cuestión es, si visitaremos Soweto. Nos encantaría, pero los tours que vimos desde Johannesburgo, no son nada baratos. Me temo, que desde Pretoria, aún lo serán menos. Tal vez, probemos en algún otro township, más adelante, en Ciudad del Cabo (por supuesto, siempre con guía).



            Desde Pretoria, probablemente, partamos hacia Swazilandia (Mbababne), a 349 kilómetros. No sabemos, que es lo que veremos en este país. Posiblemente y por la costa, luego tiremos hasta Durban, a 541 kilómetros (donde perdimos con Suiza, pero ganamos a Alemania, en las semis, de la querida Copa del Mundo). Haremos alguna parada intermedia, por la costa. La ciudad  merece la pena, aunque no es tampoco muy segura (pero, sin paranoias).

                                                                                                                            Reserva de Mlilbane (Suazilandia)



            De ahí, a Pietermaritzburg (78 kilómetros), Ladysmith (160 kilómetros), Bethlehem (174 kilómetros), Clarens (39 kilómetros) y Maseru, en Lesotho (163 kilómetros). Precisamente, en Ladysmith, Dundee y Newcastle decidiremos si hacemos organizada, la Ruta de las Batallas.



            Posteriormente, retornaremos a Sudáfrica, bien hacia Ciudad del Cabo –probablemente, sin pasar por Bloemfontein- (1.091 kilómetros) o Port Elizabeth (674 kilómetros). Es más probable, la segunda hipótesis, para poder acometer las denominadas, montañas Drakensberg y la denominada Ruta Verde: Plettemberg (229 kilómetros, desde Port Elizabeth), Knysna (31 kilómetros), Hout Bay (504 kilómetros) -descartando, Oudtshoom, a 123 kilómetros, al norte de Knysna-, Ciudad del Cabo (20 kilómetros)



            Otra opción, desde Lesotho, es no pasar por Porth Elizabeth e ir directamente, hasta Plettemberg (829 kilómetros). Perdonad tantos datos y cifras, pero a nosotros nos vienen muy bien, para tenerlo almacenado aquí, poder consultar durante el viaje y tomar decisiones.



            Naturalmente, este es el recorrido –sin rastros de reservas animales- más ambicioso y agotador, que probablemente, no cumpliremos nunca, porque las distancias en Sudáfrica, son enormes. ¿Y volar?. Lo que vemos desde aquí, no sale muy barato. Habrá que estar atentos, a que precio tienen los vuelos internos, in situ. Pero, desde luego, hacer en avión un trayecto largo, sería muy agradecido. Y más, cuando después de Ciudad del Cabo, tenemos otra vez que tirar hacia el norte, para conectar con Namibia.

                Ciudad del Cabo (Sudáfrica)

            En cuanto al alojamiento, vamos sin ni siquiera la primera noche reservada. No hemos encontrado buenos precios en internet. Y en relación con la guía, nos llevaremos la completa de África, de Lonely Planet. Queríamos, haber comprado la de la parte oriental, pero le faltan bastantes países, de los que pretendemos visitar.



            Proyección de itinerario en Namibia (no hay nada decidido, ni siquiera visitar el país, pero permitidme almacenar aquí, un pequeño proyecto): Empezaríamos por Noordoewer (685 kilómetros, al norte de Ciudad del Cabo). Desde Springbox, hay 124 kilómetros, a la frontera con Namibia. (Vioolsdrif, lado sudafricano, a 7,5 kilómetros, de la ciudad de Namibia). Luego, Fish River Canyon –espectacular-, Sesriem Canyon, Sossusvlei –que buena pinta tiene-, Windhoek –la capital-, Swakopmund y PN Etosha.



            De ahí, al corredor del Caprivi, al delta del Okawango en Botswana –donde exploraremos el norte, cataratas Victoria y río Zamweze...

                                                         Cuchamano (Mozambique)

            En cuanto a la profilaxis de la malaria, la tomaremos al principio del viaje, hasta llegar a Durban (dado que hay varias zonas de riesgo, en Kwazulu Natal y Swazilandia) y la suspenderemos, hasta alcanzar la capital de Namibia, para volver a retomarla, allí.
                                                             Harare (Zimbabwe)