Este es el blog de algunos de nuestros últimos viajes (principalmente, de los largos). Es la versión de bolsillo de los extensos relatos, que se encuentran en la web, que se enlaza a la derecha. Cualquier consulta o denuncia de contenidos inadecuados, ofensivos o ilegales, que encontréis en los comentarios publicados en los posts, se ruega sean enviadas, a losviajesdeeva@gmail.com.

martes, 28 de febrero de 2017

Cuando las selfis no tenían palo y no daba palo, no hacerse diez selfis al día

Selfie, de 1986
          No voy a comparar juventudes, dado que nosotros salimos perdiendo, de todas todas, porque la nuestra pasó hace ya unos cuantos años y estamos ya más cerca de ser abuelos cebolleta -sin nietos-, que de la difusa adolescencia.

          Por otra parte, no vamos a ser nosotros, quienes critiquemos a la juventud actual, que probablemente, sea la más preparada de la historia de España y por contra, vaya a ser la que lo pase peor en el futuro -tiene toda la pinta-, desde la generación posterior a la guerra civil.

          Siendo abiertamente, máximos defensores de la juventud de esta época, si nos gustaría explicar un par de cosas.
                                                                                          Foto antigua, de 1.971
          1º.- Tenéis, que reivindicaros, por algo más, que ser la generación, que inventó la selfie -autofoto-. Como muestra la foto de arriba y de forma muy analógica y rudimentaria -aunque a nosotros nos pareciera el último grito-, ya se hacían hace más de 30 años. Además, hasta hace bien poco, la humanidad trascurrió su devenir cotidiano sin palos de selfie y sin que no llevar a cabo diez selfis diarias, no diera palo.    

          Y, acaso, ¿no eran selfis los autorretratos, que los pintores se hacían hace bastantes siglos?.

          De forma más digital, ya con los teléfonos móviles con cámara, hace más de diez años, que teníamos por costumbre, hacernos fotos a nosotros mismos en todos los aeropuertos, que pisábamos (y eran muchos).

          También podríamos hablar, de cuando las fotos se hacían con máquinas muy grandes y el fotógrafo -que daba miedo-, se envolvía en una tela negra, como muestra esta otra instantánea. Pero, no viene al caso, viejunear más.
Selfie, en Vigo, en 1.989
          2º.- No hace falta estrujarse y estropearse el cerebro, intentando mezclar palabras ocurrentes, para inventar conceptos distintos, con el inicio de una y el final de la otra. Por ejemplo, “juernes”, mezcla de jueves y viernes o “smombie”, conjunción de smartphone y zombie. Dejadle el trabajo a los publicistas, que son los que viven de esto.

          En los ochenta, sus marketinianos antepasados utilizaban la estrategia de la rima: “Alucina, vecina”; “que risa, tía Felisa”; “que no te enteras, Contreras”; “toma geroma, pastillas de goma”; “de que vas: de Bitter Kas”; “guay del Paraguay”; “la cagaste, Burt Lancaster”; “me piro, vampiro”; “te sales, minerales”...


          Este blog, cada vez está resultando más vintage. ¡Pronto volverán los artículos de viajes!.  

domingo, 26 de febrero de 2017

Rondando los cincuenta. ¡Ya nos vale!

                                                Madrás (Inida) y debajo, cataratas del Nilo Azul (Etiopía)
          A decir verdad, el rodaballo con patatas asadas estaba espectacular, en la última cena de Nochevieja. Había sido cosa de mi padre, desde la compra en el mercado, hasta el delicado asado. Mi modesto y ponderado cuñado, se convirtió, sin discusión y sin pretenderlo, en el rey de la noche. Cazador inpertérrito e impasible, nos consiguió demostrar sin altisonancias, que un salvaje jabalí bien despiezado y preparado, no sabe a brusco bravío y que partido delicadamente, como finas y apetitosas lonchas de embutido, tira hasta a poco sabroso y aún necesita ser aderezado con finas salsas, de abundante cebolla macerada o de agrias manzanas reineta (al gusto, claro).

          Mi tramposa -siempre, quiere ganar a todo y modifica las reglas, cuando le viene a cuenta- y adorada sobrina de siete años, aún no había asimilado y colocado gran parte de las piezas del esqueleto del cuerpo humano, que le habían regalado una semana antes sus abuelos, en Nochebuena. Aún así, tenía la suficiente lucidez para reconocer, sin tapujos, que la muñeca voladora y luminosa, que ella misma había pedido las Navidades pasadas, le había resultado ñoña y frustrante . Tanto, como cuando trató, en aquel entonces y sin éxito, comerse las uvas del año nuevo y se llevó un atrangantón y una mala leche de vértigo, de quien no sabe perder.
Johanesburgo (Sudáfrica)
          Pero, esta vez, mi pareja estuvo hábil, se las peló, se las partió por mitades y la niña gozosa, cumplió su objetivo. El año anterior y con la misma diligencia, mi media naranja y en un natural, aunque intrépido intento, también había tratado de que todos nos abrazáramos tras las campnadas de la suerte, en ejemplar y familiar propósito. Nadie la secundó, cosa razonable, en una familia de estirados, resabiados y de vuelta de todo, pero sorprendéntemente, la semilla germinó y esta vez, estábamos todos besándonos y achuchándonos, como si estuviéramos locos y no fuera posible un mañana o una Nochevieja venidera.
                                                                                                                             Gran Zimbabwe (Zimbabwe)
          Pasados unos minutos de tan noticioso e inesperado evento, mi comedido, cauteloso y correcto cuñado, se atrevió a solicitar una ronda de los ansiados deseos para el inminente curso. Y ahí llegué yo con mi autosuficiencia, en plan Donald Trump y la cagué (con el desatino adicional, dado que ni siquiera, yo lo había prometido en campaña electoral al resto de comensales):

          -“¿Deseos? -dije-: esos son paparruchas navideñas. ¿¡Qué puedo yo desear, si conseguí a la pareja más guapa y simpática de mi pandilla -que además, no se sonroja ante mis crecidas aseveraciones, ni siquiera, ante el envenenado piropo-, si tengo una casa pagada, si atesoro una pasta en el banco, llevo diez años sin trabajar y he visitado unos 125 países, cuando no soñaba alcanzar más de cuarenta, durante mi más tierna y soñadora infancia y adolescencia!?”.
Cuchamano (Mozambique)
          Quizás -entre borbotones de champán y atropellados y odiosos polvorones-, no era la fecha más correcta para poner sobre la mesa tales irrefutables evidencias. 

Afortunadamente y para no fastidiar más, evité dar rienda suelta a mis miserias, ahora, que inapeláblemente, me hallo a escasos meses de franquear la irretornable barrera de los cincuenta.
Delta del Okawango (Botswana)
          Hace 25 años, cuando casi mis hermanas no habían entrado en celo juvenil, yo merendaba, alegremente, en casa de mis padres, mis suegros o los octogenarios abuelos de mi actual cónyuge, que con su cómplice aprobación, fueron los que mejor nos entendieron siempre. Fabulosas anchoas en vinagre, tortillas caseras, patés variados y deliciosos y hasta apestosos filetes de Sajonia 

          Nuestros ambos progenitores, que ya pasaban con cierta holgura el medio siglo, andaban preocupados de cosas tan peregrinas, como, que si salían a la calle e iban discretamente vestidos o en chándal, debian transitar por caminos recónditos, para que no los viera nadie. O, que si una dependienta -supuestamente- les hacía de menos, aunque fuera inconscientemente o de forma figurada, tenían que mostrarse indignados y ofendidos y desenfundar de inmediato, la faltriquera de billetes de diez mil pelas, al más puro estilo del lejano oeste, para consolarse a si mismos, de que no eran unos don nadie de tres al cuarto. Hoy, afortunadamente para ellos, ambas cosas les importan un pimiento.
Bagan (Myanmar)
          El tiempo nos ha atropellado a todos, sin darnos cuenta y sin remisión. A esa similar edad y sin ser víctimas de cuestiones de vestuario inadecuado o fortaleza dineraria en efectivo y sin tener más que un blog, para desasosegar nuestros miedos, dado que no tenemos descendencia a la que dar la barrila, si comenzamos a cimentar en nuestras mentes determinadas certezas, que de forma ligera os resumo, para no dar más el coñazo:

          -La vida no empieza a los cincuenta, como claman algunos frustrados e irrealistas optimistas, basándose en burdos eslóganes de camisetas de cinco euros. Más bien: arrea, tira hasta los cuarenta, haz lo que puedas y luego conserva el botín.
                                                                                                        Anuradhapura (SriLanka)
          -La nostalgia me invadirá hasta, que me muera. No, porque cualquier tiempo pasado fuera mejor, sino porque fueron tan buenos, que son irrepetibles, aunque disfrutáramos de cien vidas.

          -El tiempo, ahora mismo y para nosotros, avanza exponencialmente. Ansiedades, paranoias, dolores varios, depres siniestras... O relanzamos en un breve periodo de tiempos nuestras ansias viajeras -fundamentalmente consistentes, en el séptimo viaje largo- o dormirán en nuestros sueños para siempre.
Colombo (Sri Lanka)
          -¡Nadie debería morirse sin ir, a India, al menos, una vez en la vida!. Si no existiera, habría, que inventarla.

          -Ya no estamos para repetir países, salvo algunos, en concreto. De los 125, que conocemos, no volvería a más de una decena. ¡La inexorable cuenta atrás ha comenzado y nos intimida!.

          -En treinta años de viajes, nos sedujeron y fascinaron los lugareños de cualquier parte, a la vez, que enórmemente, nos decepcionaron la mayor parte de los viajeros (no lo voy a hacer, porque me da pereza, pero este último argumento, daría para diez posts bien largos y argumentados, al menos).

          -Hemos llegado sanos -aunque con muchos miedos-, al cenit deseado de la existencia de un ser humano: la libertad, de hacer casi lo que nos de la gana. Existen muchos infelices, que se pasan la vida merodeando y babeando detrás del poder, como si fuera una infantil piruleta de feria, para dar cuatro lametazos. ¡Allá ellos!.
                                                                                   Kanchipuram (India)
          -Me gusta, a partes iguales, tanto hablar, como escuchar. Ello, incluye y como es marca de la casa, no morderse la lengua, ni hacer cosas, que no queramos.


          -Como en mi más tierna infancia, sigo prefiriendo, escribir, a leer y no es por nada en especial

          -En mi próxima reencarnación, se hace necesario, que modere el consumo de bebidas alcohólicas.

lunes, 13 de febrero de 2017

Euskadi, Asia, Oceanía... ¡Este año puede ser maravilloso!

Phuket (Tailandia)
          El año avanza firme y el duro invierno -en forma de frío extremo o lluvia, al menos, por aquí- no cede, así que disponemos de tiempo suficiente para seguir preparando nuestros próximos proyectos, teniendo como la joya de la corona, custodiada y mimada, el séptimo viaje largo, que se pondrá en marcha en los primeros días de mayo, si nada se tuerce.
Elorrio (Vizcaya)
          En un principio, hemos descartado, casi definitivamente, volar a Bangkok, con Norwegian. Ello es debido, a que para comprar sus fantásticas tarifas -unos 195 euros por tramo-, desde Madrid, vía Oslo, hay que hacerse con los boletos con tres meses de antelación, según hemos comprobado en los buscadores. No nos gusta y tenemos por costumbre, reservar los vuelos de larga duración, con más de una o dos semanas y más, en nuestra incierta, aunque no descontrolada, situación actual.
Bangkok (Tailandia)
          Hemos encontrado una muy buena alternativa, que sería volar, desde Milán Malpensa, con Singapore Airlines, por unos 215 euros. La compañía cuenta con buenas referencias e incluye comidas y bebidas gratuitas, que no ofrece la low cost noruega. A la ciudad italiana, llegaremos con Ryanair, por unos 20 euros, reservando con tiempo. La última vez, que volamos a la capital de Tailandia, nos costó, desde Madrid, unos 275 euros -hace tres años-, por lo que conseguimos una mejor tarifa. En cualquier caso, la flexibilidad de fechas, juega, claramente, a nuestro favor.
                                                                                                        Reserva, de Urdaibai (Vizcaya)
          Por lo demás, nada ha cambiado y tras bajar por Phuket, Krabi y el este, de Malasia, volaremos con Air Asia, a Auckland o Sydeney, cuestión, que aún está por decidir y que tardará en resolverse.

          En cuanto a nuestros planes por la provincia de Vizcaya, ya anunciados en este blog, han avanzado, considerablemente y paso a exponerlos: primera noche y última, en Bilbao y dos, en Guernica -23 euros y 30, respectivamente, siendo en la capital, literas, en dormitorio-, para el siguiente itinerario, a llevar a cabo, a primeros o mediados del mes, que viene:
Islas Perhentian (Malasia)
          Día 1º.- Valladolid-Bilbao (con ALSA).

          Día 2º.- Bilbao-Mundaca (Euskotren). Costeras excursiones por Urbaibai, a Portuondo y Sucarrieta y otra interior, a la cima, Katillotxu, donde debe haber unos dolmenes y alguna cosilla más. Además, Guernica (ya conocida, en bus)

          Día 3º.- Elanchove (bus), monte Ogoño (andando) y Ea (de la misma manera). Vuelta, a Guernica.

          Día 4º.- Kortezubi (cueva de Santimamiñe, andando), bosque de Oma (caminando), Elorrio y Bilbao (ambos en bus, desde Guernica).
                                                                                                        Cueva de Santimamiñe, en Kortezubi (Vizcaya)
          Día 5º.- Balmaseda (en FEVE) y Bilbao.

          Día 6º.- Bilbao-Valladolid (ALSA).

          Decir, que aún no hemos comprado, ni reservado nada. Cuesta encontrar alojamientos económicos y mucho menos, transportes frecuentes, a casi todas partes, lo que resulta una maravilla. La oficina de turismo, de Mundaca, la única, que hemos contactado, funciona de forma excelente y en dos días, nos han mandado un carromato de folletos, mapas y planos. ¡Cómo debería ser, pero casi nunca es, en España!. Qué el ejemplo vasco, en casi todo, ilumine a otras comunidades autónomas, que falta les hace (por ejemplo, a la nuestra).

lunes, 6 de febrero de 2017

En un mes, Vizcaya

        Reserva de la biosfera, de Urdaibai (Vizcaya)
          Gracias a nuestra -en otros tiempos odiada- querida ALSA, es previsible, que a principios de marzo, nos escapemos a la provincia, de Vizcaya. No se puede despreciar, un Valladolid-Bilbao, a 11,25 por tramo y por sentido. Y así, vamos estableciendo la velocidad de crucero necesaria, para arrancar nuestro ansiado séptimo viaje largo.

          El alojamiento en el País Vasco es -y siempre fue- de precio prohibitivo, como comer o salir de cañas y tapas. Pero, hemos encontrado una propuesta, en Bilbao, que a nuestra edad, no es la más conveniente, ni convincente, pero haremos de tripas, corazón. Un hostel, con habitaciones de 21 literas, a 11,65 euros, la pieza. No estamos curtidos en esta forma de alojamiento, pero la hemos usado en situaciones de emergencia (las últimas, en Tel Aviv y Jerusalén, no hace siquiera, tres años).
Valmaseda (Cantabria)
          Y el transporte, a los distintos puntos de interés, tampoco parece un problema serio, porque contamos con FEVE, RENFE y autobuses locales, que parece, que llegan hasta los lugares, casi más inaccesibles.

          Este repentino periplo, se postula de una idea de hace un par de días, así que tenemos unas pocas piezas sueltas y nos queda montar el púzzle. No sabemo0, ni cuantos días estaremos por allí -entre tres y cinco, probablemente-, ni el itinerario concreto, aunque trabajamos con las siguientes propuestas, de forma algo avanzada:
                                                                                                       Cueva de Santimaniñe (Vizcaya)
          1ª.- La más fácil de llevar a cabo: Valmaseda, que en euskera, debe escribirse, con b. Existe una línea de FEVE, que conecta esta bonita localidad, ubicada debajo, de Castrourdiales, con Bilbao.

          2ª.- La segunda menos complicada: Elorrio, a 46 kilómetros al este de la capital de la provincia. Suponemos y esperamos, que el transporte será sencillo, aunque no lo hemos investigado.

          Y quedan por perfilar, las que más a mi apetecen:
Bosque de Oma (Vizcaya)
          3ª.- Elanchone y EA: Dos pueblecitos, cercanos a la ya conocida, Lekeitio, que tienen muy buena pinta y sensacionales referencias en algunos blogs y webs.

          4ª.- Reserva natural de la biosfera, de Urdaibai, entre Mundaka y Busturia. Quedan muchos datos por recopilar, pero volcaremos todos nuestros esfuerzos en conocer esta entretenida zona. En la reserva, parece ser, que existen cuatro rutas bien definidas: encinar cantábrico, campiña y bosque atlántico, marismas y la de mar abierto.

          5ª.- Cueva de Santimaniñe -visita guiada gratuita, de lunes a viernes, en grupos de tan sólo quince personas- y bosque, de Oma.. Para este fantástico plan, se hace necesario, llegar a la pequeña localidad, de Kortezubi, al parecer, famosa porque su alcalde organizó en su tiempo un concurso de feos.
                                                                                                        Elanchone (Vizcaya)
          Hemos descartado otros destinos, como el valle de Karrantxa,, Orduña o Areatza, por no parecernos demasiado interesantes o pillarnos, a trasmano.


          Debemos decir, que lugares, como Bermeo -y Gaztelugache-, Guernica, Lekeitio u Ondarroa, entre otros más, ya los hemos visitado en viajes anteriores.

jueves, 2 de febrero de 2017

Las playas de Suances

                    Las fotos de este post son de las playas de la Concha, los Locos o el Tagle, en Suances (Cantabria)
          En la penúltima tarde del viaje -que fue la única de todos los días, en la que llovió brevemente-, nuestros planes se torcieron. Pensábamos retornar, a Torrelavega, donde habíamos dormido las dos primeras noches, a un precio de 20 euros, la doble. Pero no tenían ninguna libre, por lo que tuvimos, que tirar del plan B: reservar una pequeña alcoba en un modesto hostal, de Cabezón de La Sal, a 25 euros.

          Ello, nos complicaba sobremanera la mañana siguiente, dado que deberíamos levantarnos a las siete, para tomar el FEVE, a Torrelavega, trasladarnos, a la estación de autobuses -distante cuarto de hora- y así poder coger el autobús de la empresa Casanova, con destino a la costera, Suences.

          Después de dos días de pueblos típicos cçantabros y uno de montaña abrupta, habíamos dejado para el último, las playas. Fue un error y debimos hacerlo durante la primera jornada con el día completo disponible y no esta, con sólo medio. Esto imposibilitó, que pudiéramos acercarnos hasta la playa de Santa Justa, que dispone de una ermita enclavada en sus rocas y que en las fotos muestra gran belleza. Se encuentra, a poco más de dos kilómetros, de la des Tagle -o Sable-, que si visitamos.


          El autobús te deja en la plaza central del pueblo o tres kilómetros más abajo, en la playa de la Concha, que es larga, de arena dorada y fina y tiene la forma de su nombre, aunque no es tan clara, como la de San Sebastián. El problema consiste, en que se hace necesario adentrarse mucho para que te cubra, por lo que está recomendada, básicamente, para personas mayores, familias con niños pequeños o gentes poco activas.

          Si se camina hacia la derecha, se enfila hacia las playa de la Ribera y la de la Riberuca, que estaban fuera de nuestros objetivos. Sin tener muy mala pinta, parecen más normales y demasiado turísticas en verano.

          Subiendo unas escalera y caminando un kilómetro, desde la playa de la Concha, se accede a la de los Locos, mucho más salvaje y espectacular, que esta. Estamos en la primeras horas de la mañana y ya está plagada de surferos disfrutando de las magníficas, agitadas e imprevisibles olas. Las vistas desde loa alto del paseo resultan mucho más bonitas, que desde la propia arena, donde se pierde mucha perspectiva.

  
        A 20 increíbles grados de temperatura, un 31 de enero, nos ponemos en marcha a la playa del Tagle, por una vía peatonal -constantemente ascendente, aunque no muy exigente-, que transita junto a la carretera comarcal. No discurre muy cerca del mar o la línea de la costa, aunque a ratos las vistas son muy agradables y escarpadas. Tres kilómetros y medio después, se debe tomar un desvío a la derecha, de más de dos kilómetros, que desciende hasta la playa, que resulta más pequeña, que las anteriores, pero también salvaje, gracias a las áridas rocas, que la rodean. Apenas, nos acompañaron un par de paseantes de perros desbocados.

          Con la cara enrojecida y las piernas castigadas por las agujetas del senderismo del día anterior, pusimos fin a este periplo de cinco días, que nos resultó más más positivo, agradable y sorprendente de lo esperado. Esperamos, que en los próximos meses y antes de empezar el séptimo viajes largo, en mayo del presente año, ALSA nos siga poniendo las cosas tan fáciles para poder llevar a cabo más escapadas por España.

Santo Toriibio, de Liébana y ruta de las ermitas

                               Todas las fotos son de Santo Toribio, de Liébana y de la ruta de las Ermitas (Cantabria)
          En esta entrada, que se va a referir al santuario de Santo Toribio, de Liébana y a la cercana ruta de las ermitas, voy a tratar de resolver todas las dudas, que nosotros teníamos, previamente al viaje. Lamentablemente, ni por teléfono, ni por internet, encontré la forma de solucionarlas, en la mayoría de los casos. Vamos a ello:

          -¿A cuántos kilómetros está Santo Toribio, de Potes?. La pregunta no es menor, si se pretende ir andando, dado que la señalización es equívoca. A la entrada de Ojedo, hay un cartel, que indica, 3 kilómetros. Pero es, que en el desvío y más de dos kilómetros después, hay otra señalización, que vuelve a asegurar esa misma distancia. Para más inri, en la oficina de turismo aseguran, que sonunos 3,5 kms., desde la plaza principal ¡De locos!.

          La realidad es, que se encuentra a 2,5 kilómetros. El primer medio, transita por una acera contigua, a la CA-185 -que va a Fuente Dé- y los otros dos, por la CA-885, cuesta arriba. De camino, no resulta mala idea echar un vistazo a la ermita de San Juan de la Casería, en la localidad de Mieses. Enlace, a google maps: www.google.es/maps/dir/Santo+Toribio/Potes/@43.1525297,-4.6562682,14z/data=!3m1!4b1!4m13!4m12!1m5!1m1!1s0xd49b40502fd4e6d:0xb1ade6de7bb01131!2m2!1d-4.6537532!2d43.1501789!1m5!1m1!1s0xd49b3da00742a67:0x8ba497584455e98c!2m2!1d-4.6237858!2d43.1535814?hl=es


          -¿Resulta peligroso subir andando al santuario?. No, porque hay muy poco tráfico, especialmente, en temporada baja o los días de diario, cual fue nuestro caso. De hecho, la carretera comarcal termina 500 metros después del monasterio, en la ermita de San Miguel, desde donde se divisan magníficas vistas de los Picos de Europa, ahora nevados. En la actualidad, la única y perseverante molestia, son las decenas de máquinas y camiones de obras, que construyen un camino peatonal, que va para largo y que bajo nuestro punto de vista, no tiene ningún sentido.


          -¿Puede cualquier persona, llevar a cabo esta ascensión, caminando?. Definitivamente, no. Hay, que estar medianamente en forma y para lo niños puede hacerse muy pesada. En dos kilómetros, se asciende desde los 291 metros sobre el nivel del mat, a los 410, lo que significa, que cada cien metros recorridos, nos elevamos, 10,95.

         

          -¿Esta cerca la ruta de las ermitas del santuario?. Sí, dado que sale de un camino anejo al propio centro religioso. Sin embargo, no todas se ubican en la misma dirección, ni se encuentran en el mismo estado de conservación, aunque han sido restauradas. Por la misma carretera y sin esfuerzo, se llega a la de San Miguel. Por la senda principal, se accede a la de Santa Catalina, tirando a la derecha y a la de San Pedro, a la izquierda (bien señalizadas). A la Cueva Santa, la Magdalena y a la de Nuestra Señora de los Ángeles, se llega por un esforzado camino ascendente y están a una distancia de un kilómetro, aproximadamente, desde el cruce de caminos ó 1,5 kilómetros, desde el santuario (mal indicadas en la parte avanzada del camino).


          -¿Está bien señalizada y resulta fácil de hacer?. Ni lo uno, ni lo otro, la verdad sea dicha. Al principio y junto al santuario, existen unos cuantos carteles informativos muy eficaces. Luego y durante el desarrollo del recorrido, hay algunos otros, pero no todos los necesarios para no confundirse, especialmente, en el acceso a la Cueva Santa


          La dificultad de esta ruta es media, cómo mínimo, por mucho que algunos tarados sin escrúpulos, os puedan asegurar, que resulta muy fácil y que hasta los niños la pueden hacer, sin mayores dificultades. ¡Nada más alejado de la realidad, salvo para las de San Miguel y Santa Catalina!. Algunos senderistas habituales se confunden, pensando que todo el mundo está a su nivel. Aunque no se muestra peligrosa, casi en ningún tramo, la ascensión se hace exigente, especialmente, si ha llovido o nevado en los día previos -cosa bastante frecuente en esas tierras- y se encuentra llena de barro.

        Decir, para finalizar, que existen otras muchas rutas por esta zona de Camaleño, que dan para que el viajero pueda asentarse, durante varios días, en Potes. Por ejemplo, una de seis horas, entre esta localidad y Fuente Dé, la ruta circular del macizo central de los Picos de Europa, el camino de Piasca o hasta la más ambiciosa Potes-Covadonga, que abarca cerca de 185 kilómetros. Para más información, se puede consultar este enlace especializado: https://es.wikiloc.com/rutas/outdoor/espana/cantabria/camaleno

Potes: una joya escondida

                                                  Todas las fotos de este post son, de Potes (Asturias)
          Como ya dije en otro artículo de este blog, Potes y la comarca de Liébana, eran objetivos largamente perseguidos desde hace tiempo, pero bien por pereza o porque nunca nos pillaban de paso, fueron cayendo en saco roto, durante años. Al fin, hemos cumplido nuestro anhelado deseo y quedado gratamente satisfechos de ambos lugares. En este post, hablamos de Potes y en el siguiente, del monasterio de Liébana y de la ruta de las ermitas.

          Si se procede de la zona oriental de Cantabria, arribar a Potes supone entrar en Asturias, a través de la localidad, de Panes, para retornar a la región cántabra, disfrutando de un delicioso aperitivo paisajístico: el maravilloso desfiladero de Hermida, que discurre junto a un pequeño y serpenteante río, en esta época, sin mucha agua. Creo, que conducir por esta carretera en días de lluvia, temporal de nieve o incluso, en noches de luna nueva, debe encoger el corazón a la mayoría de los mortales.

          Decir, que en vehículo particular, a Potes y al área más cercana de la comarca de Liébana, se puede ir y volver en el día, desde Santander o Torrelavega, siempre que sólo se visite el santuario y no se lleve a cabo la maravillosa ruta de las ermitas, escarpada y cercana a este monasterio. Pero, si se está medianamente en forma y la senda no se halla muy embarrada, merece la pena hacerla, sin duda.

          En transporte público este plan resulta imposible, dado que los autobuses son poco frecuentes -los ofrece la empresa Palomera- y además, parece poco probable, casar bien, la ida y la vuelta. Esto, sin embargo, posibilita una soberana ventaja: pasear de noche por esta localidad o tomar algo en una de las terrazas, junto al río, se convierte en una de las experiencias más agradables y reconfortantes, que se pueden vivir en esta región norteña.

          La desventaja principal y casi única, reside en que los alojamientos en el pueblo son realmente caros y en esta época -como ocurre con muchos restaurantes y otros negocios turísticos-, la mayoría se encuentran hibernando. Una muy buena alternativa, tampoco económica, consiste en alojarse, en Ojedo, dos kilómetros más atrás, que esta conectada, con Potes, por una accesible, aunque angosta acera.

          La oferta gastronómica es variada y barata, incluyendo muchas especialidades gastronómicas regionales o de la propia comarca, como el cocido lebaniego (yo prefiero el montañés, aunque es cuestión de gustos). Destacan los orujos de la zona, de gran fama y aceptación y de sabores tan variados, que algunos resultan inimaginables (por ejemplo, de mojito, como si viniera del mismísimo malecón, de la Habana, distribuido por empresas, como Sierra del Oso, entre otras).

          El pueblo, de poco más de mil habitantes y cuyo mercado se celebra los lunes -se vende rica quesada, chorizo picante o quesos de la zona, como el picón-, concentra sus mayores atractivos a ambos lados del río -separados por tres puentes pétreos-, esparcidos por callejuelas serpenteantes de casas, mayormente, de piedra. Preside la escena una elegante iglesia, varios gruesos torreones y un antiguo templete de música. Pero, los momentos más mágicos, se disfrutan en las laderas del agitado y helado río -muchos patos, ni siquiera se atreven a meterse y transitan por tierra firme-, tanto en la parte más elevada, como en el estrecho paseo, que bordea la orilla.


          Potes, dispone de oficina de turismo, que permanece abierta y atendida por dos chicas, hasta incluso, un triste domingo del mes de enero. También, cuenta con una pequeña estación de autobuses de piedra, ubicada en la misma plaza del pueblo. La calle principal es soportalada en su tramo más comercial. La forma de hablar de sus apacibles gentes, se muestra híbrida, entre lo cántabro y lo asturiano. ¡Viva el crisol!.